Carla Fracci murió en Milán, en su casa, a los 84 años. Habría cumplido 85 el 30 de agosto próximo, recuerda el diario La Repubblica. Nació en Milán en 1936 y vivió en las campiñas cremonesas y de esos orígenes siempre reivindicó la solidez, la belleza y la riqueza de los afectos.
“Crecí entre campesinos, en el campo cerca de Cremona, libre, entre muchos afectos y necesidades concretas. Y, precisamente ahí, bien plantadas en la tierra, están mis raíces”. Rep
Desde hacía tiempo luchaba con una enfermedad oncológica que enfrentó con valentía.
La encomendamos a los cuidados maternos de María Santísima, de quien era muy devota.
Icono de la danza y mujer de fe
Carla Fracci, el mito de la danza italiana e internacional, icono de disciplina, elegancia y dedicación – que desde pequeña soñaba con ser peluquera – habló de fe y de la devoción mariana que la acompañó desde niña, en una bella entrevista con Matilde Amoroso al semanal Maria con te.
Su pelo negro azabache con la inconfundible raya en medio, la mirada intensa, el vestido siempre blanco, Fracci era realmente una leyenda indiscutible.
La abuela Argelide y la fe “soplaron” en la familia
Pero el increíble éxito que alcanzó no le hizo perder de vista el amor por su familia, la importancia de la fe, el afecto filial por la Virgen María, valores esenciales transmitidos por sus papás y su abuela materna Argelide.
Una pequeña, extraordinaria campesina de ojos vivos. (…) Esos años con ella fueron en los que me formé como persona e influyeron en mí mucho su sentido moral, la importancia del apego a la tierra y la educación de los hijos. (Maria con te)
La maternidad me completó
Al contrario de muchas bailarinas que renunciaron a la maternidad por la danza, yo creo que esta experiencia completa la existencia de una mujer, la hace madurar y enriquece también su trabajo. (Ibidem)
María es un abrazo que me envuelve
Su mamá, devota de san Antonio, le hizo “respirar” dentro de casa un sentido profundo y sencillo de espiritualidad y oración que Carla nunca perdió.
Soy creyente y cada noche antes de dormir rezo una oración a la Virgen. María es como un abrazo que te envuelve y te emociona: es nuestra Madre, nuestra amiga, una pariente, nuestro todo. (Maria con te)
La Virgen de las bailarinas
¿Rezar antes de entrar en escena? ¡Un rito imprescindible!
(…) yo, en el momento de entrar al escenario, hago el signo de la cruz, segura que desde arriba alguien me sigue y me ayuda. Antes de los espectáculos en La Scala, nosotras bailarinas íbamos a una capilla de la cercana iglesia de San Fedele a rendir homenaje a María y al día seguente del espectáculo volvíamos con ella para darle gracias y llevarle flores. (Ibidem)
La fe y el amor por María… también en el teatro
Interpretó precisamente la figura de la Virgen María en 2014, en un espectáculo dirigido por su marido titulado “Sogno Annunciazione Vita di Maria” – “Sueño Anunciación Vida de María”, una versión de Marienleben de Ranier Maria Rilke.
Intenté retratar su consciencia sobre la difícil tarea que Dios le había encomendado de ser la Madre de Jesús y, por lo tanto de la humanidad. Que fue posible por su total abandono en la fe y que comparto en la vida real. Este valor católico, de hecho, siempre me ha acompañado, incluso a través de la devoción a San Francisco que en la familia es considerado casi un ser querido nuestro, tanto que mi hijo lleva su nombre, el mismo que nuestro Papa, un hombre extraordinario, un don de Dios. (Maria con te)
La danza es poesía y oración
En 2018, la bailarina se encontró con el Papa Francisco y la emoción fue muy fuerte:
Le transmití los saludos de mi hijo y él, tomándome de la mano, me dijo que la danza y la poesía es oración. (Ibidem)
El encuentro con Madre Teresa de Calcuta
En su camino humano y de fe tuvo un lugar especial la santa de Calcuta que un día le envió una preciosa carta:
“Queridísima señora Fracci, el buen Dios la ama tiernamente. Ponga todo su amor por Él en la danza, para que el público, gracias a usted, pueda sentirse atraído por el Absoluto…”
Sus palabras, en un momento de dificultad, me indicaron el camino a seguir, confirmando que la danza puede ser una forma de espiritualidad altísima. (Maria con te)
Con el moño, el tul y las puntas, la señora de la danza ha dado testimonio con extraordinaria gracia y ligereza de su gran espiritualidad y devoción por María.