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Nicaragua: Piden que no se institucionalice la persecución contra opositores

CARDINAL BRENES
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Jaime Septién - publicado el 18/06/21
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Mediante un valiente y profético mensaje al pueblo y al gobierno, los obispos que forman parte de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) fijaron su postura frente a la crisis política que han desencadenado las detenciones de opositores del presidente de este país, Daniel Ortega, y de paso plantearon un camino a seguir de cara a las elecciones generales del 7 de noviembre de 2021

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Un mensaje esperado, que se da en plena efervescencia del régimen sandinista en contra de personas, hombres y mujeres, que podrían ser una amenaza para la tercera reelección consecutiva de Ortega, quien está al frente de Nicaragua desde 2007.

Un mensaje en el que, a la luz del Evangelio, los obispos quieren “iluminar las conciencias y señalar caminos de amor, conversión, reconciliación, unidad y esperanza, para construir una Nicaragua sobre fundamentos de paz y de justicia”.

Tras rechazar todo aquello que pretenda dañar la paz, fundamentada en la justicia y el respeto a los derechos humanos, los prelados nicaragüenses expresaron la importancia que el pueblo de este país centroamericano le da al principio de la división de poderes en el Estado, frente a la concentración sin contrapesos de los poderes en unas pocas manos.

En un párrafo que marca la posición de la Iglesia católica que peregrina en Nicaragua, la CEN se decantó contra el autoritarismo y a favor de “un sistema democrático, donde la autoridad política es responsable ante el pueblo y los organismos representativos deben estar sometidos a un efectivo control por parte del cuerpo social”.

Y frente a las detenciones de líderes opositores, por el mero hecho de serlo (aunque se les sigan procesos de diversa índole), la CEN exigió lo siguiente:

“Evitar que en nuestra patria se institucionalice la restricción arbitraria e ilegal a las libertades ciudadanas, la persecución contra opositores y medios de comunicación, la persistente situación de injusticia, leyes en detrimento de los derechos humanos, asedio y hostigamientos políticos”.

Los disturbios desatados en Nicaragua desde abril de 2018, tras la reforma al sistema de pensiones decretada por el gobierno de Daniel Ortega, que han dejado cientos de muertos, desaparecidos, presos y exiliados, hacen que sea necesario “no olvidar y volver la mirada hacia las personas que sufren por un familiar asesinado, desaparecido, perseguido o privado de libertad, para que sean respetada su dignidad, sus derechos humanos, su cultura y que sean realmente integrados a la sociedad”.

Las protestas que generaron el estallido social de 2018 han derivado en la exigencia de elecciones limpias y democráticas. Esto para evitar la perpetuidad del poder en manos de un solo hombre, de un solo partido, de una sola ideología.

El 7 de noviembre de este año, la cita de Nicaragua es en las urnas. Y la comunidad internacional está pendiente de las posibles maniobras del régimen sandinista para seguir gobernando en solitario.

Por ello, en su mensaje, la CEN advirtió que el control social del poder político solamente se hace posible mediante elecciones libres, creíbles, observadas nacional e internacionalmente que permiten a su vez, la elección y también la sustitución de los representantes.

“La obligación por parte de los electos de rendir cuentas de su proceder, garantizado por el respeto de los plazos electorales, es un elemento constitutivo de la representación democrática”, dicen en su mensaje.

Más adelante, los obispos nicaragüenses fueron muy claros en el tema: van a exigir, de este momento y hasta que finalice el proceso electoral, con todos los medios disponibles, “el respeto al voto del pueblo para que, como resultado de elecciones libres y transparentes, surja un gobierno elegido por el pueblo soberano”.

Y elegir en conciencia representantes “que respeten la dignidad de la persona, los derechos humanos, la libertad, la vida desde la fecundación en el vientre materno hasta su muerte natural y la familia natural y tradicional como Dios la creó”.

Frente a los dilemas que plantea la crisis política actual y ante el panorama de las elecciones presidenciales de noviembre, la CEN recordó que la unidad en torno a los principios morales que han sostenido la historia del pueblo nicaragüense, “es el primer paso para grandes cambios, sea cual sea la circunstancia”.

Para los prelados centroamericanos esa unidad “es la base que permite superar presiones e inercias viciosas” y el camino seguro para “obrar en momentos difíciles” guiados por los principios, valores y teniendo la mente en el bien común. “Todos tenemos derecho y obligación de comprometernos con la lucha cívica y pacífica, en cualquier circunstancia”.

Y llamaron a que cada uno de los habitantes de Nicaragua, frente al proceso político, asuma la responsabilidad que le corresponda con generosidad, sin egoísmo y mediante la oración de los fieles al Sagrado Corazón de Jesús: “Volvamos hacia Él nuestros corazones para dejarnos llenar de su amor, descartando el uso de la violencia y el odio en nuestras palabras y acciones”.

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