Edgar Oliva es un médico anestesiólogo sobreviviente del COVID-19 en Venezuela. Está jubilado, pero el servicio a sus pacientes en diversos centros de salud públicos y privados, los realiza con el mismo entusiasmo del primer día de sus prácticas universitarias.
Comentó que entre tantas idas y venidas a los hospitales y clínicas no sabe dónde se contagió de coronavirus. “Fue una experiencia terrible”, dijo para Aleteia.
El domingo 13 de marzo, asistió a la “Misa de las Batas Blancas” para agradecer a Dios por su salud. “Me recuperé bastante bien y las secuelas son muy pocas”, aseguró. “Mi recuperación es un motivo de agradecer a Dios, pero también de estar alerta y pedirles a los ciudadanos que no bajen la guardia con las medidas preventivas”.
Desde que se declaró la pandemia en Venezuela, el 12 de marzo de 2020, hasta el 13 de marzo de 2022, han fallecido 5.658 personas por el terrible virus. De ellos, 822 eran miembros del equipo de salud (según datos hasta el 22 de febrero). Así dice el mensaje de Médicos Unidos de Venezuela, MUV, leído en más de 50 eucaristías.
Contexto. Durante los dos años de la pandemia, un estimado de seis millones de personas murieron por coronavirus en el mundo. Aunque los organismos sanitarios piden no relajar las medidas de bioseguridad, Venezuela sigue inmersa en una profunda crisis humanitaria, en la que sus cifras oficiales y estrategias sanitarias son cuestionadas.
De hecho, Nicolás Maduro al “celebrar” el segundo año de la pandemia dijo en su cuenta de Twitter: “A 2 años de la llegada de la Covid-19 a Venezuela, podemos decir que hemos vencido”. Tanto entusiasmo no es admitido por Médicos Unidos de Venezuela.