La Navidad es también tiempo de familia. Cada año, el Niño Dios nace en Belén y en nuestros hogares. Se pueden preparar actividades para tener a Jesús como centro de las fiestas, y quizás se conviertan en tradiciones navideñas. Tiempo en familia de ocio pero centrándose en el verdadero sentido de la Navidad. Aquí van ocho propuestas:
1Ruta de belenes
Hay auténticos belenes que son obras de arte. Recrean con detalle la vida palestina del siglo primero a través de pequeñas figuras de barro o resina. Con cariño representan las escenas del Nacimiento de Dios en Belén.
En muchos lugares públicos se exhiben para visitarlos. Con organización, se puede elaborar una ruta para ver los más bonitos de la ciudad. Hay que preparar horarios y en su caso adquirir las entradas, para pasear un día en familia yendo de belén en belén y comentando con los niños las distintas escenas.
Es, asimismo, una catequesis familiar en la que se puede enseñar y recrearse en pequeños detalles del Nacimiento que cambió la Historia. Incluso, se puede hacer un pequeño concurso en el que cada miembro de la familia le pone una nota a cada belén, para elegir finalmente como ganador al belén que más puntos haya obtenido. Se puede inmortalizar ese ganador con una foto familiar.
2Comprar cada año una nueva figura para el belén
En casa, con los niños, poner el belén es todo un acontecimiento. A estas alturas ya debería estar puesto. Pero se puede enriquecer cada año con una figura. Son habituales los mercadillos navideños en los que venden todo tipo de decoración.
Ir a uno de ellos en familia y ver, con pausa, las figuras que venden para escoger una, o bien en consenso familiar o bien que cada año elija un miembro de la familia la figura que toca. De esta manera, cada año el belén tendrá siempre un nuevo integrante, que será además protagonista.
3Rezar en familia y elegir un personaje del belén
El belén en casa, con esa nueva figura, no es sólo un adorno. Es también una seña de identidad, una manera de meternos en familia dentro de ese belén. Un viaje en el tiempo 21 siglos atrás. Es un lugar perfecto para rezar en familia, para leer los pasajes del Evangelio del Nacimiento y la infancia de Jesús.
Pero el propio belén nos permite un ‘juego’ más en nuestro rato de oración. Porque en la oscuridad de los días más cortos, alumbrados con las pequeñas luces parpadeantes, podemos meternos en la escena.
Imaginarnos allí, como una figurita más. Hacernos tan pequeños como esos personajes, y acudir al Portal a adorarle. Arrodillarnos, mirar al Niño. Mirar a su exhausta pero hermosísima Madre y a San José, el padre protector. Imaginar el frío de la noche, pero la alegría desbordante.
Sentir el Gozo de ver al Niño Dios recién nacido entre la mula y el buey. También podemos imaginarnos siendo un personaje del belén. ¿Cómo viviríamos ese momento? Por ejemplo, un pastor que ve el anuncio del ángel y deja todo para ir al establo…
O la lavandera que se entera de la noticia. O los Magos que descubren la Estrella de Oriente y se ponen en camino. ¿Qué pensarían al ver al Niño Jesús?
4Componer un villancico
Por supuesto, cantar villancicos no puede faltar en el ‘planning’ navideño. Preparen las panderetas, las guitarras y hasta la botella de anís. La lista de villancicos populares es muy amplia.
Pero hay una opción más. Componer un villancico en familia. Por lo menos la letra. Un ejercicio muy divertido es escoger una canción famosa que entusiasme a nuestros hijos, un tema de su grupo favorito, y adaptarlo. Cambiarle la letra.
En familia se puede ir componiendo, con temática navideña. Y luego cantarlo juntos. Quizás, en las reuniones familiares podamos sorprender a nuestros invitados con una actuación estrella, incorporando ese nuevo villancico a los más tradicionales.
Cada año uno, y al final, al cabo del tiempo, tendremos un repertorio envidiable.
5Hacer una tarjeta navideña y repartirla
Felicitar la Navidad es signo de nuestra alegría, de que queremos hacer partícipes a los demás de nuestro gozo. Es cierto que las nuevas tecnologías han ido terminando con el romanticismo de escribir y enviar postales navideñas.
La falta de tiempo ha hecho que se sustituyan con frecuencia por fotos y mensajes de WhatsApp. Pero no importa. Si se decide hacer una tarjeta, se puede crear y hacer en familia.
Una tarjeta dibujada, una foto familiar, pero con una dedicatoria personalizada. Luego se envía y se reparte entre los seres queridos. Incluso, proponemos una iniciativa muy bonita. Dejar una tarjeta navideña hecha en familia en cada buzón del vecindario.
Es una manera de felicitar la Navidad a quienes tenemos más cerca. Se alegrarán seguro de ver que se les tiene presente. Y –ya se sabe- los ratos de manualidades suelen ser siempre momentos de pasarlo bien.
6Paseo para ver las luces
La Navidad tiene además otros ornamentos típicos que merecen ser contemplados. Se puede hacer un paseo por la ciudad o visitar alguna otra ciudad cercana (o más lejana, según el presupuesto) para empaparse juntos del ambiente navideño.
Los gigantescos árboles, con su significado que pocos conocen: son abetos puntiagudos, que apuntan al Cielo, donde está Dios. Y son además el símbolo de la Vida, la que nos da Dios. Y las luces.
A la Navidad se le llama también la fiesta de la Luz porque nace la Luz del Mundo. Quizás sea bonito poner énfasis en aquellas que verdaderamente tienen algún significado, porque en ocasiones, con las luces hay todo tipo de cosas.
En las ciudades más grandes hasta se puede hacer un recorrido en autobuses preparados para ver la iluminación o hacerlo en el coche familiar.
7Poner la mesa de la celebración en equipo y hacer una bendición especial
Son las celebraciones familiares por excelencia. Y eso implica también trabajar en que todo esté bonito y sea especial para todos. En servir. La familia, como equipo, con alegría, puede hacer de estas tareas no una carga si no algo para disfrutar.
Con villancicos de fondo, poniendo cuidado en que todo esté precioso. La mesa de gala, con detalles y adornos navideños; el menú de chuparse los dedos; el postre cuidado; la bandeja de dulces… Que cada uno se sienta partícipe de la fiesta, también en su preparación.
Y luego, una vez sentados, hacer una bendición de la mesa especial, dar gracias al Niño Jesús por nacer también en nuestro hogar y darnos estos alimentos.
8Dar un regalo a quien no tiene
Ya se sabe que los Reyes Magos son muy generosos. También Santa Claus. Nos dejan a veces muchos regalos. Hay familias que tienen una tradición preciosa que podemos adquirir.
Cada niño elige uno de los regalos que ha recibido y, sin abrirlo, lo entregará a quienes no han tenido la suerte de tener regalos de Reyes o de Nochebuena. Por ejemplo en un orfanato, en Cáritas, o en alguna familia que conozcamos que no tienen apenas recursos.
Es un acto de generosidad que se consigue inculcar desde el momento en que se reciben los regalos, ya que así –desde ese instante- serán conscientes de que van a compartir su alegría con los desfavorecidos. Luego, en familia, se programa la visita adonde se van a entregar.