Estas horas no son sencillas para Perú. El país sudamericano no solo enfrenta la crisis del coronavirus, sino que acaba de llorar la muerte de 16 civiles tras un atentado atribuido a Sendero Luminoso. Una matanza que vuelve a poner en titulares a esta famosa organización terrorista de tendencia ideológica marxista-leninista-maoísta y que tanto dolor ha causado durante muchos años.
Pero también son momentos de incertidumbre pautados por el momento electoral que tendrá una definición el próximo 6 de junio cuando haya que elegir en una segunda vuelta entre Pedro Castillo (Perú Libre) y Keiko Fujimori (Fuerza Popular).
Basta un breve recorrido por medios peruanos para confirmar como estas temáticas tiñen portadas y acaparan los medios de comunicación. Son varias las voces que se hacen eco del presente y futuro del país.
Es ahí donde también cobra protagonismo la Iglesia de Perú. En las últimas horas volvió a emitir un comunicado con el nombre “Carta al Pueblo de Dios” de cara a la segunda vuelta electoral.
Los obispos de Perú, además de llamar a los ciudadanos a concurrir a las urnas y “emitir un voto responsable”, hacen referencia a la oportunidad que se presenta para fortalecer valores como la democracia, la libertad, dignidad humana, la vida y la familia, entre otros.
“Con nuestra elección debemos también reafirmar los grandes valores éticos, morales y religiosos que sustentan nuestra nación desde sus inicios y que constituyen la gran reserva moral del país que debemos cuidar y ennoblecer”, sostienen.
Hasta aquí algunas expresiones de la carta (ver completa aquí), pero en el punto seis, el último, señalan:
“La Iglesia, en fidelidad a la dignidad humana, siempre ha rechazado y condenado al comunismo por ser un sistema perverso que reduce al ser humano a la esfera de lo económico y restringe las libertades fundamentales de la persona; así mismo, la Iglesia rechaza al capitalismo salvaje que reduce al ser humano al ‘consumismo’ y al afán de lucro desmedido, en desmedro de la dignidad humana. (Cfr. Centesimus Annus 8)”.
Es con estas palabras que la Iglesia vuelve a ofrecer un mensaje a la ciudadanía en horas complejas, pero también con mirada a un futuro mejor con la procura de salir de una dura crisis política, social y sanitaria.