En el prólogo del libro Soñemos juntos el camino hacia un futuro mejor (Plaza & Janés, 2020), basado en las conversaciones que el Papa Francisco sostuvo con el escritor y periodista británico Austen Iverigh, el Papa introduce un párrafo que merece ser meditado y pensado históricamente.
Al principio el Papa señala: “Si de esta crisis queremos salir menos egoístas que cuando entramos, necesitamos dejarnos tocar por el dolor de los demás”.
En seguida, el pontífice recuerda: “Hay una frase en el himno “Patmos” de Friedrich Hölderlin que a mí me habla mucho. Dice que la amenaza del peligro en medio de una crisis nunca es total, siempre hay una salida: "Donde hay peligro, crece también lo que nos salva”.
En realidad se trata de la estrofa de arranque del extenso himno que en la traducción del alemán al español por Federico Gorbea es la siguiente:
Cercano está el dios
Y difícil es captarlo.
Pero donde hay peligro
Crece lo que nos salva…
El autor es el poeta alemán Johann Christian Friedrich Hölderlin (20 de marzo de 1770, Lauffen am Neckar - 7 de junio de 1843, Tubinga). Pertenece a la serie de los últimos himnos escritos entre 1800 y 1803, en donde, además de “Patmos” se encuentran “Esbozo de un himno a la Virgen”, “El Ister” o “El águila”.
Se trata de himnos inmensos, a veces contradictorios, escritos en una época en que el poeta ya se debatía entre las brumas de la enfermedad mental. Esta le mantuvo encerrado en una torre en Tubinga, a las orillas del río Neckar, asistido por el carpintero Zimmer y su familia, por los últimos 36 años de su vida.
Hölderlin fue considerado por el filósofo alemán Martin Heidegger como el poeta que puede encaminar hacia la esencia de la poesía puesto que, según el autor de Ser y Tiempo, es el único capaz de “poetizar la poesía”.
Sea como fuere, el lenguaje heideggeriano está lleno de ejemplos tomados de Hölderlin; en especial el tema que se enuncia en un verso de éste: “Pero lo que permanece los fundan los poetas”.
Es lo que toma el Papa Francisco de “Patmos” (un himno que también celebra a San Juan Evangelista, a quien Hölderlin llama “el Vidente amado de Dios”): esa forma de concebir la poesía a medio camino entre la filosofía (Hölderlin fue preceptor junto con Hegel) y lo que permanece, lo sencillo, lo esencial.
Por eso, el Papa apunta: “Ese es el genio de la historia humana: siempre hay una salida para escapar de la destrucción. La humanidad tiene que actuar precisamente ahí, en la amenaza misma: es ahí donde se abre la puerta”.
Para Hölderlin la puerta “se abre” en lo que permanece. Junto al peligro crece la gracia: la salvación está agazapada en la crisis. “Esa frase de Hölderlin – termina el párrafo el Papa – me acompañó en distintas situaciones de mi vida”.
En otro poema (“Amable azul…”) Hölderlin declara:
Lleno de méritos, sin embargo, es poéticamente
Como el hombre vive sobre esta tierra.
Así debería ser, en tiempos de pandemia…, y siempre.