"Qué bueno eres conmigo oh Señor: seas alabado y bendito por siempre
por el gran amor que derramas sobre mí Dios mío y mi Creador"
Algunas reflexiones en las que Teresa de Ávila habla del Espíritu Santo se transformaron en oración dirigida en primera persona al Espíritu:
Oh Espíritu Santo,
eres Tú quien une mi alma a Dios:
muévela con ardientes deseos
y enciéndela con el fuego de Tu Amor.
Qué bueno eres conmigo oh Señor:
seas alabado y bendito por siempre
por el gran amor
que derramas sobre mí
Dios mío y mi Creador,
¿es posible que haya alguien
que no te ame?
¡Durante mucho tiempo no te amé!
[Oh Espíritu Santo,] concede
al alma mía ser toda de Dios
y servirlo sin ningún interés personal,
sino solo porque es mi Padre y me ama.
¿Acaso hay algo más
que yo pueda desear?
Oh Señor [Jesucristo],
cómo son desproporcionados
nuestros deseos a tus maravillas,
las cuales son más grandes
que cualquier petición nuestra
Oración inspirada en la obra de santa Teresa de Ávila «Pensamientos sobre el amor de Dios» 5,5-6
