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A poco más de dos meses y medio de las elecciones en Nicaragua los ataques en contra de la Iglesia por parte de la pareja presidencial Daniel Ortega-Rosario Murillo han recibido una firme respuesta por parte del cardenal y arzobispo metropolitano de Managua, Leopoldo José Brenes.
Ortega y su esposa Rosario Murillo buscan perpetuarse en el poder y han decidido eliminar todos los obstáculos que pudieran anteponerse a sus pretensiones. Los posibles competidores el 7 de noviembre en las presidenciales están en la cárcel o arraigados, sin derechos políticos vigentes.
Los partidos políticos no afines al régimen implantado por el ex guerrillero sandinista han sido silenciados, las organizaciones no gubernamentales tanto como la poca prensa que había en el país, simplemente han tenido que cesar sus operaciones y sus directivos o están en el exilio o en la cárcel, acusados de traición o lavado de dinero.
Queda la Iglesia católica. Y últimamente las baterías de Ortega-Murillo se han dirigido a sus ministros. Lo más leve que ha calificado a los sacerdotes y obispos de Nicaragua de la pareja presidencial es de “instigadores del odio”. Y ya en camino a la franca acusación, les han tildado de “terroristas”, además de “perversos y malvados” y aliados del demonio.
El cardenal Brenes, al conceder una entrevista al Canal 12 de la televisión de ese país centroamericano, fue enfático al declarar que “la Iglesia no está para complacer los sentimientos de las autoridades, ni tampoco está para complacer los sentimientos y los deseos de líderes o personalidades; sino que el mensaje de la Iglesia siempre va adelante y el mensaje nuestro tiene su base en el amor".
En una frase que recuerda aquella famosa sentencia de Charles de Montalembert (“La Iglesia católica tiene la victoria y la venganza asegurada contra quienes la calumnian, la encadenan o la traicionan: su venganza es pedir por ellos y su victoria es sobrevivirles”, el purpurado nicaragüense dijo a la televisión que los ataques tienen dos mil años y que siempre “la Iglesia ha asistido al funeral de sus perseguidores".
"La orientación que tenemos por el mismo Cristo es orar por aquellos que nos persiguen, por aquellos que nos odian, por aquellos que nos calumnian. Para nosotros lo importante es mantener la paz como la mantuvo Jesucristo ante tantas cosas que le hacían. Al final, a esas personas que nos dicen cosas, la Iglesia los va a atender”, subrayó Brenes.
En cuanto a las acusaciones vertidas desde la casa presidencial y desde otros ámbitos gubernamentales, el arzobispo metropolitano de Managua expresó al medio de comunicación que esas ofensas, a veces, le provocan risa "porque no tienen fundamentos" e insistió que aún por esas personas que los ofenden en las calles siempre van a estar orando.
Cabe señalar que entre el 24 de mayo y el 20 de agosto, la policía y los cuerpos de seguridad del gobierno de Nicaragua han detenido a 34 opositores, el último de ellos Róger Reyes, miembro del Consejo Político de la opositora Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), según confirmó el Ministerio Público en un comunicado.
Por ello la Iglesia católica expresó en su último comunicado de la Comisión de Justicia y Paz de la arquidiócesis de Managua que “no existen condiciones para unas elecciones creíbles y participativas”, tras el encarcelamiento de ciudadanos opositores, incluidos ocho precandidatos a la presidencia y vicepresidencia.
Y menos con los ataques reiterados a la iglesia que congrega a más de la mitad de los habitantes del país.