Ítalo Ferreira y aquello de que Dios mueve montañas (y olas)

“Gracias mi Dios, gloria a ti”. Con este mensaje el surfista brasileño Ítalo Ferreira publicó en sus redes sociales el momento en que se ubicó en el podio de Tokio 2020 con la medalla de oro.

La alegría y el agradecimiento no es para menos. Ferreira acaba de hacer historia y se transformó este martes en el primer campeón olímpico de la historia del surf durante los Juegos Olímpicos de Tokio.

"Ha sido un largo día, pero he conseguido cumplir un sueño. En los dos últimos meses he estado entrenando mucho para poder vivir este momento. Quiero dar las gracias a Dios por la oportunidad de estar aquí", expresó tras la obtención de la medalla, reproducen agencias como AFP a través de medios como France 24.

Con Ítalo, Brasil ha conseguido su quinta medalla olímpica en lo que va de los Juegos Olímpicos y se transforma en un nuevo guiño para América Latina tras el oro olímpico conseguido en ciclismo por el ecuatoriano Richard Carapaz.

Según recuerda una reseña publicada por Olympics.com, Ferreira nació en 1994 en Bahía Formosa, un sitio costero en la región de Río Grande del Norte. Su familia era muy humilde. Su padre era pescador y su madre desarrollaba labores en una posada. Fue gracias a sus primos que logró tomar contacto con las tablas.