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Argentina: ¡Por fín vuelve el verano misionero»

ARGENTINA

P. Jerzy Marian Faliszek

Esteban Pittaro - publicado el 01/01/22

Con el receso de verano en el hemisferio sur, y con un mayor conocimiento sobre las exigencias de cuidado de la pandemia, los misioneros vuelven a salir

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Después de un año muy duro, con un verano pasado prácticamente sin misión, los grupos misioneros argentinos vuelven a salir al ruedo para sus misiones de verano. Lo necesitaban, ellos, las comunidades que visitan, y también sus propias comunidades. Es que la misión está en el ADN comunitario de la pastoral parroquial, congregacional y escolar por estos lares.

El padre Jerzy Marian Faliszek, SVD, es el Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias en la Argentina. Está ilusionado con lo que viene, como nos cuenta a Aleteia, “después de un año muy duro, el 2020, en el que se frenó todo el movimiento de las salidas misioneras”. Los grupos misioneros, no obstante, “también recrearon su trabajo, y como todos se volcaron a las redes sociales, al zoom, para seguir misionando, pero por supuesto con muchas limitaciones”.

Es que el propio seguimiento de la relación, por las vías virtuales, fue muy difícil porque normalmente los “grupos parten a las zonas sencillas, humildes, al norte del país, al sur, y se dedican sobre todo a la gente sencilla, que no siempre cuenta con la tecnología”. Mayormente, cuenta el padre Faliszek, “se tuvo el contacto con las parroquias, con las comunidades, pues el camino misionero de cada grupo es un camino de acompañar una parroquia hermana, una comunidad hermana, durante varios años”.

Entre la ilusión y los protocolos

Pasada la Navidad, estamos ahora comenzando el momento fuerte de la misión 2021-2022. Muchas misiones de verano comienzan su momento de ‘lío’, y salida, justamente después de año nuevo. El mes de enero es el mes fuerte de las misiones”, explica, y se ilusiona: “Desde hace varios meses tenemos mucho optimismo, alegría de abrirnos, de volver a todos los lugares de la misión, con más entusiasmo, con más fuerzas, una fuerza que se fue acumulando; aunque quizá en algún casos se fue debilitando, por la falta de encuentro en pandemia”.

La nueva ola de contagios está generando renovados llamados y mensajes en los grupos: ¿se hace igual?, ¿se podrá?. Desde Selva, Santiago del Estero, el padre Faliszek hace previsiones… pero recuerda que se viene hablando desde hace tiempo en las OMP de los protocolos para la misión, que naturalmente presenta desafíos como el movimiento interprovincial, el compartir espacios a veces más reducidos, pero hay protocolos. Aunque, está claro, es probable que alguna misión tenga que ser reprogramada de acuerdo al desarrollo epidemiológico. Cada caso está siendo acompañado por un discernimiento específico.

Un movimiento multidireccional

Son cientos los grupos parroquiales, de congregaciones, de diócesis, de colegios, de graduados de colegios, que se preparan para salir al encuentro. Son miles de misioneros, aunque es difícil que todos completen las encuestas que propone OMP para tener un registro. “El movimiento es multidireccional. Pero podemos decir que de Buenos Aires y Gran Buenos Aires salen muchos grupos hacia el norte, hacia Formosa, Chaco, Santiago del Estero, Misiones, Jujuy, y también a la Patagonia. También tengo muchos avisos sobre misiones diocesanas en las que no se parte más allá de la frontera de las diócesis. Además, también hay grupos que recién comienzan su vida misionera, por eso a ellos se les recomienda una misión barrial, en las cercanías geográficas, en el marco de sus propias diócesis. Y esto multiplica y suma a este gran grupo de miles de misioneros”, recapitula.

Una comunidad detrás de los misioneros

Los misioneros son, en general, miembros muy activos de sus parroquias. Se pide de ellos, explica el Director Nacional de las OMP, “que en primer lugar sean testigos de Cristo en su propia parroquia durante el año, que también tengan un compromiso comunitario”. Y cuando salen al encuentro, no lo hacen solos. Durante el año, es habitual que toda la comunidad parroquial se comprometa con actividades para solventar la misión, que adquiera bonos, que junte regalos para ser entregados en las fiestas de reyes a los niños de la comunidad misionada, y sobre todo, recen.

“Se aporta materialmente, y muchos rezan, y apadrinan espiritualmente al grupo”, y en algunos lugares, explica, se hacen “horas santas por los misioneros; en muchos lugares de adoración continua, de manera especial, se reza por los misioneros”. “El tiempo de misión se transforma en un tiempo fuerte para todos, para gran parte de la parroquia. Especialmente de los papás, de los familiares de los misioneros”, completa.

Es que la mayoría de los misioneros son jóvenes. “En general en la Iglesia el movimiento del voluntariado es el movimiento juvenil. Luego los jóvenes son los que tienen su tiempo, aunque también hay gente grande, familias, gente de toda edad que incluso se priva de sus vacaciones, toma licencia de su trabajo y sacrifica su tiempo para la misión. Pero en algunos lugares casi se identifica la pastoral juvenil con grupo misionero”, explica el padre Jerzy. Es para ellos, como define, “una hermosa escuela de vida comunitaria y de compromiso”.

También suele verse como un espacio de descubrimiento vocacional, en congregacoines religiosas, o incluso a nivel diocesano sumando el testimonio de los seminaristas, que encuentran en la misión un ámbito de preparación pastoral óptimo. Además, se trata de una realidad que ya ordenados sacerdotes les tocará acompañar.

“Creo que la mejor manera de promover la misión es con el ejemplo. Cuando un sacerdote, las hermanas, convocan y parten a la misión, esto es un testimonio de las parroquias solidarias donde uno deja su pastoral tradicional, del lugar, para ser solidarios con los lugares menos atendidos”, considera el padre Jerzy.

La propia dinámica de las misiones, de dar continuidad a la pastoral habitual de los parajes misionados, de las familias, requiere del trabajo conjunto de la comunidad parroquial, que a su vez, al misionar, forma y genera nuevos misioneros. “Los misioneros venimos a acompañar y vamos creando misioneros, porque Jesús nos dice vayan, proclamen el Evangelio, pero sobre todo nos dicen vayan y hagan que todos sean discípulos”, sintetiza.

Con protocolos, con cuidados, pero con mucha alegría, con mucha preparación, con mucha sed de misión miles de argentinos dejarán de lado su tiempo de descanso para salir al encuentro de comunidades hermanas. Este año sí. Al fin, verano misionero.

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