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Jesús es ejemplo vivo de la verdadera entrega a los demás; en la alegría y en la desdicha. El Evangelio muestra la novedad de darse de un modo nuevo; amando sin reservas y sirviendo a quien nos rodea.
El ejemplo de ello no es una anécdota sacada de un libro de historietas, es una Persona, viva y presente en la historia de cada uno de nosotros, todos los días de nuestra vida.
Jesús es pasado, presente y futuro. Es presencia y dinamismo a través de su Espíritu de vida.
Y en los Evangelios tenemos el mapa a seguir. La vida en el servicio y la ultimidad adquiere un sentido nuevo.
¿Cómo es mi entrega? ¿Se parece en algo a lo que Jesús vino a enseñar? ¿Estoy alerta y escucho la invitación del Padre para seguir sus huellas?
¿Qué significa seguir sus huellas? Parecernos a Él.
Es lo que suele pasar con los niños. Ellos imitan el comportamiento de los adultos, su lenguaje, sus gestos, su maneras maneras diversas de hacer y decir.
Y a veces con dulzura vemos cómo un niño pequeño va pareciéndose a su padre o madre, y muchas veces lo celebramos.
Pues del mismo modo, podemos celebrar cada gesto que nos asemeje al gran amor de Cristo.
Cuando ofrecemos lo que tenemos, cuando nos tomamos el tiempo para estar con quien lo necesita. Cuando somos capaces de dejarnos de lado para hacer espacio a los demás.
Todos esos gestos que Jesús enseñó y sigue enseñando a través de su Palabra. Si somos capaces de darnos como Jesús -de servir, de amar, de respetar la libertad, de ser amigos-, es porque alguien ya nos lo ha enseñado.
Celebremos y sigamos ese camino, pues es fuente de alegría inmensa y el destino que Dios quiere para todos. Tal vez un día logremos emanar ese perfume tan especial que distingue el amor del Padre.
Por eso quisiera darme como tú; Jesús:
Artículo basado en el texto original de Pauline Lodder «Luz de clara esperanza – Quisiera».