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Falsos negativos y falsos positivos en la vida

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Mar Dorrio - publicado el 17/04/21
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Cuando las apariencias nos engañan, a la hora de valorar lo que es realmente mejor para nosotros

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Nada nos puede despistar más que los falsos negativos. Porque, cuando aparecen, te hacen dudar y te inclinan a cambiar el rumbo del camino. Un falso negativo en un test de embarazo hace que no empieces a tomar el ácido fólico (muy conveniente en el embarazo), que no pidas cita con tu ginecólogo, o incluso que pienses que padeces alguna enfermedad grave.

Otro ejemplo se puede ver en esta pandemia. Los falsos negativos de personas que, con el paso de los días, se confirmó que estaban infectadas por el virus, les dieron la falsa seguridad de que podían hacer vida normal y, sin querer, pudieron contagiar a otros.

Pero, si son dañinos los falsos negativos, también lo son los falsos positivos, pues generan grandes decepciones al verse truncados sueños que creías alcanzados: trabajos, amistades, temas de salud, exámenes, etc. El chasco es mucho más grande que si nunca los hubieses dado por resueltos.

Estos falsos negativos y positivos también suelen producirse cuando nos decidimos a intentar cumplir la voluntad de Dios.

Un ejemplo de falso negativo se da algunas veces, en nuestra alma, cuando dedicamos tiempo a realizar actos de piedad, como ir a Misa, hacer ratos de oración, etc., que parecen robar tiempo a la atención que se merece nuestra familia.

Este falso negativo invade frecuentemente a las madres de familia, provocando que les parezca injusto o desordenado irse de casa un fin de semana para asistir a un curso de retiro.

Y este falso negativo no les dejará confiar en que Dios les va a pagar el doscientos por uno, no les dejará recordar que “Dios no se deja ganar en generosidad”. Las gracias que conseguirán en el curso de retiro beneficiarán a toda la familia: para empezar, porque regresará una madre más ilusionada, fortalecida y descansada; con esa fuerza y con ese calor que sólo se consigue junto a Dios.

Lo mismo ocurrirá cuando acuda a la Santa Misa con una colada que llega hasta el techo. Parecerá desproporcionado ocuparse de otra cosa. Pero nunca debemos olvidar una premisa clara: los tiempos que robamos a la casa por Dios, son piedras preciosas que se nos devolverán con creces en infinidad de momentos y de diversas maneras. Como por ejemplo en forma de sabiduría para saber organizarnos mejor y no llegar a esas situaciones límite.

Otro falso negativo lo sufren habitualmente los conversos, cuando deciden dar un giro de 180 grados a su vida. Porque, en ese cambio brusco, chocan con mucha gente, incluso con la gente a la que quieren.

Empezar a vivir cara a Dios puede darnos una imagen ilusoria de empeoramiento, de traer tormentas a nuestra vida de familia. En esos momentos, tenemos que recordar a Lucas 12: “¿Creéis que he venido a traer paz a la tierra?”.

A pesar de lo que ese falso negativo nos quiera hacer creer, a pesar de las tormentas que puedan despertar en casa nuestros nuevos hábitos, nuestra nueva vida, tendremos paz en el alma, una paz que no podrá borrar ninguna tormenta.

Y, por otro lado, están los falsos positivos que, llevados por una intención buenísima, queremos a veces justificar: actos y tendencias no precisamente impecables. Esto nos puede ocurrir en las actividades apostólicas.

Algunas veces presionaremos hasta el límite a nuestras amistades para que asistan a medios de formación, o a cualquier bienintencionada actividad que hayamos organizado para acercar a la gente a Dios. Consiguiendo así que asistan un tanto agobiados y respondiendo más a nuestra pesadez que al amor a Dios, o al interés por conocer mejor su doctrina.

Y, en esos casos, creo que sólo conseguimos un gol en fuera de juego, un tanto que no subirá al marcador, y cuyo fruto puede ser un efecto rebote.

Otro ejemplo se produce cuando la actividad apostólica nos quita tiempo para cuidar nuestra propia vida de piedad, haciendo estéril la primera.

¿Cómo identificar si te encuentras en un falso positivo o negativo? El mejor modo es, sin lugar a dudas, tomarse un café con Ella, con María de Nazaret. Nadie como Ella para saber mantener la calma y para ver la voluntad de Dios en cada esquina de la vida. ¿Acaso no fue un falso negativo la noticia de su embarazo, la noticia que nos dió la Vida a todos? Why not?

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