Fue durante la JMJ de Río, en 2013, cuando el papa argentino interpeló a la juventud congregada con estas palabras: “Quiero lío en las diócesis, quiero que la iglesia salga a la calle”.
Bergoglio no se refería a “liarla” en el mal sentido sino a estar activo como cristianos en nuestra realidad: la universidad, el instituto, el trabajo… y que llevemos el evangelio haya donde estemos.
Pocos saben que la universidad tiene su origen en el cristianismo. Se conoce de ella que es “templo” de la razón. Sin embargo, se tiende a olvidar su inspiración cristiana. Y tiene lógica que el lugar donde convergen los distintos saberes tenga su fundamento en la religión católica.
Al fin y al cabo, el hombre usa la razón para responder a cuestiones trascendentales: ¿Quién soy? ¿Para qué estoy aquí? ¿A qué estoy llamado? Y la respuesta, en muchas ocasiones, lleva a la conclusión de la existencia de Dios. Fe y razón.
Por tanto, no nos tendría que extrañar cuando hablamos de evangelizar “in campus”, pues el carácter religioso está inscrito en las mismas entrañas de la institución.
El miedo y el silencio
Existen dos factores, a mi parecer, que afectan negativamente a la hora de mostrarse como cristiano en medio del mundo: el miedo y el silencio. De hecho, el silencio es consecuencia del miedo.
En cuantas ocasiones nos hemos encontrado metidos en un corro con más estudiantes y el terror nos ha apoderado por no delatarnos; y en consecuencia hemos callado.
Es verdad que a veces hay que usar el ingenio y ser prudente; pero muchas otras veces no hay que temer si se sabe qué decir.
¿Qué hacer ante la falta de argumentos?
Es muy común que, además del miedo y el silencio, la falta de argumentos nos paralice. Para esto hay una solución: formarse. Hay que llenar el pozo del saber.
El hombre y la mujer tenemos sed de verdad. ¿Dónde encontrarla? En buenos libros, en ponencias de expertos bien formados o en tertulias con buenos amigos que nos ayuden a completar nuestras ideas.
Hay un autor norteamericano, J. Budziszewski, que ha escrito el libro How to stay Christian in College y es muy interesante.
Budziszewski ofrece tres consejos:
- Contar con un grupo de apoyo que integre profesores y alumnos cristianos
Tener un grupo de confianza donde uno se sienta como en casa. De esta forma la sensación de soledad se desvanece y uno se siente más acompañado.
- Disponer de un profesor-guía
Buscar un docente que nos sirva de orientador, a quien poder consultar cualquier duda. Sobre todo, uno que tenga buen criterio con las ideas claras.
- No limitar la vida religiosa a la universidad
Cultivarla y frecuentar otros ambientes cristianos fuera del campus.
También, en este link de Aleteia tienes 10 ideas para ser universitario y no morir en el intento.
Hacerse respetar y no imponer
Los cristianos, desde siempre, estamos expuestos al ridículo y somos objeto de burla por defender nuestras ideas. Pero lo que no debemos tolerar son las faltas de respeto.
De la misma forma, debemos acoger el pensamiento del otro, sin imposición y con respeto.
Otras veces puede pasar que sea el propio profesor el que tenga opiniones contrarias a nuestra fe. Por eso es importante tener una red de apoyo para que no deformen nuestro criterio.
El estudio y el voluntariado como herramientas evangelizadoras
En la época universitaria es importante llenarse el tiempo con actividades que aporten. A parte del estudio que nos llena de saber y conocimientos, el voluntariado es un plan muy enriquecedor.
Dedicar un tiempo a una asociación benéfica, ONG, etc. ayuda al estudiante a salir de sí mismo para darse a los demás. En ese ambiente sale natural hablar de Dios porque nos topamos cara a cara con la fragilidad humana.
Los valores del deporte y el ideario cristiano
Además del voluntariado, apuntarse a alguna liga universitaria de algún deporte puede propiciar la amistad. Y los valores del deporte harán el resto: compromiso, fortaleza, equipo, compañerismo, esfuerzo, superación, igualdad, y tantos otros. Muchos de ellos se encuentran en el ideario cristiano.
Primero siempre debe ir la amistad. Y en ese clima de confianza ya puede tener lugar la evangelización acompañada siempre de nuestro ejemplo.
Fiesta de Pentecostés y vida universitaria
Dentro de unos días celebraremos la fiesta de Pentecostés o Segunda Pascua: conmemoramos la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles. Antes de eso, los discípulos se encontraban atemorizados, estaban muertos de miedo sin atreverse a salir de su casa.
Al igual quizás que ellos nos podemos sentir los universitarios cristianos cuando salimos de nuestro caparazón y nuestro cómodo hogar.
Pero el Evangelio no está para guardarlo en nuestro corazón sino para proclamarlo en todos los ambientes, en todos los rincones. Debemos ser como bombillas en medio de un mundo a oscuras.
Y ya sólo nos quedará disfrutar de esta época.