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Claves para comunicar historias con valores en tus videos

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Esteban Pittaro - publicado el 26/06/21
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Buscamos personas con historias de vida que dan cuenta de realidades que interpelan, que no dejan indiferente

Según un análisis del sitio especializado Smart Insights (Digital marketing strategy advice - Smart Insights Digital Marketing), en 2020 cada persona destinó en promedio 84 minutos a ver contenido audiovisual en internet. Y para 2021, la estimación supera los 100 minutos.

Todos tenemos un celular, un móvil, para poder plantar nuestra bandera en esa discusión por la atención de los usuarios de internet. E incluso animarnos a proponer la mirada del Evangelio, o comunicar valores que lleguen y toquen corazones. Pero tener la herramienta no nos garantiza el éxito.

Para comprender cómo pensar nuestra estrategia personal o institucional de creación de contenidos con valores para estar presentes en la discusión por la atención, entrevistamos a Juan Martín Ezratty, director de la Productora Audiovisual Dígito Identidad, quien lleva más de 15 años produciendo contenido audiovisual tanto para empresas como para distintas instituciones de la Iglesia en distintas partes del mundo. El foco, en el país del mundo que sea, son las historias: Personas con historias de vida que dan cuenta de realidades que interpelan, que no dejan indiferente.

JUAN MARTIN EZRATTY

El camino, exploramos con él, puede llevar a una propia conversión permanente del comunicador. Comunicar desde el encuentro con el otro, puede ser un espacio de encuentro con Dios para el comunicador.

ALETEIA: Te ha tocado grabar historias en más de 30 países: Kenia, el Congo, Finlandia, Filipinas, Guatemala, Israel, Chile, Estados Unidos…Pero en cada uno de ellos te ha tocado identificar historias para comunicar valores que inspiren ¿Cómo hacer para identificar valores humanos que además sean atractivos en contextos tan disímiles?

Juan Martín Ezratty: Hace un mes estuve grabando a un seminarista de Polonia que estaba estudiando en Roma y tuvo COVID. Le pregunté sobre qué iba a hacer la Iglesia en la era post covid y me dijo: ‘Los tiempos cambian pero la naturaleza de la persona es la misma’.

Las formas cambian pero hay valores que están en la naturaleza que se siguen concretando. Quizás el trabajo es cómo mostrarlo para que todos lo entiendan; en ese sentido a mí me sirve seguir el camino del héroe de Campbell: Nuestra vida es una historia que tiene obstáculos que superar. Queremos saber cómo los resuelven los demás para superar después nuestras historias.

ALETEIA: Contar los valores como motor de historias personales genera atractivo en todas las culturas….

JME: Justamente ese viaje a Italia fue para grabar a un sacerdote de Nicaragua que estuvo a punto de morir por proteger a estudiantes en su parroquia hace dos años; y el año pasado estuvo encerrado en Roma por el COVID haciendo lo imposible para ayudar a su hermano que estuvo a muy poco de morirse por COVID. Contar cómo resolvió sus conflictos y en qué valores se basó tiene una fuerza universal.

Y esto lo tengo comprobado porque ya hemos hechos historias de superación de seminaristas y sacerdotes de México, Kenia, Estados Unidos, Argentina… y todas son atractivas y comunican de qué manera la formación en Roma redunda en el bien de las diócesis.

ALETEIA: Te ha tocado explorar vocaciones sacerdotales, familiares, muy intensas, personas absolutamente transformadas por su encuentro con Dios. ¿Cómo te interpelan como profesional de la comunicación en tu propia vida de Fe?

JME: Gracias por la pregunta. En Puerto Rico, hicimos videos para Pediatric Home Care Services, que es una empresa de internación domiciliaria. Allí grabamos historias durísimas de familias. Por ejemplo una en la que su hijo tuvo un accidente y quedó en estado vegetativo desde hace 8 años. Recuerdo que me decían: ‘Le agradezco a Dios que me dio la oportunidad de estar con él y aprender de él’. Su vida nos unió, decían.

Un matrimonio que tuvo dos hijos con MELA, una enfermedad por la que también sus hijos quedaron en estado vegetativo confesaban: ‘Si Dios me diera otra vida, le pediría la misma, con mis mismos hijos, porque ellos me enseñaron a vivir’.

Te interpela y te hace ir a lo profundo. No te podés quejar de nada. Había una familia que su hija con huesitos de cristal (una enfermedad donde los huesos son muy frágiles) y el cuerpo se va encorvando y es ciega; el director de la empresa me decía: ‘Juanma, la vida tiene un valor en sí misma, más allá de si te resulta atractiva físicamente o no. Nosotros ayudamos a la familia a que esté de la mejor manera; el que decide la vida es Dios.’

Te aseguro que no volví igual de esa entrevista. Yo no buscaba hablar de Dios en esas entrevistas, pero Dios salió siempre.

JUAN MARTIN EZRATTY

En Portugal grabé a un sacerdote ciego, el P Tiago, quien recuerdo que me decía que antes rezaba sobre la cruz y el dolor. Hasta que su director espiritual le dijo que tenía que rezar sobre la alegría porque después de la Cruz de Cristo vino la resurrección. Y eso es alegría. Efectivamente poder conocer esas realidades te transforma.

ALETEIA: Como profesional de la comunicación audiovisual, no todos los trabajos involucran la comunicación explícita de una vida de Fe. Pero igual te propones comunicar valores. ¿Es posible comunicar valores más allá de la vida de Fe?

Una organización que te encarga comunicar algo, siempre tiene algún valor. Fijate que se habla de empresa con propósito. De lo que se trata es de buscar el valor y comunicarlo. Las empresas tienen que ser sustentables y cuidar el mundo. La ecología es un valor que te lleva a ver al Creador y los demás personas como familia.

Hoy se habla mucho de innovación. Justamente se trata de servir de manera más eficaz a los demás; con apertura. Y ahora con el COVID tenés los desafíos de recuperar la confianza en las instituciones, en la ciencia e incluso en el prójimo que te puede contagiar. Y podés ir a hablar de la confianza en la fe dado que vivimos al día en una situación de fragilidad que no habíamos asumido antes.

Pero vuelvo a la naturaleza humana: Todos buscamos ser felices. Eso trasciende cualquier religión o vida de fe. Los valores nos hacen mejores personas. Eso es universal y eso te hace más feliz. Por eso los valores son aspiracionales; y te hacen decir: yo quiero eso.

Justamente como hoy transmitir un mensaje está al alcance de la mano, si le das contenido con valores al mensaje se diferencia del resto. Es mejor.

ALETEIA: En ese ir a la periferia a comunicar valores, ir al encuentro, como pide el Papa en su último mensaje para la Jornada de las Comunicaciones Sociales. ¿se pueden encontrar oportunidades para iluminar la propia vida de Fe?

JME: Recuerdo una visita que hice a la cárcel a fin de año promovida por la Fundación Espartanos, y me pareció una oportunidad para hacer ahí mismo con el teléfono un video de cierre de año donde no sólo los internos decían Felices Fiestas sino que además ellos mismos hablaban del significado de la Navidad, y contaban que rezaban el Rosario todos los viernes con los de afuera que iban a visitarlos.

Ahí hay un buen caso. Contenido, información, e impacto del enunciador. El resultado fue que desde la Fundación Espartanos nos pidieron ese video como cierre de año para todos los benefactores y después lo enviaron a todos os capellanes de cárceles del país.

ALETEIA: El trabajo del comunicador supone ir al encuentro del otro, y, como en este caso, un otro vulnerable, necesitado. ¿Cómo mantener la objetividad para relatar la historia? ¿Hay que mantenerla, o conviene involucrarnos?

JME: Hace unos años hice una maestría en periodismo documental y un profesor de una materia sobre cómo entrevistar en documentales cuestionaba la verticalidad de la entrevista. Nos invitaba a ser horizontales; es decir: si te abren el corazón, vos también abrilo.

A veces los que me acompañan se impresionan cuando ven que cuento cosas íntimas, pero creo que es lógico que sea así. Si el entrevistado me está dando algo sagrado al contarme su vida; yo también le cuento mis cosas. Quizás por eso después quedo amigo de los entrevistados y nos seguimos escribiendo.

No creo que en la objetividad a la hora de contar historias. Yo siempre busco el punto de vista más humano y narrativo. Busco conflicto, transformación, emoción. Si lloran, los dejo llorar y lloro con ellos

ALETEIA: En ese camino, narrar una historia puede ser incluso algo doloroso…

JME: Una historia con la que me involucré muchísimo fue la de la familia Mayer. Haciendo un piloto para un programa de Televisión, grabé una familia con dos hijos en sillas de rueda que tenían Distrofia Muscular de Duchenne. Recuerdo que Mechi, la madre, dijo frases como: “Soy feliz con lo que vivo o no voy a ser feliz nunca”. Quería profundizar en cómo vivían el dolor cristiano en esa familia. A la semana de esa filmación uno de los chicos falleció. Eso me involucró aún más, y terminé haciendo un documental sobre ellos que titulé: Aprender a ser feliz. Un mes antes de la presentación, la madre se enfermó de cáncer y me dijo: ‘Te agradezco por haberme dado la oportunidad de contar mi historia a los demás para que puedan ser felices’. A los pocos días, Mechi falleció. Dentro del dolor, no te imaginás lo honrado que me sentí.

ALETEIA: ¿Qué claves darías para quien o quienes quieran emprender proyectos audiovisuales?

JME: Que tengan claro que un proyecto audiovisual es una herramienta para comunicar un mensaje a un público específico. Eso significa verlo de una manera estratégica. Hay videos que sirven para la búsqueda de fondos, otros para buscar clientes, otros para generar posicionamiento. No todo se mide por cantidad de likes en redes; no todo tiene que ser breve. Si ves una película bien hecha la disfrutás por 2 horas; no es algo breve.

Por eso, empezá teniendo claro qué buscás. Después, tenés que cuidar la técnica porque ya lo decía McLuhan: el medio es el mensaje. Si se escucha bien, si la textura de la imagen y la fotografía está bien, entonces el mensaje, la institución, y todo va a estar bien; vas a transmitir muy bien tu mensaje.

ALETEIA: Más allá de esta entrevista, te has propuesto compartir tu aprendizaje de estos años ¿En qué consiste la Academia?

JME: Aproveché la Pandemia para contar 15 años de trabajo en más de 30 países en un curso con 25 clases grabadas que se pueden ver cuando uno quiera. Cuento casos concretos donde se habla de lo que hicimos, por qué lo hicimos, cómo lo hicimos y qué sucedió después. Con esa modalidad hablamos de cómo hacer un guion, cómo se hace la producción, a quién elegir para entrevistar, qué tenés que tener en cuenta para que haya calidad -aunque grabes con un teléfono como cuando grabé en la cárcel-, cómo encontrar una buena historia y cómo contarla, qué tipo de formato de video te puede convenir…

Te diría que es una devolución a todos los que entrevisté. Ahora soy yo el que cuenta lo que hicimos en estos años. Y estoy feliz porque se están sumando muchos en todo el mundo y es una manera de compartir la experiencia de todos estos años para que más personas comuniquen historias llenas de valores.

Toda la información de la Academia está en www.digitoidentidad.com/academia

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