El Papa Francisco pide “perdón” a los ortodoxos, en Grecia

En la segunda etapa de su 35 viaje apostólico, en Grecia, el Papa Francisco expresó la “vergüenza” de la Iglesia católica y pidió “perdón” a sus hermanos ortodoxos por los “errores” cometidos contra ellos en el pasado,

Hoy, 4 de diciembre, se reunió con la presidenta Katerina Sakellaropoulou, el primer ministro Kyriakos Mitsotakis y con el arzobispo de la Iglesia ortodoxa de Grecia, Jerónimo II. Posteriormente tuvo un encuentro con la comunidad católica del país.

Francisco, que sigue los pasos de Juan Pablo II después de 20 años, en Grecia, se propone como un “peregrino” ciudadano del mundo (cómo decía Aristóteles), que aboga por la comunión, la unidad y la caridad por los “hermanos” y “hermanas” que sufren.

Francisco ha evitado mostrarse ante los ortodoxos en Grecia como un “maestro”, más bien ha elegido presentarse como un “testigo”, un apóstol de la “misericordia” de Dios para todos.

Y a los católicos ha pedido hoy de emular la “mansedumbre” de Jesús, sin triunfalismos, proselitismos y elegir la “pequeñez” y acoger al otro como Dios lo ha creado y ha tocado su corazón.

Incluso, pidió a los católicos de dialogar con ateos y agnósticos respetando su libertad y pensamiento, así como instó el papa Benedicto XVI, con cercanía y escucha.

En este sentido, ha pedido perdón a los ortodoxos en la isla del Mediterráneo en nombre de la Iglesia Católica por las “incomprensiones” y también evitó con entereza algunas pequeñas provocaciones o frialdad en Atenas.

El Obispo de Roma ha mantenido ‘silencio’ y entereza ante un pequeño incidente; el ataque verbal de un sacerdote ortodoxo griego que le gritó hoy en la calle que era un ‘hereje‘, informó la agencia I.media.

Pocas horas después de aterrizar en Grecia proveniente de Chipre, el Papa fue recibido por el Primado de toda Grecia en la Archidiócesis de Atenas.

Durante este encuentro, el segundo entre ambos tras el de Lesbos en 2016, el obispo de Roma siguió los pasos de su predecesor Juan Pablo II al mostrar arrepentimiento por la falta de diálogo con los ortodoxos.

“Para nuestra vergüenza -lo reconozco en nombre de la Iglesia católica-, acciones y opciones que poco o nada tienen que ver con Jesús y el Evangelio, sino con el afán de lucro y de poder, han marchitado la comunión”, sostuvo.

“La historia tiene peso y hoy siento la necesidad de renovar mi petición de perdón a Dios y a mis hermanos por los errores cometidos por muchos católicos”, añadió.

Unos minutos antes, Jerónimo II había pedido, sin querer “avergonzar” al Papa Francisco, que éste tuviera la valentía y la honestidad de considerar los signos ausentes y las omisiones de sus predecesores.

El patriarca ortodoxo acababa de referirse a la Guerra de la Independencia griega. Según un erudito ortodoxo con el que se puso en contacto la agencia I.media, en 1821 las potencias occidentales y el Vaticano no habían apoyado el movimiento de resistencia civil y cívica de los griegos, entonces bajo dominio otomano.

Por parte de los ortodoxos, se escucharon algunas voces de protesta antes de la llegada del Papa a Grecia. Precisamente, a su llegada al arzobispado ortodoxo, un anciano sacerdote ortodoxo increpó a Francisco gritando en griego: “Papa, eres un hereje“. Más tarde ha sido retenido por la policía griega.

En su discurso, el Papa no volvió sobre este pequeño incidente, prefiriendo destacar las raíces comunes de los cristianos, que comparó con las de los olivos en torno al Mediterráneo: “Están bajo tierra, escondidas, a menudo descuidadas, pero están ahí y es en ellas donde se apoya todo”, son las “raíces apostólicas”, afirmó el Papa.

Lejos de los “venenos del mundo”, el Pontífice instó a que la comunión no se base “en cálculos, estrategias y conveniencias, sino en el único modelo a contemplar: la Santísima Trinidad”. En este sentido, pidió una “purificación de la memoria histórica”. “¿Cómo podemos anunciar el amor de Cristo, que une a las personas, si no estamos unidos entre nosotros?“, cuestionó el Papa con sencillez.

El Papa Francisco recomendó a la minoría cristiana en Grecia, de no buscar la “visibilidad” sino perseguir “gestos sencillos”, poniendo la confianza en “sólo Dios”.

Durante un encuentro con el clero y los religiosos de Grecia, en la catedral de Saint Denis de Atenas, esta tarde, el Papa invitó al pequeño grey griego – menos del 1% de la población – a evangelizar sin hacer proselitismo, a la manera del apóstol Pablo.

En su discurso, el pontífice alabó la tierra griega como “una herencia de la humanidad sobre la que se apoyan los cimientos de Occidente”.

Ante unos 110 representantes de las comunidades religiosas del país, el líder de la Iglesia católica dijo que a pesar del “cansancio” y la “frustración” de ser “una Iglesia con pocos recursos”, les invitó a tener “confianza en la grandeza de Dios, que ama trabajar en nuestra pequeñez”.

En efecto, para el Papa latinoamericano, “el secreto del Reino de Dios está contenido en las cosas pequeñas, en lo que a menudo no se ve y no hace ruido”. Nada de “triunfalismo”, nada de “espíritu de conquista”, nada de “gloria de grandes números o esplendor humano”, insistió: “Todo esto es peligroso”.

Lejos de la “obsesión por las apariencias”, el Papa exhortó al clero y a las personas consagradas: “Bendigan la humildad y acójanla”.

Durante su discurso, el Papa meditó sobre el discurso de San Pablo al Areópago relatado en los Hechos de los Apóstoles, un modelo, según él, de evangelización que empieza por “acoger al otro”; una evangelización que “no impone, sino que propone”, que no se basa “en el proselitismo, sino en la mansedumbre de Jesús”.

El apóstol, observó, no dice a los atenienses “estáis completamente equivocados” o “ahora os enseñaré la verdad”, sino que comienza acogiendo su espíritu religioso. En efecto, evangelizar “no es llenar una vasija vacía, es sobre todo sacar a la luz lo que Dios ya ha empezado a realizar”, subrayó el Papa.

La recomendación final del Papa a los misioneros es tener “una pasión por el conjunto, que nos lleve -católicos, ortodoxos, hermanos de otras confesiones- a escucharnos, a soñar y a trabajar juntos”, incluso con “personas agnósticas o ateas”.

En Jesús, concluyó, Dios “sembró en el corazón del mundo la semilla de la resurrección, el derecho universal a la esperanza”.

Después de este encuentro, el Papa jesuita se reúne en privado con la comunidad de la Compañía de Jesús presente en Grecia en la Nunciatura Apostólica.