El tiempo de Pascua nos devuelve al corazón del misterio cristiano: Cristo resucitado de entre los muertos. Es el centro de la nueva noticia que los discípulos del crucificado resucitado estamos llamados a llevar a todo el mundo porque, precisamente, “si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación y vana es también vuestra fe” (1 Cor 15,14).
Es un momento oportuno para hablar de la misión de una institución académica pontificia estrechamente vinculada a la misión evangelizadora de la Iglesia. Se trata de un vínculo que el Papa Francisco ha destacado en varias ocasiones, especialmente en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium y en el prefacio de la constitución apostólica Veritatis Gaudium sobre las universidades y facultades eclesiásticas.
Las universidades eclesiásticas son un lugar privilegiado para conocer de forma articulada los fundamentos de la propia fe, para dialogar con las culturas, con “otras ciencias y experiencias humanas” y para “pensar cómo hacer llegar la propuesta del Evangelio a la variedad de contextos culturales y de destinatarios” (cf. EG, 133-134). En este sentido, el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum (APRA) hace suya esta tarea, en su propia misión, formando apóstoles – líderes cristianos profesionales – que colaboren en la misión evangelizadora de la Iglesia, así como promoviendo corrientes de pensamiento que ayuden a impregnar la cultura del espíritu cristiano.
Dicho esto, surge casi espontáneamente la siguiente pregunta: ¿qué formación debemos ofrecer a los evangelizadores del siglo XXI? La respuesta es compleja, en un contexto de “cambio de época”, según una expresión de Papa Francisco. Como Ateneo tratamos de responder con una oferta educativa madurada en el ámbito de un pensamiento nacido de la armonía entre fe y razón, pero en un proceso de continua actualización. Por ello, el objetivo de nuestra oferta académica es estar fuertemente enraizada en su identidad católica conciliando la referencia a los fundamentos de la fe, la seriedad y el rigor científico, la apertura al diálogo con la cultura y las necesidades de los hombres de nuestro tiempo. Todo se plasma en los distintos planes de estudio buscando que los alumnos, además de adquirir unos conocimientos excelentes en un área de conocimiento concreta, aprendan las competencias transversales necesarias para contribuir a la sociedad en la época en la que vivimos.
En este sentido, la formación que ofrece el Ateneo quiere ir más allá de la educación profesional y busca una formación integral. Como dice nuestro ideario, consideramos que “la vida intelectual se enmarca en el escenario más amplio de la vida del hombre que se interroga sobre sí mismo, se relaciona con los demás y busca a Dios”. Por lo tanto, en el marco de la especificidad académica, el APRA pretende ayudar a los alumnos a crecer en todas sus facultades, buscando el desarrollo armónico de la persona en sus diversas dimensiones y contribuyendo así al logro de una adecuada unión de vida” (Ideario, 16).
Queremos que nuestro modus operandi esté impregnado de una tensión evangelizadora. Es una característica en línea con la llamada del Papa a ser una “Iglesia en salida” que quiere “llegar a todas las periferias necesitadas de la luz del Evangelio” (cf. EG, 20). Por ello, además de impregnar con este sello el currículo básico de cada programa, el Ateneo ofrece una serie de asignaturas y actividades orientadas a ampliar el sentido de la misión del cristiano, ya sea sacerdote o laico, que estudia aquí. Además, estas actividades están orientadas a facilitar la adquisición de actitudes y habilidades necesarias a una persona que pretende colaborar en la evangelización. Por supuesto, el punto de partida es la convicción de que Dios hace fructificar nuestro compromiso, y que nos convertimos en colaboradores activos a través del crecimiento y el ejercicio de los talentos que nos ha dado. Por eso hay cursos de dirección espiritual; de pastoral de la confesión; de pastoral familiar; de predicación sagrada; de predicación de ejercicios espirituales; hay actividades de actualización para aprender a leer el magisterio pontificio y los grandes retos culturales de nuestro tiempo para elaborar estrategias de evangelización.
En esta tarea el personal docente de las Facultades e Institutos es muy importante. Además de la especialización en sus propias áreas de conocimiento, buscamos profesionales que tengan las competencias pedagógico-didácticas que les ayuden no sólo a transmitir eficazmente sus conocimientos a los alumnos, sino también a ayudarles a crecer como personas y como cristianos. Una ventaja particular del profesorado actual es también la internacionalidad que representa la catolicidad y facilita el diálogo y la apertura a las diferentes culturas.
La misión se refuerza y concreta en el compromiso y el esfuerzo diario por promover una comunidad académica animada por la búsqueda de la verdad y el deseo de evangelizar el presentey el futuro.
Todo esto es posible también gracias a la generosidad de quienes cada día apoyan nuestras Becas la Investigación Académica y el Desarrollo del Ateneo (para información y detalles Dona ahora upra.org); un valor adicional con un fuerte impacto social, en el que cada año creemos e invertimos más y más.
Con más de 25 años de historia académica, gracias a nuestras 3 Facultades, 4 Institutos y más de 90 Profesores, estamos felices de haber contribuido a la formación profesional de miles de estudiantes – provenientes de todo el mundo (1.382 a.a. 2020-21). Además, más de 13.000 Alumni siguen dando testimonio de la fe y del deseo de innovación que han adquirido.
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Padre José Enrique Oyarzún, L.C. es Magnífico Rector del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum
Hoy celebramos a...