Monseñor Carlos Márquez, recién designado obispo auxiliar de Caracas ha experimentado, literalmente en su propia carne, la misericordia de Dios, tras un accidente mortal. "Ni en mis más locos sueños pensé jamás que sería obispo"
Sobrevivió a un horrendo accidente del cual nadie sabe cómo está vivo. Menos él mismo. Fue el 26 de diciembre de 1991 y, a partir de allí, lo que siguió fueron manifestaciones de Dios en su vida, algunas perceptibles, otras más sutiles. Pero todas decisivas para que su vida diera un giro que jamás imaginó.
«Que sea Él –Dios- el protagonista de este relato, no yo», fue lo único que pidió a Aleteia antes de conversar.