Como casi un millón de paraguayos, Pedro emigró hasta Argentina en busca de un futuro mejor. Actualmente es propietario de una empresa que fabrica muebles y tiene a toda su familia en Buenos Aires. Sin embargo, su cariño y fe hacia la Virgen de Caacupé lo impulsaron a regresar hacia su tierra natal en una travesía a dos ruedas.
La Virgen de Caacupé, considerada la “patrona de la fe” en Paraguay, celebra su solemnidad este 8 de diciembre. Su fiesta tiene este año como particularidad el regreso de los files, tras el pico de la pandemia del Covid-19 en el país sudamericano.
La llegada en domingo
En coincidencia con el inicio del novenario a Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé, el pasado 29 de noviembre, Pedro partió desde Loma Hermosa, Buenos Aires con destino a la ciudad de la Virgen, situada a unos 340 kilómetros Posadas, frontera entre Argentina y Paraguay. Llegó hasta la Basílica Santuario en la noche del domingo.
“Este año tengo mucho que agradecer a la Virgen de Caacupé y aprovechando que se abrieron las fronteras decidí ir. La pandemia del Covid golpeó muy duro, me tocó superar a la enfermedad en dos ocasiones y mis familiares que enfermaron pudieron sobrevivir”, expresó el peregrino en comunicación con Aleteia.
Pedro comentó que tiene una inmensa devoción hacia la Virgen María, por lo que, en años anteriores, también peregrinó en bicicleta hasta el Santuario Basílica de Nuestra Señora de Luján, en Argentina. “Creo que sin Dios y la Virgen nada sería posible”, expresó.
Pedro es oriundo de la ciudad de San Pedro del Paraná, situada en el Departamento de Itapúa, y reside desde hace 26 años en Argentina.
El peregrino comentó que el trayecto lo realizó por tramos de entre 300 y 400 kilómetros, tomándose un breve descanso durante las noches. “Es una travesía muy agotadora, que exige bastante al cuerpo, pero es la Virgen quien me da fuerzas”, mencionó.
Tras su extenso recorrido, el peregrino llegó hasta Caacupé este domingo. Pedro tuvo la oportunidad de estar cerca de la imagen principal del templo, a quien rindió gratitud con mucha emoción.
Solemnidad de la Virgen de Caacupé
Tras un año a puertas cerradas, la festividad de la Virgen de Caacupé vuelve a contar con peregrinos y fieles en el Santuario Basílica Menor.
Aunque el Ministerio de Salud de Paraguay recomienda que solos los fieles vacunados acudan hasta la Villa Serrana, no se estableció prohibiciones en el marco de la festividad religiosa.
La Iglesia católica insta a que los fieles respeten las medidas sanitarias, más aún estando latente la variante ómicron, que ya está presenta en Brasil, otro país fronterizo con el Paraguay.
La principal celebración en honor a la Virgen se realiza tradicionalmente al amanecer del 8 de diciembre. La misa congrega a cientos de miles de personas en la explanada del templo, quienes, en su mayoría, llegan en peregrinación.
Paraguay espera inmunizar a 4,8 millones de personas contra el Covid-19 antes de fin de año, pero hasta el momento solo se llegó hasta poco más del 60%, ante la poca afluencia de las personas a los centros de vacunación.
Hasta la fecha, el coronavirus se cobró la vida de casi 16.500 personas y se reportaron poco más de 445.000 contagios en una población paraguaya que supera los 7 millones.
Francisco, un devoto de la Virgen de Caacupé
El Santuario de la Virgen de Caacupé fue visitado en 1988 por el papa Juan Pablo II y en el 2016 por Francisco. En la ocasión de su visita, el actual Papa decretó la elevación a Basílica Menor el templo erguido en honor a la Virgen.
Durante su mandato en el Arzobispado de Buenos Aires, el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio acostumbraba a celebrar con los inmigrantes paraguayos una eucaristía especial en honor a la Virgen de Caacupé cada 8 de diciembre.
El término Caacupé surge del idioma guaraní. Su traducción significa “detrás de monte”. Según la leyenda, un indio llamado José fue quien talló su imagen luego de que la Virgen lo ayudó a huir de una tribu que lo perseguía.