Poco o nada se habla de la soledad de la cocina, las horas en que un par de manos se empeñan en exprimir naranjas, pelar patatas o pochar cebollas. Cocinas donde las manos trabajan en cosas mundanas, mientras la cabeza vuela a situaciones por resolver, a recuerdos a veces maravillosos, desilusiones … Si tu cocina contase todo lo que se ha pensado, llorado, rezado o reído en ella, superaría a la mejor novela de ficción. Una soledad que la arquitectura moderna y la decoración actual intentan subsanar con cocinas abiertas al salón y al resto del hogar.
Como yo no tengo opciones de ampliar mi cocina al salón de mi casa, ni las horas de mis fogones encendidos invitan a la tertulia, destierro a la soledad con mi móvil escuchando a gente increíble. Personas a las que, sin haberlas visto, me parece que conozco de toda la vida después de haber cocinado juntos a esas horas intempestivas.
¿Cómo proteger a nuestra familia?
Mis compañeros de fogones son, ni más ni menos, que María Vallejo Nágera, Marian Rojas Estapé, Fernando Alberca y, últimamente, Juan Manuel Cotelo. Este periodista valenciano, cineasta, guionista, actor, productor, padre de familia (y las infinito+1 cosas que pueda llegar a ser), con su conferencia “¿Cómo proteger a nuestra familia?”, cambió el sabor del puré de verduras y de los filetes que estaba preparando, porque los sazonó con ingredientes que enriquecen el alma. Te lo advierto: si no has cocinado con él, te estás perdiendo algo.
Sobre todo, me llamó la atención cómo enfoca un tema, que aparentemente puede parecer baladí, pero que tiene una gran repercusión en la sociedad. Un tema muy candente en estas semanas en las que la nueva ley del aborto ocupa muchas de nuestras conversaciones. Juan Manuel Cotelo nos pregunta en su conferencia:
Nuestra reacción influye
Una vida, aunque sea la del hijo de una madre soltera, aunque sea la del hijo de una madre añosa, o aunque sea la del octavo hijo de una familia. ¿Somos conscientes de que en esa respuesta está nuestra parcela, nuestro flanco a defender? Somos los protagonistas responsables en esa historia, ya que no habrá ningún partido político ni ninguna ley que lleguen a influir tanto en la forma de pensar de la gente que nos rodea como nuestras propias reacciones.
¿Muestras tu alegría profunda, dando la enhorabuena siempre, siempre, sean las condiciones que rodean a esa criatura las que sean? O, por el contrario, ¿eres de los que, en determinados embarazos, preguntas si das la enhorabuena o el pésame? Porque, si eres de estos últimos, permíteme decirte, en primer lugar, que no tiene ninguna gracia, y, en segundo lugar, que estás aportando muy poco a valorar la vida. Una vida que puede esconder a un Beethoven, a un Pascal, a un Di Stéfano o, todavía mejor y más seguro, a un hijo deseado por Dios.
La pregunta impertinente
Por eso, da lo mismo la horrenda pregunta que esta sociedad se atreve a pronunciar sin sonrojarse: si ese hijo ha sido deseado, buscado, o no, por sus padres terrenales. Señoras y señores, en primer lugar, no creo que ninguna pareja en su sano juicio tenga intención de compartir con la clase si su hijo es fruto de una tórrida noche de pasión y desenfreno no programada. No hay pregunta que alcancen mayor nivel de impertinencia… Y, lo más importante: si no ha sido fruto del empeño de sus padres en la tierra, más empeño, más deseo podemos presuponer por parte de Dios para que ese niño viniese al mundo.
La idea de Juan Manuel Cotelo es muy clara: educas, formas, para valorar la vida desde sus inicios. Te alegras con cada anuncio de un nuevo embarazo. ¿Cómo vas a reaccionar ante estas buenas nuevas a partir de ahora? ¿Te animas a cocinar con Juan Manuel Cotelo? ¿Reflexiones de cocina? Why not?
Aquí puedes ver y escuchar su conferencia: