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¡Y el padre peregrino llegó hasta la Virgen del Cobre! ¡Promesa cumplida!

CUBA
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Macky Arenas - publicado el 04/04/22
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El padre cubano que cruzó la isla de largo a largo para pagar una promesa a Nuestra Señora del Cobre ya está de regreso en su hogar. Su testimonio es hermoso: la fe se levantó del piso, donde la había dejado caer

Hace dos meses escribimos para Aleteia sobre las intenciones de un padre cubano de agradecer a la Virgen patrona de Cuba por la salud de su hijo. Su curación la atribuye a la intercesión de La Caridad del Cobre. La manera que eligió para honrarla fue recorrer a pie y “solito” los 900.000 kilómetros que separan a La Habana del extremo oriental del país a fin de llegar a la famosa basílica, subir sus legendarias escalinatas y postrarse ante Ella. ¡Y lo ha conseguido!

El domingo pasado, el obispo de Santiago de Cuba, quien semanalmente celebra misa en ese templo, advertía de la inminente llegada de Omar Quintero. Pedía oraciones por él y recomendaba recibirlo con alegría, pero sin agotarlo demasiado pues lo que había hecho era titánico.

La fe de ese hombre movió a pueblos y campos por donde iba pasando, solo acompañado por un carrito similar a los que se usan para ventas callejeras de comida, solo que él había modificado agregando un nicho protegido por un vidrio, donde llevaba la imagen de la Virgen adornada con flores.

A su paso, Cuba entera lo animaba y asistía. Su hazaña se convirtió en viral. Pues bien, Omar llegó hasta la Virgen, como le había prometido y no sólo eso: ya está de regreso en su hogar familiar donde lo recibió su gente y una persona muy especial, su agradecido hijo. Omar, de 56 años, cumplió a pie ese largo recorrido pues su hijo quedó curado.

La fe se levantó del piso

Sus primeras palabras fueron: «Vengo con más fe, orgullo, amor y bendiciones para el pueblo de Cuba. Le he puesto corazón a mi país. Reviví la fe que estaba en el piso».

Ahora, lo que quiere es crear un grupo de ayuda humanitaria virtual que consiga donaciones para las personas sin recursos. También que anime a los enfermos a no perder la esperanza. «No se rindan y luchen por su vida», es su consejo.

Altar y hogar, todo en 16 metros

Omar, el peregrino pagador de promesas, es un empleado de tiendas de frutas y verduras. Su casa apenas mide apenas 16 metros cuadrados pero allí tiene un altar para la Madre de Dios. Es la jefa de la casa y el espacio, por muy reducido, es primero para ella y luego para él y su familia.

Vale la pena recordar que a su hijo, Lázaro Damel Quintero Bermúdez, un joven «bello y físicamente saludable», se le diagnosticó hace once años una enfermedad mortal: un linfoma de Hodgkin. En este caso un tipo de cáncer que se forma en el sistema linfático. Sus pulmones fueron afectados y los médicos le calculaban apenas unos meses de vida.

«Fue un momento crítico en mi vida, tuve miedo de perder a mi hijo porque eso era lo que se esperaba», rememora Omar con tristeza.

Recuerda que su hijo, de 25 años, estuvo hospitalizado en estado muy grave . No había esperanzas, pero sí para él, cuando se colgó de la Virgen para rogarle por un milagro.

Omar hizo gala de lo que recomienda, no se rindió, se pegó a rezar a la Virgen. Hoy su hijo ha vuelto a su trabajo como empleado en el sector de la salud.

Ahora tiene otra imagen más de su querida Caridad del Cobre: una que le obsequió un escultor que conoció a su paso por la provincia oriental de Camagüey, según relatan las crónicas desde La Habana, ciudad donde reside Omar en su diminuto hogar de la popular barriada de Los Pocitos, en el habanerísimo municipio de Marianao.

Ante “Cachita”, lloró sin poder parar

A pesar de que su hazaña trascendió las fronteras de la isla, él dice que sigue siendo "el mismo de siempre". Y agradece todo el apoyo y la ayuda recibida durante su travesía a pie hasta el Santuario de la Virgen de la Caridad, en El Cobre. “Vengo con más fe, orgullo, amor y bendiciones para el pueblo de Cuba. Le he puesto corazón a mi país”.

Cientos de personas lo recibieron en las afueras de la basílica con cantos y aplausos. Omar no olvida aquél mágico momento y la emoción que sintió. Su mente revive a cada rato cómo finalmente se encontraba subiendo hasta el Santuario, corriendo con su carrito por las escaleras. Y cuando llegó frente a la imagen de la Virgen confiesa: «lloré como un niño más de media hora».

Reconoce que durante el trayecto hubo un momento en el que pensó que no iba a llegar a su destino, el pequeño pueblo de El Cobre, en Santiago de Cuba, donde está el santuario de la Virgen de La Caridad, declarada Patrona de Cuba en 1916 por la Iglesia católica, y conocida como «Cachita» y Oshún en las religiones afrocubanas.

El otro regalo de la Virgen

Pero la Virgen le infundió coraje todo el tiempo y le “regaló” compañeros de ruta, como una joven llamada María Carla que se le unió en Camagüey, y el turista italiano Davide Cuttica, quien se cruzó con él en Ciego de Ávila y le acompañó hasta el final y de regreso a La Habana, mientras transmitía en su blog en las redes sociales el viaje del cubano, que ahora los considera «amigos y familia».

Como bien decía el Arzobispo de la diócesis oriental de Santiago de Cuba, monseñor Dionisio García, Omar libremente escogió esa manera de agradecer y honrar a la Virgen. Y debía ser respetado y acompañado. Eso hicieron sus compatriotas por dondequiera que iba pasando. Otra manera como la patrona de los cubanos reforzó aquella fe que una vez había tirado al piso.

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