separateurCreated with Sketch.

María de San José y su ayuno total: “Durante diez años solo consumió la comunión”

whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Ramón Antonio Pérez - Aleteia Venezuela - publicado el 07/05/21
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Este 7 de mayo, es la fecha litúrgica de la primera e incorrupta beata de Venezuela, María de San José, quien practicó un don sobrenatural poco conocido: la “inedia”. Es decir, ayunó de forma total durante diez años mientras su único alimento fue la Hostia Consagrada

Eso es totalmente cierto. Ella duró diez años, únicamente consumiendo la Comunión sacramental”, dice Pedro Reinaldo Bravo, investigador religioso y devoto de María de San José. Bravo es de La Victoria, estado Aragua, y con frecuencia visita el santuario en Maracay, donde se conserva el cuerpo incorrupto de la primera beata de Venezuela.

¿Cómo es posible que una persona sobreviva recibiendo como alimento, únicamente la Hostia consagrada?”, se le preguntó en la conversación con Aleteia. “Pues, como todo lo extraordinario viene de Dios. Es un don que les da a aquellas personas como la madre María de San José, que viven a plenitud su relación espiritual con él”, respondió.

Resaltó que la religiosa venezolana se encuentra dentro de un selecto grupo de santos y beatos que practicaron la “inedia”, es decir, por mucho tiempo solo recibían la sagrada comunión, mientras se mantenían en permanente ayuno. Esto es, sin consumir alimentos.

“Estas personas mantuvieron esa práctica durante muchos años en su vida por su estrecha relación con Dios y absoluto control de su cuerpo, mente y espíritu”, dice Bravo.

Pero María de San José ofreció su ayuno de manera permanente y total, cumpliéndolo durante diez años; desde la edad de 24 años hasta los 34, cuando en 1909, el padre Vicente López Aveledo, le pidió que lo mitigara. “Por sus votos de obediencia así lo hizo”, relató.

Quién mejor para conocer a la primera beata de Venezuela, que sus propias hermanas de la congregación Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús (ARCJ). En un portal dedicado a su fundadora, detallan cómo fue ese ayuno total y absoluto.

“A la edad de 24 años, Laurita Alvarado Cardoso (Hoy conocida como la beata María de San José), ofreció a Dios un ayuno total y absoluto por la conversión de su papá, Don Clemente Alvarado”. La religiosa hizo la promesa a Dios, “por manos de la Virgen María, refugio de los pecadores, si su papá se confesaba antes de morir”, explican.

El padre de la religiosa, al parecer, vivía “sin conocer a Dios, y más aún, criticando, atacando y persiguiendo siempre, por sus ideas políticas, a la Iglesia y a sus consagrados”, expresan las ARCJ. Laura para entonces, colaboraba en el primer hospital de Maracay.

Tras conocer que su papá estaba enfermo, en lugar de salir “hacia la casa de sus padres para acompañar a la familia en este momento tan duro y difícil, Laura se arrodilla, en la capilla frente a la imagen de la santísima Virgen y ora a Dios toda la noche, para que el Señor le conceda una segunda oportunidad a su papá, lo devuelva a la vida y lo salve”.

“¿Hizo alguna promesa? ¡Sí!”, escriben las religiosas en el portal que reúne varias curiosidades de la fundadora. “Laura Alvarado ofrece a Dios un ayuno total y absoluto”.

Los apuntes espirituales de la primera beata venezolana, Mis impresiones de retiro”, citan parte de la promesa. “¿Qué no haremos por la salvación de un alma? Y si esa alma es la de un padre o una madre, ¿qué sacrificios por grandes que sean, no seremos capaces de ofrecer? ¡Ah Señor, habéis aceptado mi sacrificio! ¡Bendito seas!”, escribe la beata María de San José en el año 1899.

“Insólitamente, el 5 de abril de 1899, contra toda esperanza, Don Clemente despierta, pide un sacerdote, habla con él, confiesa sus pecados, comulga y se casa por la Iglesia con Doña Margarita, su esposa”. A las pocas horas “se marcha a la patria Celestial que le espera con los brazos abiertos, gracias al amor y la oración de su hija Laura Evangelista”.

Así también precisan que la joven Laura cumple su promesa y desde aquel día no tomó alimento alguno, sólo la Sagrada Eucaristía. “Después de 10 años, por obediencia, tiene que mitigar su ayuno. Lo hará hasta su muerte a los 92 años, pero ya no de forma absoluta, sino tomando mínimas porciones de alimento cada día”, indican.

Sobre el estilo de vida llevado después de los diez años de vivir la “inedia”, el libro “Madre María de San José”, de María García de Fleury, dice lo siguiente:

“De allí en adelante, todos los días en el desayuno comía un pedazo de pan tostado, un par de cucharaditas de maicena y un trocito de frutas. En el almuerzo una cucharada sopera de arroz y un pedacito de plátano verde aliñado con ajo. A veces agregaba un pedazo de casabe. Para mortificarse tomaba jugo de naranja amargo. En la noche no comía nada”. Así hasta su muerte el día de su muerte.

La "inedia" es un fenómeno sobrenatural experimentado por santos, beatos y personas muy vinculadas a Dios. Viene del latín in, que significa “no”, y edo, que quiere decir “comer”.

Se trata de la abstinencia de alimentos durante un tiempo superior al que puede resistir el cuerpo humano. Es decir, un ayuno absoluto. Aunque sea mística, algunos autores recomiendan no practicar la "inedia" debido a que el alimento es indispensable para vivir.

Pese al aparente riesgo que se corre al dejar de consumir los alimentos, dentro de la iglesia católica, han sido muchos los hombres y mujeres que vivieron mucho tiempo sin comer, incluso, algunos más prolongados que María de San José. Entre estos están Santa Catalina de Siena, quien vivió sin comer durante 8 años; la beata Caterina de Raconigi,10 años; y Santa Ludovina de Schiedman, que duró 28 años de ayuno.

De acuerdo con un artículo de El Observador en Línea, existen muchos otros casos de inedia en el mundo católico: santa Ángela de Foligno, quien  estuvo 12 años en inedia absoluta; la beata Isabel de Reute, más de 15 años; el alemán san Nicolás de Flüe, 20 años; la beata Luisa Lateau, 14 años; y la beata Domenica Lazzari, 14 años.

Refieren que uno de los casos más famosos en el que una persona vivió alimentándose sólo de la Eucaristía, es el de una mística estigmatizada alemana, la venerable Teresa Neumann. Es reciente ya que vivió entre 1898 y 1962. Se comprobó médicamente “que no tomaba ni siquiera agua o cualquier otro tipo de líquido -sólo unas gotas de agua en una cucharilla al principio; después, ni eso-. Así consiguió vivir 35 años”.

María de San José nació el 25 de abril de 1875, en Choroní, estado Aragua. Falleció el 2 de abril de 1967, en Maracay. En 1978 inician el proceso de su beatificación. Ya en 1982 ocurre la sanación de la hermana Teresa Silva, milagro aprobado por decreto papal de Juan Pablo II en 1993. En 1994, su cuerpo incorrupto fue trasladado al sarcófago de cristal para la veneración pública. El 7 de mayo de 1995 fue la ceremonia de beatificación en el Vaticano. Cada 7 de mayo, es la fecha litúrgica de la primera beata de Venezuela.

Newsletter
¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.