“Por otra ruta regresaron a su país.” (Mateo 2, 12). Solo hay una foto y una historia reconstruida a posteriori por fragmentos. La foto es clara: una mujer tendida en el suelo sobre un ventisquero y completamente congelada, muerta.
Situada en la frontera entre Irán y Turquía, es el trágico epílogo del viaje de una madre para dejar un hilo de esperanza para sus hijos. ¿Qué sucedió?
El sacrificio de una madre
La víctima no tiene nombre, a los ojos del mundo entero sigue siendo “una madre afgana”. A principios del nuevo año terminó para ella el desesperado viaje de huida de Afganistán, pero no para sus dos hijos de unos 7 años. Los tres fueron tomados por sorpresa por una tormenta de nieve mientras avanzaban a pie y llegaban a la frontera entre Irán y Turquía.
Para salvar a los niños, la mujer les dio sus propios calcetines para proteger las manos de los pequeños que estaban sin guantes. Se puso dos bolsas de plástico en los pies y de hecho continuó la caminata descalza.