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Tips para cuando tu hijo quiere ir a dormir a casa de amigos

Mi hijo quiere ir a dormir a casa de su amigo

Hryshchyshen Serhii | Shuttersotck

Mar Dorrio - publicado el 24/11/21 - actualizado el 04/01/24

Consejos para el día en que tus hijos vayan a casa de los amiguitos... o para cuando tú seas el anfitrión

¿Te has levantado a las dos de la madrugada para devolver a la amiga de tu hija a su casa cuando se despertó llorando? También ocurre al revés, es decir, tener que ir a recoger a uno de nuestros niños en medio de la noche.

Los niños se parecen muy poco a las uvas cuando de calcular su grado de madurez se trata. No es algo obvio saber si un niño está maduro para ir a dormir a casa de un amigo. Pueden llevar semanas deseando e insistiendo, como oólo ellos saben insistir para, después de dos horas, llamarte hechos un mar de lágrimas pidiéndote que, por favor, los vayas a recoger. Por ello, aquí unos tips para padres de familia:

1
Que tu hijo este acostumbrado

El primer tip cae de cajón: los niños que ya están acostumbrados, que ya han dormido en casa de tíos, abuelos, etc., sin sus padres, pasarán la noche fuera de su zona de confort sin correr demasiados riesgos.

2
Sin compromiso

Al niño le tiene que apetecer; es decir, que no sea un compromiso o una idea de las madres. Sabemos que esto pasa algunas veces.

3
Busca que se sientan cómodos

Llevar un peluche o una manta les hace sentirse como en casa, pero, en su defecto, no hay nada como un hermano para que se sientan -en cualquier lugar- como en su propia casa. Así que, si tienes la oportunidad de que vayan juntos las primeras veces, será estupendo.

4
Confianza en los padres

Es preferible que el niño tenga confianza con los padres anfitriones a que el niño de la casa ostente el título de “”el mejor super-amigo de la clase”.

5
Los alimentos

Puede ser importante darle seguridad con el tema de la comida, decirle qué alimentos va a comer. Son muchos los niños que no se atreven a salir de su casa por saberse malos comedores.

6
Dale seguridad

Es conveniente explicarle que te puede llamar por teléfono en cualquier momento; para ello, puedes escribirle los números de casa en un papel, en caso de que no tenga un teléfono móvil propio. Esto le reconfortará y dará seguridad.

KIDS

Cómo ser un buen anfitrión

Y, ¿qué pasa si eres el padre que invita? Procura que esos invitados pequeñajos estén a gusto. Ser un buen anfitrión no es tarea fácil, pero aquí te compartimos algunos consejos:

Procura no regañar a tu hijo con vehemencia delante de los invitados. Cuando hay invitados, los niños están nerviosos, estridentes, creando un ambiente de histeria generalizada (que se triplica en caso de que sean mujeres). Ten calma.

Esfuérzate en sacar a relucir tu lado más amable y cariñoso, y asume que los invitados no conocen las reglas de convivencia de tu hogar. Exígeles las más esenciales después de explicárselas de una forma simpática. Por ejemplo: “No comemos en el sofá desde que, una tarde, el abuelo dejó unas migas y nos invadieron las hormigas”.

Intenta ser asertivo. No pretendas educar al invitado. Aplica la teología del hogar. Aprenderán más del aire que se respira en tu casa, de cómo los quieres, que de un curso de protocolo y buenos modales.

En cuanto al hijo anfitrión

La ilusión y el nerviosismo del pequeño por pasar la noche con un amigo puede sacar su peor lado a las dos, las tres, o las cuatro de la mañana. Habla mucho con él antes de que esto ocurra. Tiene que estar a la altura. No solo hay que tener madurez para dormir fuera, también hay que tener madurez para recibir en casa. Hazle saber, por ejemplo:

Que no puede consentir que alguien de fuera apisone a sus hermanos en su propia casa. Él tiene que ser quien se ocupe de que esto no ocurra.

Y tampoco puede cansarse de sus amigos y ponerse a jugar él solo un videojuego. Tiene que estar atento a las necesidades de sus invitados, a sus estados de ánimo y preferencias hasta el último minuto.

Sé práctico

Si un niño visitante no tiene consuelo y quiere irse a su casa, no tienes otra opción: ponte algo rápido y llévale a su casa, con una estupenda cara de dormido extremadamente amigable, como si hicieses eso todo los días…

Algo que deben saber los niños

Dormir en casa de un amigo o tener un invitado en casa ha de ser una excepción. Que no se acostumbre. Esto no es una obligación más de la paternidad.

Hemos de enseñar a nuestros hijos a preguntar discretamente -nunca delante del niño, de sus padres, o de otras personas- si el amiguito se puede quedar a dormir. Podemos tener la nevera casi vacía, cansancio acumulado, estar disgustados por un problema familiar o laboral; hay muchas razones por las que el plan puede no ser conveniente y no tenemos por qué dar explicaciones.

¿Ir a casa de desconocidos?

Por último, nuestros hijos tienen que entender que no seríamos buenos padres si les dejásemos ir a casa de personas que no conocemos. Esto va a traer muchas discusiones, sobre todo a medida que avanzan hacia la adolescencia.

Ellos son los que deben evitarnos situaciones comprometidas: si un niño de familia desconocida les invita a su casa, que den gracias por la invitación y contesten que lo van a consultar con sus padres.

En conclusión, estas fiestas de pijamas son como la vida misma: nos dan trabajo, y a veces noches en vela. Pero, a cambio, los niños adquieren madurez e independencia, tanto si van como si reciben. E incluso, son un camino para acercar a las personas a Dios. ¿Te acuerdas de lo que decían de los primeros cristianos?: “¡Mira cómo se aman!”. Que estos pequeños invitados noten cómo se quieren todos en casa.

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