Se llamaba Sebastián (11) y murió de una manera más que atroz en Ecuador. En la tarde del domingo 17 de octubre, en medio de un asalto a una cafetería y heladería en la zona de Guayaquil, el niño recibió un disparo en el corazón, además de otros en el brazo y espalda.
“Mi hija estaba en mis piernas y mi hijo a mi lado derecho. Yo alcancé a tirar al piso a mi hija, pero mi hijo por el miedo salió corriendo hacia su mamá; traté de cogerlo y no alcancé. Y cuando lo cogí del pie y lo tiré al piso, ya le habían alcanzado las balas”, expresó el padre de Sebastián en declaraciones reproducidas por El Universo.
Sebastián murió en medio de un enfrentamiento entre un policía y delincuentes. Su caso, que por estas horas seguía en investigación para conocer desde dónde salieron las balas, no hace más que confirmar una situación compleja en cuanto a la delincuencia y la violencia que se vive en Ecuador desde hace tiempo.
El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, declaró este 18 de octubre el estado de excepción en todo el territorio nacional para luchar contra la delincuencia y el narcotráfico. Se trata de una medida que rige por 60 días y que permite, por ejemplo, que las Fuerzas Armadas puedan trabajar con la Policía en las calles para tomar determinadas acciones.
“Nuestras fuerzas militares y policiales se sentirán con fuerza en las calles, para llevar a cabo controles de armas, inspecciones, patrullaje las 24 horas del día, requisiciones de drogas, entre otras acciones”, expresó Lasso, quien durante su anuncio también hizo referencia al caso de Sebastián, entre otras situaciones de los últimos tiempos.
“Cuando el narcotráfico crece, aumentan también el sicariato, asesinatos, robos a domicilios y vehículos. Más del 70 % de muertes violentas en Guayas está relacionado con el tráfico de drogas”, añadió.
En sitios como Guayas, recuerda también El Universo, se sufre una ola delictiva. Incluso, recientemente, un drama carcelario ha dejado también una situación difícil con más de 100 reclusos fallecidos.
Si bien al cierre de esta edición la Iglesia de Ecuador no había realizado ningún pronunciamiento sobre la actual situación, sí lo había hecho recientemente ante la masacre carcelaria exhortando al cese de la violencia y pidiendo reflexionar sobre el valor de la vida.
Pero también la propia Iglesia, a través del Arzobispado de Guayaquil, había hecho un fuerte llamado a la paz el pasado 21 de septiembre a través de un repique de campanas en los diversos templos.
“Ha sido urgente unirnos en oración y motivar al pueblo creyente a buscar el camino de la reconciliación, dejar de lado resentimientos, el saber dignificar a las personas y estar en contra de las estructuras de violencia que ponen en riesgo la estabilidad de la sociedad y de los valores que representamos como creyentes”, expresó en ese momento el padre Diego Bustamante, uno de los organizadores, tal cual recordaba en una nota la Arquidiócesis de Guayaquil.
Sin dudas, son múltiples los aspectos que merecen respuesta, acción y mirada de misericordia. Además, forma parte de un tema que va más allá de Ecuador y que también afecta a varios países de América Latina.
Entretanto, en medio de estas decisiones -de estado de excepción- que buscan devolver seguridad a los ciudadanos, ahí está el caso de Sebastián y el de su familia. Por ellos, y las víctimas que padecen situaciones similares, una oración.