Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el año pasado el mundo registró un máximo histórico con 79.5 millones de personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares para salvarse.
Un año antes, en 2019, el número de refugiados ya era de 70.8 millones de personas. Y sí 2020 fue la cifra más alta registrada por ACNUR, seguramente 2021 seguirá rompiendo este ominoso récord.
El próximo domingo 20 de junio, cuando celebre el Día de las Personas Refugiadas, veremos si se cumple este presagio.
Hay dos maneras de enfrentar esta realidad que va creciendo en países como Venezuela, Nicaragua, Haití, Cuba, o en el “Triángulo Norte” de América Central (El Salvador, Honduras y Guatemala), en Oriente Medio y en África: llevar a cabo una acción creativa o darle la vuelta y mirar para otro lado.
México ha visto aumentar sustancialmente las peticiones de asilo y refugio de diversos países Latinoamericanos, especialmente de Honduras, Cuba y Venezuela; personas que están huyendo de sus países y que quisieran entrar a Estados Unidos pero ya no pueden y eligen quedarse en el país azteca.
Una vez en México les es muy difícil encontrar un trabajo con que sostenerse y sostener a su familia.
Buscando un nuevo modo de vida, los refugiados muchas veces se encuentran con las puertas cerradas, con problemas de racismo e, incluso, con hostigamiento por parte de autoridades y grupos delictivos.
Pero una iniciativa de una joven alemana en México está logrando resultados inspiradores.
Esto se debe a la creatividad de alguien que eligió no mirar para otro lado. Se trata de la joven alemana Hannah Töpler (28) y del equipo al que pertenece y que lleva por nombre Intrare.
La historia la cuenta la agencia alemana de noticias DW basándose en el testimonio de una venezolana originaria de Maracay, Leydis Mirelis Delgado (41) madre de dos hijos, quien dirigía un cibercafé en Venezuela y ahora trabaja para una empresa de reclutamiento de personal en México.
Intrare (siglas de Incubadora de Trabajo Para Refugiados y Retornados) literalmente salió en la mesa del desayuno de Töpler con unos amigos.
Su idea se fundamenta en cómo apoyar activamente a la sociedad para que sea más abierta y desarrolle la aceptación de los refugiados que se quedan en México.
“La iniciativa se ha convertido en un pequeño pero excelente modelo de éxito. Intrare lleva dos años poniendo en contacto a refugiados con empleadores mexicanos. Desde entonces, 47 de ellos, como Leydis Mireles Delgado, han encontrado un trabajo. Una situación en la que todos salen ganando”, dice la nota de DW.
En muchos lugares del mundo –incluido México—existe la idea de que los refugiados que encuentran trabajo están robando empleos a los trabajadores nacionales.
Además, que son delincuentes y que están dispuestos a cualquier cosa para poder quedarse en un país diferente al suyo. Sin embargo, dice Töpler a DW—“cada vez más empresas quieren trabajar con nosotros".
Intrare se basa completamente en el sistema dual de Alemania: los refugiados están preparados para el mercado laboral con un programa de formación especial. En el núcleo de esta formación está el trabajo en equipo.
También se contemplan el mejoramiento de habilidades en comunicación, resolución de problemas y un plan de desarrollo para el futuro personal y profesional.
Intrare, que cuenta con el apoyo de la agencia de cooperación alemana GIZ y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), es quien, finalmente, contacta a las empresas.
Töpler, quien se ha asociado ya con empresas mexicanas de emprendedores, como, por ejemplo, una empresa que se dedica a la limpieza, espera que muchas otras organizaciones sigan el ejemplo que ella misma ha sembrado en México: dar trabajo a los migrantes.
"Es muy extraño que los mexicanos, que somos discriminados en otros países, no aceptemos refugiados que, como nosotros, simplemente buscan una vida mejor para ellos y sus familias”, ha dicho a DW una de las asociadas mexicanas de la empresa fundada por Tópler y sus amigos en una mesa de café.