“Imágenes que rompen los ojos (y el corazón)”, fue el titular de Aleteia para contar lo sucedido el pasado 28 de marzo cuando el sagrario el Santuario de Lourdes en Santiago fuera profanado.
No obstante, con respecto al verdadero impacto del robo de copones y el lanzamiento de hostias a la calle, el encargado de comentarlo fue el vocero del Arzobispado de Santiago, el padre Andrés Moro, quien dijo lo siguiente:
“Todo asalto a un domicilio, a una comunidad, es siempre doloroso, pero cuando también se atenta contra lo más propio de la fe cristiana, que es el Señor presente en su Cuerpo y Sangre en el Sagrario de una Iglesia o de una capilla, se está dañando la fe profunda de la comunidad”.
“La Iglesia técnicamente considera un sacrilegio cuando se ofende a Dios a través de un acto contra el culto, contra la imagen del Señor o de los santos, o también cuando se daña a la persona humana”, prosiguió Moro, tal cual reproduce la Iglesia de Santiago.