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El Papa Francisco ha reunido hoy a científicos, expertos y líderes religiosos en el Vaticano para el encuentro "Fe y Ciencia hacia el COP26", durante el cual se firmó un llamamiento conjunto antes del evento de Glasgow.
El Papa ha entregado tres puntos que considera importantes para no perder más tiempo. Salvar y cuidar la Casa Común es una prioridad de vida o de muerte. Los científicos desde el Vaticano afirman que la humanidad tiene solo 10 años para revertir el daño ambiental.
“El encuentro de hoy, que une muchas culturas y espiritualidades en un espíritu de fraternidad, no hace más que reforzar la conciencia de que somos miembros de una única familia humana”.
En el discurso entregado a los participantes, Francisco hizo un llamamiento a adoptar comportamientos y acciones basados en la “interdependencia” y la "corresponsabilidad" para contrarrestar las "semillas de conflicto" que causan heridas en el medio ambiente y en la familia humana.
"Todo está conectado, todo en el mundo está íntimamente conectado": la ciencia y la fe, el hombre y la creación. Por ello, es necesario adoptar comportamientos y acciones basadas en “el motor del amor y la vocación al respeto”, para oponerse a esas "semillas de conflicto" como la codicia, la indiferencia, la ignorancia, el miedo y la violencia que causan heridas tanto en el hombre como en la creación.
En el día del primer aniversario de la encíclica Fratelli tutti dedicada a la fraternidad humana, el Papa ha reunido en la Sala de la Bendición a científicos, expertos y líderes religiosos (entre ellos, el gran imán de al-Azhar, Ahmad al-Tayyeb, y el Patriarca de Constantinopla, Bartolomé I) para el encuentro "Fe y Ciencia. Hacia la COP 26".
Un evento que mira también a sacudir las consciencias de quienes tomarán decisiones en la conferencia anual de la ONU sobre el clima que se celebrará en Glasgow (Escocia) del 31 de octubre al 12 de noviembre.
Este miércoles 4 de octubre, asimismo Fiesta de San Francisco, representantes de la ciencia y de la fe, se encontraron en el Vaticano, entre reflexiones, música clásica y momentos de silencio.
Todos los presentes firmaron un llamamiento conjunto en el que ilustraron, entre otras cosas, diversas vías educativas y de acción que deben desarrollarse en favor del cuidado de la casa común.
El Papa entregó el documento al presidente de la COP26, Alok Kumar Sharma, y al ministro de Asuntos Exteriores italiano, Luigi Di Maio.
Francisco ha donado su tiempo a los demás interlocutores, así ha entregado su discurso: "Ustedes tienen la transcripción de lo que tengo que decir ahora y para no salirme del tiempo, que es necesario para que todos hablen, les dejo la transcripción en sus manos, pueden leerla y así podemos seguir adelante en esta celebración”.
El Papa presentó tres puntos claves a los jefes y representantes religiosos:
El Papa indicó que “todo está conectado”: No sólo la ciencia, sino también nuestros credos y nuestras tradiciones espirituales muestran esta conexión que existe entre todos nosotros y el resto de la creación”. Además, sostuvo que “ninguna criatura se basta a sí misma, todas existen en dependencia unas de otras, para complementarse y servirse mutuamente”.
Además, explicó que no se puede actuar solos, es fundamental el compromiso de cada uno por el cuidado de los demás y del ambiente, el compromiso que lleve a un cambio de rumbo que es muy urgente y que se debe alimentar también de nuestra fe y espiritualidad.
Para los cristianos, escribió la mirada de la interdependencia surge del misterio mismo del Dios trino.
El Papa llamó a actuar desde “la fuerza propulsora del amor” que “va reavivada día a día”; esta es una de las grandes aportaciones que nuestros credos y tradiciones espirituales ofrecen para facilitar este cambio de rumbo que nos hace tanta falta”.
“El amor es espejo de una vida espiritual vivida intensamente. Un amor que se extiende a todos, más allá de las fronteras culturales, políticas y sociales”. Esto para superar las “barreras del egoísmo y a romper las paredes del yo”.
El Papa invitó a superar la “cultura del descarte”, y, señaló el documento conjunto firmado en el Vaticano un signo contra las “semillas de conflicto: avidez, indiferencia, ignorancia, miedo, injusticia, inseguridad y violencia”.
Semillas del conflicto que “provocamos en el ambiente como los cambios climáticos, la desertización, la contaminación, la pérdida de biodiversidad”. El Papa insiste en dos aspectos: “el ejemplo y la acción, y el de la educación”.
“Este cuidado es también una vocación al respeto. Respeto por la creación, respeto por el prójimo, respeto por sí mismos y respeto hacia al Creador. Pero también respeto reciproco entre fe y ciencia, para «entrar en un diálogo entre ellas orientado al cuidado de la naturaleza, a la defensa de los pobres, a la construcción de redes de respeto y de fraternidad»”. se lee en el texto del Papa.
“Un respeto que no es el mero reconocimiento abstracto y pasivo del otro, sino vivido de manera empática y activa, con el deseo de conocerlo y entrar en diálogo con él para caminar juntos en este viaje común”.
“La mirada de la interdependencia y del compartir, el motor del amor y la vocación al respeto son las tres claves de lectura que me parecen iluminar nuestro trabajo para el cuidado de la casa común”.
“La COP26 de Glasgow está llamada, urgentemente, a ofrecer respuestas eficaces a la crisis ecológica sin precedentes y a la crisis de valores que vivimos, y así ofrecer una esperanza concreta a las generaciones futuras. Deseamos acompañarla con nuestro compromiso y nuestra cercanía espiritual”, afirmó.
Los líderes religiosos que representan a las principales religiones del mundo se unieron hoy a los científicos en el Vaticano para pedir a la comunidad internacional que aumente su ambición e intensifique su acción climática antes de la COP26.
Cerca de 40 líderes religiosos firmaron el llamamiento conjunto. Este fue presentado por el Papa Francisco al presidente designado de la COP26, Alok Sharma, y al ministro italiano de Asuntos Exteriores, Luigi Di Maio.
Pide que el mundo llegue a cero emisiones netas de carbono lo antes posible para limitar el aumento de la temperatura media mundial a 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales.
Insta a las naciones más ricas y con mayores responsabilidades a que tomen la iniciativa intensificando su acción climática en casa y apoyando financieramente a los países vulnerables para que se adapten y hagan frente al cambio climático.
Insta a los gobiernos a aumentar su ambición y la cooperación internacional en la transición hacia la energía limpia y las prácticas sostenibles de uso de la tierra, los sistemas alimentarios ecológicamente racionales y la financiación responsable.
Compromete a los propios líderes religiosos a una mayor acción climática. En particular, haciendo más por educar e influir en los miembros de sus tradiciones y participando activamente en el debate público sobre cuestiones medioambientales. Los líderes religiosos también apoyarán las acciones para ecologizar los activos de su comunidad, como las propiedades y las inversiones.
Con el tiempo que se agota para restaurar el planeta, los líderes religiosos y los científicos imploran a la comunidad internacional que actúe rápidamente; afirman: "Las generaciones futuras nunca nos perdonarán si perdemos la oportunidad de proteger nuestro hogar común. Hemos heredado un jardín: no debemos dejar un desierto a nuestros hijos".
El llamamiento se produce después de meses de diálogo en los que los líderes religiosos y los científicos han entablado un diálogo con un espíritu de humildad, responsabilidad y respeto mutuo para acordar un deber moral común para hacer frente al cambio climático.
La diversidad de los participantes hace que este sea un momento muy significativo con el potencial de tener un fuerte impacto; no sólo en la COP26, sino también en el estimado 84% de la población mundial que se identifica con una fe.