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«Kike», el obispo que enfrentó a la guardia de Maduro tras deslaves en Mérida

MONS KIKE

@leoperiodista

Macky Arenas - publicado el 03/09/21

Monseñor Luis Enrique Rojas en el candelero, entre los insultos de régimen y el cariño de su rebaño. ¿Quién es este obispo y por qué le hizo frente a la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) que frenaba el ingreso de ayuda humanitaria que llegaba a Tovar?

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Cuando lo vieron frente a los soldados, muchos comentaban: “Demasiado decente ante esos malandros (*1)”. Y es que no podía ser de otra forma. Firmeza ante la injusticia pero sin dejar de ser un caballero. Porque Monseñor “Kike”, como se le conoce desde que era el «Padre Kike» –como aún figura en sus cuentas de internet y redes sociales- es un merideño cabal. Y Mérida se conoce como “La Ciudad de Los Caballeros”. Nació en  la propia capital del estado el 31 de agosto de 1968, en la Cuenca del Chama.

MERIDA

De la propia Cuenca del Chama

Dice para Aleteia:

«Soy merideño de nacimiento y toda mi formación desde mi familia, y académica desde mis primeros años de infancia: escuela, liceo, seminario, universidad, siempre fue en Mérida. Soy merideño de corazón, porque todas mis raíces están aquí. Mi apellido Rojas, se lo debo a mi padre que nació en los pueblos del sur de esta región en Acequias, mi madre de apellido Ruiz, era de La Quebrada, del Estado Trujillo. Toda mi familia es merideña. Mi trabajo en la Iglesia comienza desde muy joven como catequista de mi parroquia y Director del equipo de jóvenes del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, en la Cuenca de El Chama». 

La firmeza de su carácter que combina con una simpatía arrolladora es una de sus cartas de presentación. La sonrisa está siempre en su cara, tanto, que parece un salesiano cuando es un sacerdote secular que, pese a su juventud (53 años), desde hace casi 4 años es obispo auxiliar de Mérida, arquidiócesis demandante, no sólo en  su significación histórica sino también eclesial como territorio sobre el cual ejerce jurisdicción eclesiástica el Arzobispo de Mérida y actual administrador apostólico de Caracas, el cardenal Baltazar Porras Cardozo.

Fue justamente Porras Cardozo quien lo ordenó presbítero el 11 de septiembre de 1999, en la S.I. Catedral Metropolitana Basílica Inmaculada Concepción de Mérida, egresado del emblemático Seminario San Buenaventura de Mérida, del cual llegaría a ser rector.

MONS KIKE

Un pastor comunicador

Quizá lo que explique su dedicación y conexión con su pueblo sea su especialización en  Teología Pastoral, la que obtuvo en la Universidad Lateranense de Roma. Además –pocos lo saben- con mención Teología de la Comunicación Social, lo que le valió ejercer como Director de «Radio Libertad» de Canaguá, donde fue párroco.

Su extraordinario manejo de las relaciones humanas tiene base en una Maestría en Psicología y Consulta, en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum en Roma. Cuando enfrentó a los funcionarios que pretendían cerrar el paso a la ayuda humanitaria en el maltrecho municipio Tovar, mostró sus cualidades en situaciones difíciles, frente a guardias inescrupulosos quienes, sin que se les moviera un músculo ante tanta desgracia fraterna, habrían decomisado esos víveres, ropas  y medicinas de no ser por su enérgica y habilidosa intervención.

Centrado en la formación y defensa de la familia, ha sido Asesor Espiritual de los Encuentros Familiares de Venezuela.

Titular de Unizibira

El 29 de septiembre de 2017, en la S.I. Catedral Metropolitana Basílica Inmaculada Concepción de Mérida, donde era el párroco del momento,  recibió el nombramiento del Papa Francisco como el IV Obispo titular de Unizibira y Auxiliar de Mérida.

Allí se ha venido desempeñando con la responsabilidad de obispo auxiliar, convertido en un apoyo invaluable para Porras Cardozo que vive “a caballo” –mejor dicho, colgado de un avión en vuelo- entre Mérida y Caracas, dos jurisdicciones eclesiásticas, cada una a cual más compleja. Pero el papa Francisco así lo ha dispuesto, por lo que se hace imprescindible contar con un obispo auxiliar de las características personales y espirituales de monseñor «Kike».

«La Iglesia y nosotros como sus representantes -dice convencido- siempre hemos querido mantener buenas relaciones con todas las instituciones del estado: universidad, gobernación, alcaldías, entre otras existentes. Lo que no es secreto para nadie, es que desde hace un tiempo, hasta la actualidad, algunos entes rompieron relaciones con nosotros a nivel nacional, y esto ha perjudicado de muchas maneras dichas relaciones, pero estamos siempre prestos a mantener abierta la posibilidad del diálogo y las conversaciones con quien tengamos que hacerlas por el bien común y de manera especial, por los más desposeídos y sufridos».

Erickvaldo es esperanza

 Cuando Venezuela está en la mira de instancias internacionales por denuncias sobre la presunta comisión de delitos de lesa humanidad durante las protestas de 2014 y 2017, jóvenes venezolanos – muchos de ellos estudiantes- siguen siendo objeto de causas judiciales en las que se han violado el debido proceso, pagando injustamente cárcel sin que se haya demostrado su culpabilidad.

La especial sensibilidad del obispo auxiliar se apreció cuando, en tiempos recientes, un jovencito militante estudiantil, se presentó en la catedral a participar en una misa de acción de gracias oficiada por monseñor «Kike».

El joven había pasado una larga temporada en una cárcel del régimen. Luego de 3 años, 9 meses y 16 días de injusta prisión, el 29 de junio de 2021 Erickvaldo José Márquez Moreno salió en libertad plena. Se le había involucrado en un homicidio,  una clásica maniobra de este tipo de regímenes: inventar delitos para sacar de circulación a los opositores, lo que revela la corrupción del sistema de justicia.  El joven acudió  a la catedral a dar gracias por su liberación. Monseñor «Kike» organizó una vigilia por la libertad de todos los presos políticos. Allí dijo:“La libertad de Erickvaldo es sinónimo de esperanza”.

Se hizo viral la fotografía de Monseñor Kike cuando, presidiendo esa celebración, lo llamó al altar y se fundieron en un abrazo que no sólo hizo brotar lágrimas de todos los presentes y de cuantos la vimos, sino que fue un claro mensaje de solidaridad de padre y pastor ante lo que todos sabían una terrible injusticia.

VENEZUELA

“Digan la verdad”

Como buen comunicador, está siempre dispuesto a conversar con la prensa. Los diarios y radios locales recogen sus frecuentes declaraciones cuando se trata de clamar por alivio a las necesidades de su pueblo. Ello ha ocurrido, especialmente con los constantes apagones que sufren los pueblos andinos. En una oportunidad dijo al Diario Frontera:  «No sé qué término utilizar: si triste, lamentable o qué, ya uno no consigue un término preciso para definir y para descifrar lo que está sucediendo con el fluido eléctrico en el estado Mérida”. 

El periodista Nelson Dugarte escribió sus palabras: ““Hablo específicamente del estado Mérida, pero todos saben que es una situación muy dura a nivel de muchos estados, que esto nos está llevando a un colapso total en lo que significa depender del fluido eléctrico para la realización de muchas actividades diarias. Pero lo que más nos preocupa es el sistema de la salud, la vida diaria de la gente; sobre todo pienso en quienes soportan climas muy cálidos, donde esto es verdaderamente insoportable e inhumano, casi un crimen contra la sociedad que hoy sufre esta situación”, exteriorizó el alto prelado de la Iglesia Católica merideña y venezolana.

Mons Kike tiene un estribillo para el oficialismo: Digan la verdad. “Se le pide de manera muy especial a las instituciones a los organismos competentes encargados de buscarle pronta solución a este problema o de por lo menos explicar con la verdad qué es verdaderamente lo que está sucediendo, sin más engaño ni mentiras con nuestra gente, porque  basta ya, estamos  cansados  de eso, tantas mentiras, tantos engaños, tanta manipulación con lo que verdaderamente está sucediendo y no se dicen las cosas como son. Se requiere una solución pronta a este problema, sentimos no poder más”. Así de claro habla.

Monseñor nos enumera las principales calamidades que enfrenta su pueblo:

«Son muchos los problemas y calamidades que enfrenta nuestro pueblo venezolano, y Mérida no es la excepción, aquí también padecemos lo que sufre toda la población: una economía devastada que cada día destruye en este sentido, a las familias, porque se ven obligadas a desintegrarse y tomar otros rumbos, la falta de insumos para poder cumplir con las exigencias más mínimas y fundamentales en la población, por ejemplo: la escasez de gasolina, gas doméstico, fluido eléctrico, medicinas, la propia alimentación, entre tantos otros. La inseguridad, de los pocos comerciantes, empresarios y productores agrícolas, para sacar sus productos o traer de otras partes para Mérida, se ven totalmente afectados por la situación en las vías cuando se les cobra “vacunas”, por los propios funcionarios que debieran protegerlos y ayudarlos. No hay transporte público que cubra las necesidades, además del debilitamiento de nuestra potencia turística que era el teleférico de Mérida, los parques emblemáticos, las bellezas naturales, el turismo religioso. Todo ha sufrido un deterioro impresionante, y uno de los que más nos duele a los merideños, es la destrucción de la Ilustre Universidad de Los Andes».

Actué como hubiese actuado Cristo en mi lugar

Cuando exigió a los militares despejar el paso a la ayuda humanitaria para la sufrida localidad de Tovar, de inmediato la Conferencia Episcopal y la hermana diócesis del Táchira –cuyo pastor es Monseñor Mario Moronta- reaccionaron uniendo sus voces a la exigencia, evidenciando la inhumanidad de un gobierno nacional que enviaba órdenes para entorpecer los traslados, mientras Maduro “agradecía” al Papa Francisco sus palabras durante el Ángelus para  el pueblo de Mérida. 

Con mucha más fuerza que la melosa frase del mandante,  recorría el mundo la imagen de un obispo apelando a algún rasgo de humanidad entre aquellos que alegaban “órdenes superiores” para dejar morir de hambre y necesidad a su prójimo.

Para Aleteia, el obispo precisa lo ocurrido y  que motivó su reclamo de coraje ante los efectivos militares durante el traslado de la ayuda humanitaria:

«La forma en que se actuó no fue la más correcta, y a la vez, fue el detonante de todo lo que hemos venido viviendo en Mérida, desde hace tiempo, con funcionarios que en vez de cumplir con sus deberes y obligaciones, han destruido la moral de la institución que representan. Yo he sido desde hace algún tiempo, víctima también en alcabalas y puestos de control, donde se abusa de la autoridad y del poder. Desde el día viernes 27 de agosto de 2021, a través de los medios, de las redes sociales, y por relato de personas de alta confiabilidad, nos enteramos de todos los abusos que se estaban cometiendo en la alcabala de La Victoria, con las ayudas enviadas, al lugar de la tragedia del Mocotíes, y el día domingo, yo fui víctima de todo lo que se decía. Creo que un pastor de la Iglesia no puede estar del lado de la injusticia ni de los atropellos que se cometen en un lugar como este. Actué como hubiese actuado Cristo en mi lugar, y en las Sagradas Escrituras hay varios hechos en la vida pública de Jesús, cuando sale en defensa de la gente, y de sus derechos más fundamentales». 

“¡Son unos bichos!”

Acto seguido, Maduro, cual Júpiter tonante, hizo lo que estila cuando su reinado queda desnudo. Repudió lo que llamó una “campaña mediática en redes sociales y medios de comunicación, iniciada por obispos de la Iglesia Católica en Los Andes contra la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) en los trabajos de salvamento tras las torrenciales lluvias provocadas por el cambio climático”.

Y con sus maneras tandelicadas espetó: “¿Ustedes han visto a un viejo de estos con sotana, con una pala aunque sea, ayudando a un merideño?”, tronaba un Maduro que dobla en edad al obispo, que sí, sotana y todo, recorría el lugar, consolaba, distribuía ayuda, palea y hasta pelea. El problema es que los merideños lo quieren muchísimo y por ese baremo miden al que hoy dispara desde el Palacio de Miraflores.

MERIDA

El obispo tiene quien le escriba

“Salgo en defensa de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana –dijo el mandante- y pido respeto y apoyo en Mérida a los soldados que arriesgan sus vidas. ¡Ya basta de agresiones viles, miserables, ni lavan ni prestan la batea y lo que hacen es un show aquí y allá!”.

Todo eso desde las cuatro paredes del Palacio, donde encabezó este jueves una jornada de balance de las obras y ayudas en los diversos frentes de trabajo en entidades afectadas por el mal clima. Ni una señal que permitiera suponer que se haría presente en el lugar para constatar los daños y la situación de los venezolanos que allí perdieron todo. Cualquier mandatario lo habría hecho. Lo hacían siempre antes de la revolución chavista y lo hacen en cualquier parte del mundo donde la tragedia toca las puertas de hogares compatriotas.

La Iglesia Católica si llegó al lugar, de primera y con ayuda. Cáritas a la vanguardia. Más de lo que el régimen podía soportar.

Arremetió Maduro contra los obispos que llevaron ayuda humanitaria a Mérida:

¡Son unos bichos, gritaba desde la cautiva pantalla- con el diablo en la sotana!”. Pero el obispo tiene quien le escriba. La respuesta de los universitarios de la Universidad de Los Andes no se hizo esperar, directa, clara y merecida: “¡Qué caradura este tipo! El diablo eres tú, y bichos son tus esbirros  que asesinan, torturan, hostigan, persiguen y violan los DDHH de los venezolanos».

Desde la Federación de Centros Universitarios de la ULA, solidarios con nuestro obispo Auxiliar, Monseñor Luis Enrique Rojas ‘Padre Kike’, publicaron en su perfil de Twitter. La FCU de la ULA es, tal vez, la más combativa al día de hoy y con una respetable tradición de lucha universitaria en el país.

¿No tiene temor a las represalias?, le preguntamos: «Tengo fe y confianza en Dios, miedo no. Porque el miedo es el peor enemigo del progreso; el miedo ha matado muchos proyectos importantes, el miedo paraliza, y no te deja actuar como debe ser. Sí, soy prudente, y le pido a Dios y a María Santísima, que me den siempre la sabiduría que viene de lo alto para que mi vida siempre esté: dirigida, iluminada, guiada, orientada, y sobre todo, gobernada por Dios. Cuando estamos claros en la misión que Dios nos ha confiado, los valores y derechos fundamentales están por encima del miedo». 

MERIDA

«Ser un obispo en tiempos de pandemia no es fácil»

Sin inmutarse, «Kike» seguía pidiendo ayuda para su pueblo. Señaló como de gran importancia que la población de Tovar se incluya como prioridad en el plan de vacunación contra el COVID-19. Esto debido a que el desastre natural, ocurrido en este municipio y otras zonas, los deja altamente vulnerables ante posibles contagios.

Dijo aRadio Fe y Alegría: “Mérida está pidiendo la vacunación en primer lugar para la zona del Valle del Mocotíes, Pueblos del Sur y las zonas afectadas en este momento. Por supuesto que nosotros lo haremos de manera formal, pero como llevamos horas de la tragedia, yo le pido a las autoridades que se avoquen sobre esto y que puedan cumplirle a la gente con esta necesidad primaria de vacunación”.

Nos dice, sin la menor vacilación:

«Uno de mis primeros retos en estos tiempos de pandemia, es mantener viva la fe de nuestra gente en consonancia con las exigencias que hoy se tienen planteadas en la Iglesia del postcoronavirus, sin descuidar todo el trabajo que la misma institución eclesiástica ha realizado hasta nuestros días. Otro de mis retos en estos momentos, es atender y ayudar al pueblo de Dios en todo lo que me corresponde como pastor según el corazón de Dios, en todo lo que hemos venido viviendo sumado a una pandemia y en esta Iglesia particular de Mérida, representada por el Sr. Cardenal Porras Cardozo, quien es el Arzobispo. Ser un obispo en tiempos de pandemia no es fácil, pero Dios no me pide más de lo que él sabe que estoy en capacidad de dar. Seguiré acompañando a la gente en todas sus necesidades, no solamente enfocado en lo que ocurrió en la zona del Mocotíes, sino atento y pendiente, para ayudar a mis hermanos obispos en sus distintas diócesis, como ellos lo han hecho con nosotros».

Lo cierto –polémicas aparte- es que cada vez que hay un sector afectado por intensas lluvias con sus consiguientes deslaves –lo cual es muy frecuente en esta montañosa zona-  allí está monseñor y está Cáritas llevando, no sólo asistencia, sino también consuelo espiritual.

«Quiero dar gracias a Dios -remata nuestro diálogo-  porque la solidaridad y la fraternidad se han hecho nuevamente presentes a través de Cáritas Internacional, Nacional,las ayudas enviadas, al lugar de la tragedia del Mocotíes, y el día domingo, yo fui víctima de todo lo que se decía. Creo que un pastor de la Iglesia no puede estar del lado de la injusticia ni de los atropellos que se cometen en un lugar como este. Actué como hubiese actuado Cristo en mi lugar, y en las Sagradas Escrituras hay varios hechos en la vida pública de Jesús, cuando sale en defensa de la gente, y de sus derechos más fundamentales».

«Sé que nos espera un final mejor»

Reflexiona para los lectores de Aleteia sobre el momento político y social del país: «Sigo apostando por una mejor Venezuela, en la que todos tengamos oportunidades, y desaparezca de la mente del venezolano, el tener que huir para mejorar sus condiciones de vida. Creo en la Venezuela próspera consagrada al Santísimo Sacramento. Sé que llegará el momento de desenlace de todo este momento histórico que nos ha tocado vivir y Ser un obispo en tiempos de pandemia no es fácil, con un porvenir positivo para todos. Venezuela cuenta con un recurso muy importante para superar la crisis: Su gente y sus valores».

«Todo lo que tengamos que hacer para ayudar a reencontrarnos con la democracia y la libertad, debemos hacerlo y empujarlo, con fuerza y coraje.Si hay que sentarse a hablar con quien no nos gusta y dialogar, debemos hacerlo. Arquidiocesana y parroquial. Es impresionante la activación no solamente de nuestra Iglesia, sino de todas las personas de buen corazón que han respondido en este tiempo. ¿Cómo se explica, que, en un país con tantas necesidades, haya salido tanta gente a trabajar estos días por una causa tan noble y justa como esta? Sólo por medio de la fe y entendiendo la vida que Dios nos ha dado como misión, es que encontramos respuesta», indicó.

«La empresa privada, organismos internacionales, y el más humilde y anónimo, ha ofrecido desde lo poco que puede hacer o dar, su ayuda al necesitado en estos momentos. La feligresía, como siempre, organizada y activada para el momento en que se le llama, desde las parroquias, como grupos de apostolado, y con Cáritas parroquial, han dado la mejor demostración del Evangelio hecho vida, en todas las comunidades.  Se avecinan elecciones, y si hay que salir a votar por la libertad del país y la recuperación de todos los poderes en esta patria, también hay que hacerlo», agregó.

Cuidar el rebaño

Sigue en su rutina. Celebra misas, visita a las familias en sus viviendas, reúne a los jóvenes y los enrola en tareas de beneficio social y vela por el bien común. “¿Que por qué hago esto? -nos dice- pues porque este es el rebaño que Nuestro Señor me encomendó”. Y es que nada humano puede ser indiferente a un sacerdote de Cristo.

MONS KIKE

Como diríamos en criollo: el tufo (*2) a oveja se siente a legua. El diablo debe estar bien lejos de esa digna sotana.

(*1) Bandido, delincuente

(*2) Olor fuerte y casi siempre rancio

Tags:
america latinaayuda humanitariaobispovenezuela
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