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Barbados, una isla situada en el Caribe ha abandonado el pasado colonial y ha dejado a la corona de Inglaterra con un territorio menos. Apenas el pasado lunes 29 de noviembre, a primera hora de la madrugada, Barbados sacudió formalmente un pasado esclavista y un coloniaje de 400 años a cargo de Gran Bretaña.
En Bridgetown, la capital de Barbados, el príncipe Carlos, heredero de la corona y representante de la reina Isabel II en la ceremonia, reconoció la "espantosa atrocidad de la esclavitud" que vivieron los isleños quienes eligieron a su primera presidenta, Sandra Mason de 73 años.
Hacía, exactamente, 55 años que Barbados había declarado la independencia del Reino Unidos, pero fue hasta ahora cuando pasó a ser una República soberana. El acto de investidura de Mason se llevó a cabo en un lugar emblemático de la isla: la Plaza de los Héroes Nacionales, en el corazón de Bridgetown.
Llegó el momento
La decisión de renunciar a la monarquía y optar por la república se tomó hace ya un año, cuando la primera ministra barbadense, Mia Mottley, dijo que "ha llegado el momento de dejar atrás nuestro pasado colonial. Es nuestra declaración definitiva de confianza en quienes somos y lo que somos capaces de lograr".
La isla, un destino turístico muy apreciado en la zona del Caribe, tiene apenas 230,000 habitantes. Mottley había sido la primera mujer en ocupar el cargo de primer ministro y ahora le entrega simbólicamente la estafeta a otra mujer, Sandra Mason, quien era la gobernadora general y representante de Isabel II en Barbados.
La presencia del Príncipe Carlos, sus palabras de reconocimiento del esclavismo que su país había sometido a los habitantes de esta isla (“una mancha para siempre en la historia del Reino Unido”) dan idea de unidad. Como primer acto de su presidencia, Mason otorgó el honor de más alto rango del país, la Orden de la Libertad, al Príncipe de Gales.
Un camino muy largo
El discurso del Príncipe Carlos fue coreado por la multitud que llenó la Plaza de los Héroes Nacionales, sobre todo cuando dijo que "La creación de esta República ofrece un nuevo comienzo, pero también marca un punto en un continuo, un hito en el largo camino que no solo ha recorrido, sino que ha construido".
"Desde los días más oscuros de nuestro pasado, y la espantosa atrocidad de la esclavitud, que mancha para siempre nuestra historia, la gente de esta isla forjó su camino con extraordinaria fortaleza. La emancipación, el autogobierno y la independencia fueron sus puntos de referencia. La libertad, la justicia y la autodeterminación han sido sus guías”, añadió el heredero de la corona inglesa.
Y terminó diciendo: "Su largo viaje la ha traído a este momento, no como su destino, sino como un punto de vista desde el cual contemplar un nuevo horizonte". Un horizonte compartido, pues Barbados ya ha dicho que seguirá siendo parte de la Commonwealth, una organización de 54 miembros de la mayoría de los antiguos territorios británicos.
Cuatro siglos de coloniaje
Si bien es cierto que la multitud jalea al discurso del Príncipe Carlos, no hubo en él algo cercano a la petición de perdón “por las atrocidades” del esclavismo, aunque sí un reconocimiento que, para muchos habitantes de Barbados, no alcanzó a ser lo que esperaban de su “día de la libertad”.
Desde 1625, la corona inglesa reclamó para sí a Barbados. Una expedición a nombre del rey Jaime I de Inglaterra llegó a las costas de esta isla y los ingleses se establecieron en ella un par de años más tarde. "Fue el primer laboratorio del colonialismo inglés en los trópicos", dijo a CNN Richard Drayton, profesor de historia imperial y global en el Kings College de Londres.
"Barbados también proporcionó una importante fuente de riqueza privada en la Inglaterra de los siglos XVII y XVIII", agregó. Y señaló que muchas familias inglesas hicieron fortunas sustanciales con el azúcar y la esclavitud, por lo que algunos críticos consideraron lque, además de las peticiones de perdón debería haber reparaciones financieras de parte de la corona inglesa.