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Hay secretos a voces, que se pasan por generaciones de una persona a otra y hay otros que esperan ser descubiertos. La mayoría están a la vista y disponibles, pero parece que no los vemos.
Los católicos tenemos una fuente de gracias inagotable, esperándonos en la Eucaristía y en la lectura meditada de la santa Biblia.
Debo reconocer que hay una fuerza espiritual que me mueve a la gracia. Sin esta fuerza espiritual me quedo como una planta que no es regada a diario con agua y se seca.
A menudo olvido lo básico en la vida espiritual y las promesas de Dios. Son las que me brindan consuelo y paz, sobre todo cuando soy azotado por las dificultades de este mundo.
No me libro de los problemas. He aprendido a lo largo de la vida que hay momentos en los que nada podemos con nuestras fuerzas y solo resta aceptar lo que Dios permite y abandonarme en sus manos amorosas.
Tomas de Kempis en su maravilloso libro Imitación de Cristo, el libro que mi padre tenia a su lado al momento de morir, escribió unas palabras que mi papá tenía subrayadas.
Te estremecen el alma:
Es inevitable el sufrimiento, por tanto, hay que darle sentido, ofrecerlo y aceptarlo, aunque no lo comprendamos.
Para poder lograrlo necesitamos la certeza de la fe, la fortaleza espiritual que obtenemos por un medio que siempre ha estado a nuestro alcance. Este es el secreto que te quiero compartir.
No es algo que yo haya descubierto, está en las sagradas Escrituras. Las claves de la felicidad se encuentran allí, disponibles para todos. Solo tienes que abrir tu Biblia y leer:
En ocasiones me escriben lectores de Aleteia preguntando por qué rezan y parece que es en vano.
La verdad es que solo “parece” porque no es así.
Dios tiene un tiempo para cada cosa, debemos ser pacientes y perseverar. “Sobre todas las cosas, debes confiar en Dios”, les respondo. Dios siempre escucha con misericordia y agrado nuestras oraciones.
Si te cuesta rezar, te doy otro secreto, que nos transmitió santa Teresa de Jesús: ¿Sabes qué es rezar? Ella nos explica:
¿Ves que sencillo?
El mundo tiene gran necesidad de tus oraciones. Persevera en tu oración. ¡Ánimo!
Escríbeme si lo deseas y cuéntame tus aventuras con Dios, los milagros que ha hecho en tu vida y cómo te va con la oración. Mi email personal es cv2decastro@hotmail.com
¡Dios te bendiga!