separateurCreated with Sketch.

Catacumbas de san Marcelino y san Pedro, una joya de la Roma cristiana

CATACOMB
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Maria Paola Daud - publicado el 10/08/21
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Uno de los tesoros poco conocidos de la Ciudad Eterna, donde eran enterrados cristianos muy ricos

Las catacumbas de san Marcelino y san Pedro son una de las 60 catacumbas esparcidas por toda Roma.

Estas se encuentran en la actual Casilina, vía que antes era llamada Labicana, en la zona ad duas lauros, es decir, en los dos laureles, debido a dos grandes arbustos que se encontraban en la entrada de la residencia del emperador Constantino.

Dentro de la residencia imperial ad duas lauros, el emperador Constantino construyó, entre el 315 y el 325 d.C., el mausoleo dinástico en el que sería enterrada su madre Elena.

Toda esta área con las zonas limítrofes fue donada por el emperador a su madre, por eso las catacumbas que fueron excavadas entre los siglos III y V d. C. también eran llamadas catacumbas de santa Elena.

Estas catacumbas acogieron a cristianos muy ricos, por eso está adornada de maravillosos frescos de los cuáles muchos quedaron para la posteridad, con ayuda de las técnicas láser actual.

Las catacumbas fueron dedicadas a los santos Marcelino y Pedro, ya que allí se conservan sus cuerpos, gracias a la matrona romana Lucilla. Ella les dio una sepultura cristiana luego del cruel martirio llevado a cabo por mandato del emperador Diocleciano en el año 304.

La primera noticia del martirio de los dos  santos nos la transmitió Dámaso (m. 384), quien da fe de haberla aprendido en su juventud de boca del mismo verdugo.

De acuerdo con el testimonio del Papa, el juez había ordenado que los dos mártires fueran decapitados en las profundidades de un bosque (llamado en esa época Selva Negra, en la actualidad Selva Candida) para que nadie los encontrara.

Conducidos al lugar, los obligaron a cavar sus  tumbas con sus propias manos. Por un tiempo sus tumbas quedaron escondidas hasta que Lucilla supo de lo acontecido y se encargó de trasladarlos y darles mejor entierro.

Constantino en la misma zona de las catacumbas hizo construir una basílica en honor a los santos.

La basílica, junto con el Mausoleo de Santa Elena, las Catacumbas de los Santos Marcelino y Pedro y otras series de edificios funerarios y religiosos constituye el denominado Complejo Arqueológico ad Duas Lauros.

La basílica estuvo en uso hacia finales del siglo VIII d.C. Y su declive comenzó coincidiendo con el traslado de los restos de los santos Marcelino y Pietro.

Durante la Baja Edad Media, la basílica fue abandonada gradualmente y, con el tiempo, cayó en mal estado.

Con sus 18 mil metros cuadrados y sus 16 metros de profundidad, son las terceras más grandes por extensión en Roma y representan un auténtico tesoro de la Roma cristiana subterránea.

Después de una restauración de los ambientes financiada por la República de Azerbaiyán, desde abril del 2014 las catacumbas se pueden visitar con regularidad.

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.