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Anonymous: los piratas informáticos que nacieron actuando contra una secta

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Jakub Porzycki / NurPhoto / NurPhoto via AFP

Código binario en la pantalla de un portátil y la máscara de Guy Fawkes se ven en esta foto ilustrativa tomada en Cracovia, Polonia, el 1 de marzo de 2022

Luis Santamaría - publicado el 14/03/22

En 2008, lo que era inicialmente un colectivo bromista e informal pasó a los ataques cibernéticos organizados… para desenmascarar a la Cienciología

Con motivo de la guerra de Ucrania y el papel que está teniendo todo lo relativo a la información y la desinformación, ha vuelto a cobrar protagonismo el colectivo Anonymous. Está formado por personas de todo el mundo que, con técnicas de pirateo informático, aseguran luchar por la libertad de información. 

Su mismo nombre apunta al anonimato que guardan celosamente para poder actuar sin miedo a las consecuencias. Son conocidos por identificarse con una ya archiconocida máscara: la que representa a Guy Fawkes, participante en una revuelta de un grupo de católicos en la Inglaterra de comienzos del siglo XVII.

Ahora, tras la invasión rusa de Ucrania, desde el primer momento los integrantes de Anonymous están realizando ciberataques contra el país presidido por Vladímir Putin: desde un envío masivo de correos a la población rusa hasta la aparición de mensajes en pantallas y aplicaciones.

Otra acción consistió en volcar información sobre la guerra en las reseñas de restaurantes de Rusia y Bielorrusia en Google Maps; para hacerla llegar así directamente a los ciudadanos.

Lo que mucha gente no sabe es que Anonymous surgió, en un principio, como fuerza de oposición a una entidad que destaca, entre otras cosas, por su falta de transparencia: la Iglesia de Cienciología (Scientology).

La polémica de los documentos secretos

Pero antes tenemos que retroceder en el tiempo, hasta la década de los 90 del siglo XX, cuando nació Internet. Desde el principio supuso un serio desafío para Cienciología; ya que en 1994 varios ex miembros de esta organización difundieron en Usenet documentación interna. (Y es que ya desde 1991 existía en esta red primigenia un grupo de discusión específico: alt.religion.scientology).

En concreto, se trataba de los materiales que se proporcionan a los adeptos cuando alcanzan el nivel OT VIII (OT quiere decir “thetán operante” en el lenguaje de la secta). Unos contenidos que están reservados de forma exclusiva a los cienciólogos que alcanzan dicho nivel; están sujetos a la disciplina del secreto y sólo se puede acceder a ellos pagando importantes cantidades de dinero. (El académico Hugh B. Urban afirma que “para llegar a OT VIII se necesitaría un mínimo de 350.000 a 400.000 dólares”).

Al ser documentación protegida por los derechos de autor, el Religious Technology Center – entidad cienciológica depositaria de dicha propiedad intelectual – denunció los hechos; y la Justicia condenó tanto a la persona que divulgó los materiales como al servidor de Internet que los había alojado.

Poco después hubo una nueva sentencia condenatoria contra otro ex cienciólogo que había publicado documentos internos de la secta en la red.

A estas sentencias siguió un fuerte enfrentamiento en Internet entre los cienciólogos, que acusaban a sus críticos de haber violado los derechos de autor – algo que corroboraban los pronunciamientos de la Justicia de los EE.UU. –; y los mismos críticos, que respondían acusando a la Iglesia de practicar la censura y atentar contra las libertades de expresión e información.

Así empezó Anonymous

Éste es el contexto que –junto a otros episodios de opacidad informativa y censuras en Internet– originó, en la década siguiente, el nacimiento de Anonymous. (O, más bien, su salto a la actividad organizada, ya que existía desde unos años atrás como un colectivo más informal).

Como explica Urban, “la Cienciología y sus materiales secretos también se convirtieron en un objetivo importante de ataque y ridículo por parte del colectivo independiente llamado Anonymous, que defiende la libertad de expresión en Internet”.

Esto supuso una difusión a gran escala y con un importante efecto mediático de las doctrinas más ocultas del movimiento. En efecto: en febrero de 2008, bajo el nombre de Project Chanology, diversas sedes de Cienciología en todo el mundo fueron el blanco de manifestaciones de personas que llevaban puesta la máscara de Guy Fawkes popularizada por la película V de Vendetta (James McTeigue, 2006), remitiendo así, simbólicamente, a la lucha por la libertad ante el totalitarismo.

Detrás de estas acciones de protesta estaba el colectivo Anonymous; que en un vídeo breve titulado

, publicado en YouTube en enero de 2008 y que alcanzó una considerable difusión, afirmaba lo siguiente:

“Hola, Cienciología. Somos Anonymous. A lo largo de los años, os hemos estado observando. […] Anonymous ha decidido, por lo tanto, que vuestra organización debe ser destruida. […] Os expulsaremos de Internet y desmantelaremos sistemáticamente la Iglesia de Cienciología en su forma actual. No podéis esconderos; estamos en todas partes. No podemos morir; estaremos siempre. Nos hacemos más grandes cada día, y sólo por la fuerza de nuestras ideas, a menudo maliciosas y hostiles. Si queréis otro nombre para vuestro oponente, llamadnos Legión, porque somos muchos. […] El conocimiento es libre. Somos Anonymous. Somos Legión. No perdonamos. No olvidamos. Esperadnos”.

La inmediata reacción de la secta

La publicación de este vídeo fue el pistoletazo de salida para el Project Chanology; que surgió como respuesta de Anonymous a un intento por parte de la Iglesia de eliminar de Internet el vídeo que había publicado un miembro del colectivo. 

En concreto, dicho vídeo recogía algunos fragmentos de una grabación audiovisual interna de la Iglesia protagonizada por Tom Cruise. En ella, el famoso actor cienciólogo hacía afirmaciones que sonaban muy extrañas y exageradas fuera del entorno del movimiento; y por eso la reacción de Cienciología fue, en palabras de D.C. Elliott, “inmediata y brutal”, buscando por todos los medios la supresión del vídeo. 

El contrataque de Anonymous

Pero no menos importante fue la campaña llevada a cabo por Anonymous como respuesta; y que no se limitó al ciberespacio (realizaron ataques de denegación de servicio – DDoS – y lograron paralizar algunas páginas web de la Iglesia, que finalmente trasladó sus dominios de Internet a otra empresa); sino que tuvo un impacto destacado en la calle y en los medios de comunicación. 

Hubo diversas protestas ante las sedes de Cienciología en los meses siguientes. La primera de ellas fue convocada a través de otro vídeo publicado en YouTube bajo el título Call to Action. Anonymous también consiguió que las búsquedas de términos como “secta peligrosa” o “secta de lavado de cerebro” (dangerous cult y brainwashing cult) ofrecieran en Google como primer resultado referencias a Cienciología y, por el contrario, que al buscar “Cienciología” (Scientology), encabezara los resultados una importante web crítica con la secta. 

Desde la Iglesia de Cienciología se consideró a los responsables de estas acciones “un grupo de ciber-terroristas” llevando a cabo “crímenes de odio religioso”.

Sin embargo, como señala el analista Manuel Torres Soriano en un documento publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos, “estas declaraciones divirtieron profundamente a los atacantes, animándoles a seguir por el mismo camino; e incitando a otros a unirse a esta ofensiva contra lo que consideraban eran una secta detestable que empezaba a perder los nervios”.

Una década después, la otra gran operación global de filtración de documentos secretos, Wikileaks, tomó el testigo de Anonymous en la ofensiva contra Cienciología. Pero ésta es otra historia…

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