Los sacerdotes y fieles presentes en la misa de 10:30 de la mañana del pasado domingo, en la Catedral Primada de Bogotá, vivieron un difícil momento. Sucedió cuando varios encapuchados que habían ingresado al templo momentos antes, gritaron arengas y se subieron en las bancas al empezar la distribución de la comunión.
El párroco de la Catedral Primada, padre Jorge Marín, dijo a Aleteia que hechos como este indisponen mucho:
“Este es un templo al que todos los domingos ingresan cientos de creyentes y no creyentes, nacionales y extranjeros. Uno por su fe y otros a apreciar el patrimonio artístico que aquí conservamos. Hechos como el de hoy indican claramente que hay quienes exigen derechos y quieren hacer oír su voz pisoteando la dignidad de las otras personas, y eso no es posible”.
El sacerdote explicó que cuando inició la celebración había unos 100 o 150 feligreses, entre los cuales estaban las que protagonizaron el saboteo. “La misa transcurrió en paz hasta el momento de la Comunión, momento que aprovecharon para cubrirse el rostro y empezar a gritar consignas contra el Estado y la Iglesia”.
Contra la Iglesia y el gobierno
“Cuando bendicen fusiles y coronan a la Virgen” gritaba una de las mujeres. Mientras tanto otros se manifestaban a favor del aborto. También leían arengas contra el gobierno, en papeles que les fueron arrebatados por un par de señoras que participaban de la Eucaristía.
El video que circula en redes sociales despertó la indignación de miles de personas ante este irrespeto a la fe católica. Y de inmediato lograron identificar a una de las mujeres que gritaron durante la misa, quien es reconocida por realizar actos similares en la ciudad.
Así lo registró la revista Semana: “La misma mujer encapuchada que interrumpió la misa en la catedral, lanzando gritos, ya ha sido vista en varios puntos de la Capital y pertenece a la llamada Primera Línea. Ella misma ha protagonizado ataque llenos de agresividad contra varios medios de comunicación en la capital de la República”.
Algunos de los presentes intentaron descubrirles el rostro, bajarlos de las bancas. El personal de seguridad trataba de sacarlos del templo, el principal de la ciudad, ubicado en la Plaza de Bolívar, en pleno centro de Bogotá. Después de 3 o 4 minutos fue la Policía quien logró retirarlos.
“Muy triste sabotear pensando que con eso sus derechos serán reivindicados”, agregó el padre Marín. No obstante, a pesar de la situación, pudo continuar la misa hasta el final.
Varios abogados afirmaron en redes sociales que en ese acto de saboteo se configuran delitos y las autoridades aseguraron que están investigando. “Violación flagrante de los derechos a la libertad religiosa, al sentimiento religioso, a la libertad de cultos. Perturbación de ceremonia religiosa”, dijo desde su cuenta de Twitter el reconocido jurista José Gregorio Hernández, exmagistrado de la Corte Constitucional.
La Arquidiócesis de Bogotá también emitió un comunicado:
En 2023, bicentenario de la consagración
"A excepción de días en los que hay turbas gigantes y la Policía nos informa que no hay garantías para mantener el orden, la catedral no la cerramos a pesar de que por aquí pasen manifestaciones", enfatizó Marín en su diálogo con Aleteia.
"La gente debe acostumbrarte a respetarla y cuidarla", aseguró.
"Son casi 200 años de consagración de este templo, por lo cual el padre nos concederá indulgencia plenaria a todos los que lo visiten entre abril de 2022 y abril de 2023", prosiguió.
"Vamos a celebrar el bicentenario bajo el lema 'La Catedral de Bogotá, epicentro de evangelización y cultura para la ciudad y el país'", aclaró.
"De manera que los eventos del jubileo responderán a la liturgia, la evangelización y la cultura", finalizó.