Detrás del sufrimiento y las necesidades de aquellos que tienen que dejar su lugar de origen para vivir en un lugar mejor también hay personas que buscan aliviar tanto dolor. El caso que más repercusión ha tenido en los últimos días en Sudamérica ha sido el de Chile y un estallido que derivó en ataques. En medio de esto, tal cual publicó Aleteia, “ángeles”.
Pero el caso de aquellas personas y organizaciones de Iglesia que actúan desde el minuto uno en este contexto se extiende más allá del caso puntual. Los ejemplos (a veces invisibles) son notorios a lo largo y ancho del continente.
En Ecuador, donde por estos días es tema de conversación la masacre carcelaria que derivó en la muerte de más de 100 reclusos, también el tema de la migración es recurrente. No solo por los originarios de ese país que en los últimos meses han estado en muchos casos buscando viajar hacia el norte en procura del “sueño americano”. También lo acontecido con personas que están en ese país en situación de movilidad humana. En ese país los migrantes también tienen sus “ángeles”.
Un ejemplo de esto ha sido lo que ha difundido recientemente la Arquidiócesis de Guayaquil con respecto a la atención médica gratuita a migrantes. Según se indicó, “alrededor de 200 personas en situación de movilidad humana participaron de la brigada médica realizada el pasado 30 de septiembre por el Tecnológico Universitario Argos en conjunto con la Pastoral Cáritas, la Cruz Roja y el Refugio Resa”.
La espera para aquellos migrantes ávidos por ser atendidos por estudiantes de enfermería y nutrición del centro educativo se dio en una carpa que protegía del sol. Mientras los más grandes esperaban su turno, los más pequeños se divertían jugando.
“Busca generar un impacto positivo en la sociedad, el poder servir y apoyar a los ciudadanos que están en proceso de movilidad humana que no tienen acceso al sistema de salud y de esta forma contribuir con un ‘granito de arena’ en darles bienestar y sobretodo salud”, comentó en ese momento Montserrat Bustamante, vicerrectora académica del Tecnológico Argos, indica la nota de la Arquidiócesis de Guayaquil.
También se añadió que de alguna manera la problemática aparece debido a que muchos migrantes, en su mayoría venezolanos, no cuentan con seguro social, además de empleo fijo para acceder al sistema de salud. Esta situación, vinculada a la situación legal, hace que estos aportes a través de la atención sean por demás bienvenidos.
En ese sentido, una de las beneficiadas, Yuliana Castro, agradeció la atención que le brindaron tanto a ella como a su hijo. Pero también por poder acceder a medicinas donadas por laboratorios clínicos para prevenir y controlar patologías como la desnutrición infantil, diabetes, entre otras.
En medio de esto, donde proliferan las agresiones, además de preocupaciones por conceptos como discriminación y xenofobia (un reciente informe en Perú dio cuenta de esto) es que este gesto que parece menor en realidad no lo es: es mucho más. Un gesto que da cuenta que el amor a las personas sigue vivo, los “ángeles” siguen actuando. Nadie está solo.