Publicamos las meditaciones que han compuesto niños y jóvenes, de entre 3 y 19 años, del Grupo Scout Agesci "Foligno I" (Umbría, Italia) y de la Parroquia de los Santos Mártires de Uganda de Roma sobre las estaciones del Vía Crucis que el Papa Francisco presidirá este Viernes Santo en la Plaza de San Pedro del Vaticano a las 21:00 de Roma.
MEDITACIONES Y ORACIONES
Introducción
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R/. Amén.
Querido Jesús:
Tú sabes que también nosotros los niños tenemos cruces, que no son ni más livianas ni más pesadas que las de los grandes, pero que son verdaderas cruces, que sentimos pesadas también de noche. Y sólo Tú lo sabes y las tomas en serio. Sólo Tú.
Sólo Tú sabes qué difícil es para mí aprender a no tener miedo a la oscuridad y a la soledad.
Sólo Tú sabes qué difícil es no poder contenerme y despertarme cada mañana todo mojado.
Sólo Tú sabes qué difícil es no llegar a hablar bien, a pensar rápido o a hacer los cálculos correctos como hacen los demás.
Sólo Tú sabes qué difícil es ver a mis padres discutir, dar un fuerte portazo y no hablarse durante días.
Sólo Tú sabes qué difícil es cuando me doy cuenta de que los demás se burlan de mí y me excluyen de las fiestas.
Sólo Tú sabes qué significa ser pobre y tener que renunciar a lo que tienen mis amigos.
Sólo Tú sabes qué difícil es liberarse de un secreto que me hace mucho daño y no saber a quién decírselo por miedo a que me traicionen, me acusen o no me crean.
Querido buen Jesús: Tú has sido un niño como yo, también Tú has jugado y tal vez te has caído y te has hecho daño; también Tú has ido a la escuela y quizás alguno de tus deberes no te salió bien; también Tú has tenido una mamá y un papá y sabes que a veces no tengo muchas ganas de obedecer cuando me dicen que haga las tareas, que saque la basura, que tienda la cama y que ordene la habitación; también tú has ido a catequesis y a rezar y sabes que no siempre voy muy contento.
Mi querido buen Jesús: Tú sabes sobre todo que en el mundo hay niños que no tienen para comer, que no tienen formación, que son explotados y obligados a ir a la guerra.
Ayúdanos a cargar con nuestras cruces cada día como Tú cargaste con la tuya. Ayúdanos a ser cada vez más buenos, a ser como Tú nos quieres. Y te agradezco porque sé que siempre estás cerca de mí y que nunca me abandonas, sobre todo cuando tengo más miedo, y porque has enviado a mi Ángel custodio que cada día me protege e ilumina. Amén.
I. Estación
Poncio Pilato condena a Jesús a muerte
Pilato les habló de nuevo, porque quería liberar a Jesús, pero ellos gritaban: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!». Entonces Pilato decidió acceder a su petición: les dejó en libertad al que pedían, que estaba en la cárcel por disturbio y homicidio, y les entregó a Jesús para que hicieran con él lo que quisieran (Lc 23,20-21.24-25).
Meditación
Cuando estaba en primero de primaria, Marcos, un niño de mi clase, fue acusado de haber robado la merienda de su compañero de banco. Yo sabía que no era cierto, pero me callé, no era mi problema, y además todos lo señalaban a él como culpable. ¿Por qué tendría que haber intervenido?
Todavía, cada vez que lo recuerdo, siento vergüenza, me duele mi actitud. Hubiera podido ayudar a mi amigo, decir la verdad y ayudar a que se haga justicia, en cambio me comporté como Pilato y preferí mirar hacia otra parte. Elegí el camino más cómodo y me lavé las manos. Hoy estoy muy arrepentido. Hubiera querido tener un poco de valentía, seguir mi corazón y ayudar a mi amigo en dificultad.
A veces sólo sentimos la voz de quien hace y quiere el mal, mientras la justicia es un camino cuesta arriba, con obstáculos y dificultades, pero tenemos a Jesús a nuestro lado, dispuesto a sostenernos y ayudarnos.
Oración de los niños
Jesús, concédeme un corazón sencillo y sincero, así tendré el valor y la fuerza de caminar en tu justicia, aun en las dificultades. «Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo» (Sal 22,4).
Oremos
Señor, Padre bueno,
infunde en nosotros tu Espíritu Santo
y concédenos tu fortaleza,
porque sólo así tendremos la valentía
de testimoniar tu verdad,
que es camino de justicia y reconciliación.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
II Estación
Jesús con la cruz a cuestas
Los hombres que habían detenido a Jesús se burlaban de él y lo golpeaban y, tapándole los ojos, le decían: «¡Adivina!, ¿quién te pegó?». Y le gritaban toda clase de insultos (Lc 22,63-65).
Meditación
En clase leíamos por turnos el libro Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar. Cuando fue el turno de Martina, comenzó a confundir las letras unas con otras y así las frases perdieron el significado. Palabra tras palabra empecé a reír y conmigo todos los demás. Todavía recuerdo el rostro de Martina sonrojado, la voz quebrada y los ojos llenos de lágrimas.
Tal vez no era nuestra intención burlarnos de ella, sin embargo, ¡cuánto dolor le provocamos con nuestras carcajadas!
La persecución no es un recuerdo lejano de hace dos mil años, a veces algunas de nuestras acciones pueden juzgar, herir y pisotear a un hermano o a una hermana.
En ocasiones, haber hecho sufrir a alguien puede habernos causado un poco de placer, porque detrás de esos sufrimientos enmascaramos nuestros propios problemas.
Jesús nos ha enseñado a amar y en su amor se encuentra la respuesta a todos los sufrimientos. Tenemos que estar dispuestos a todo para no hacer el mal a los demás, por el contrario, para hacerles el bien.
Oración de los niños
Jesús, nada nos separará de tu amor. Haznos capaces de amar a nuestros hermanos y a nuestras hermanas menos favorecidos.
Oremos
Señor, Padre bueno, que nos has enviado a Jesús,
obediente hasta la muerte,
concédenos la fuerza de tu amor
para tomar con valor nuestra cruz.
Concédenos tu esperanza y sabremos reconocerte
incluso en los momentos más oscuros de nuestra vida.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
III Estación
Jesús cae por primera vez
Él cargaba y soportaba nuestros dolores; nosotros lo consideramos un castigado por Dios, golpeado y humillado. Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones y quebrantado por nuestros crímenes (Is 53,4-5).
Meditación
En quinto de primaria era el mejor en matemáticas, terminaba los exámenes en pocos minutos y conocía solamente un resultado: “excelente”.
Cuando por primera vez leí “insuficiente” pensé que era un inútil, sentí el peso de un fracaso inesperado, estaba solo y sin ningún consuelo.
Pero ese momento me hizo crecer, en casa mis padres me animaron y me hicieron sentir su amor; volví a levantarme y seguí esforzándome en el estudio.
Hoy sé que cada día vacilamos y podemos caer, pero Jesús está siempre ahí para tendernos la mano, para hacerse cargo del peso de nuestras cruces y volver a encender en nosotros la esperanza.
Oración de los niños
Jesús, has caído debajo de la gran cruz que llevabas. También yo caigo a menudo y me lastimo. Protégeme en mi camino y concédeme la fuerza de llevar mis cargas junto a Ti.
Oremos
Señor, has asumido nuestros sufrimientos
y los has compartido hasta el patíbulo que aplasta y humilla.
No nos abandones bajo el peso de nuestras cruces,
que a veces nos parecen demasiado pesadas.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
IV Estación
Jesús encuentra a su Madre
Cuando se acabó el vino, la madre de Jesús le dijo: «Ya no tienen vino». Pero Jesús le contestó: «Mujer, ¿qué tiene que ver eso con nosotros? Todavía no ha llegado mi hora». Pero su madre dijo a los que servían: «¡Hagan lo que él les diga!» (Jn 2,3-5).
Meditación
Cuando pienso en mi mamá veo su rostro amable, siento el calor de sus abrazos y me doy cuenta de su amor por mí.
Ella me acompaña a todos lados, a los entrenamientos de fútbol, al curso de inglés y a la catequesis el domingo por la mañana.
Por la tarde, aunque esté cansada, me ayuda mientras hago los deberes; y cuando de noche tengo pesadillas, se pone a mi lado, me tranquiliza y espera que me duerma otra vez.
Si tengo un problema, una duda o sencillamente pensamientos desagradables, ella está siempre dispuesta a escucharme con su sonrisa.
Y en los momentos más difíciles no necesito decir palabras, basta una mirada, ella se da cuenta enseguida y me ayuda a superar cada sufrimiento.
Oración de los niños
Jesús, haznos capaces de dejarnos abrazar por María nuestra madre del Cielo.
Oremos
Señor, Padre bueno,
concédenos que encontremos la mirada amorosa de María,
para que cada uno de nosotros,
libres de la propia soledad interior,
podamos descansar en el abrazo maternal de Aquella
que en Jesús abrazó y amó a todos los hombres.
Él que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
V Estación
El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la cruz
Cuando se llevaban a Jesús detuvieron a un hombre de Cirene, llamado Simón, que volvía del campo, y lo obligaron a cargar la cruz para que la llevara detrás de Jesús (Lc 23,26).
Meditación
Durante el verano jugaba con los amigos del barrio en el parque que está delante de mi casa. Desde hacía algunos meses teníamos nuevos vecinos con un hijo de mi misma edad. Sin embargo, él no jugaba con nosotros, ni siquiera entendía bien nuestra lengua. Un día noté que nos estaba mirando de lejos, quería jugar con nosotros, pero no tenía el valor de pedírnoslo. Me acerqué, nos presentamos y lo invité a jugar un partido de fútbol con nosotros. Walid desde aquel día es uno de mis mejores amigos, además de ser el portero de nuestro equipo.
Mirando de lejos una persona, lo primero que notamos es la figura, después nos damos cuenta si es hombre o mujer y lentamente toman forma los detalles de su rostro, pero sólo cuando lo reconocemos como hermano estamos abriendo nuestro corazón a Jesús.
Oración de los niños
Jesús, hazme acoger con amor a todos los hermanos solos y marginados que encuentre en mi camino.
Oremos
Señor, haznos capaces de reconocerte en los últimos
que encontramos a lo largo de nuestro camino;
danos la valentía y el gozo
de dar de comer al que tiene hambre,
dar de beber al que tiene sed, acoger al extranjero,
vestir al que está desnudo y curar al que está enfermo,
para encontrarte y acogerte en todos los hermanos y hermanas.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
VI Estación
Una mujer enjuga el rostro de Jesús
Entonces los justos le preguntarán [al Rey]: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, forastero o desnudo, enfermo o en la cárcel?». Y el Rey les responderá: «Les aseguro que siempre que ustedes lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron» (cf. Mt 25,37-40).
Meditación
Ese día tenía que jugar el partido más importante del campeonato, era la oportunidad para demostrar todas mis habilidades. En el vestuario estaba nervioso y asustado, pero cuando entré en el campo vi entre los espectadores a Marcos, mi mejor amigo que, aunque no le gustaba el fútbol, estaba allí para apoyarme. Era la primera vez que venía a verme jugar, y por desgracia perdimos.
Mientras me duchaba estaba triste y desanimado, pero cuando salí del vestuario me encontré con mi amigo, que me estaba esperando con un refresco de naranja en la mano. Pasamos un rato juntos, y así esa hora y ese refresco de naranja hicieron todo más llevadero, la derrota sufrida se convirtió en un recuerdo menos amargo.
Un encuentro, una mirada, un gesto pueden cambiar nuestro día y llenar nuestro corazón. En el rostro afligido de un amigo, o incluso de un desconocido, está el rostro de Jesús que pasa por el mismo camino que yo... ¿Tendré la valentía de acercarme?
Oración de los niños
Jesús, concédeme cruzarme con tu mirada en los momentos de dificultad, para que así pueda encontrar consuelo en tu amor.
Oremos
Señor, haz que la luz de tu Rostro,
lleno de misericordia,
alivie las heridas del abandono y del pecado que nos afligen.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
VII Estación
Jesús cae por segunda vez
Él no cometió pecado ni se halló engaño en su boca. Él cargó sobre su cuerpo nuestros pecados, llevándolos al madero, para que, muertos al pecado, viviéramos para lo que es justo (1 P 2,22.24).
Meditación
En cuarto de primaria quería a toda costa ser el protagonista de la obra de teatro escolar de final de curso. Había hecho todo lo posible para conseguir el papel, había ensayado los diálogos varias veces frente al espejo, pero la maestra decidió darle el papel a Juan, que era un niño muy reservado.
En ese momento me sentí humillado y enojado, conmigo mismo, con la maestra y con Juan. La obra fue un éxito, y desde ese momento Juan se abrió más a toda la clase.
Mi decepción había servido para ayudar a otra persona, la decisión de la maestra había dado una oportunidad a alguien que realmente lo necesitaba.
Oración de los niños
Jesús, hazme instrumento de tu amor, haz que yo escuche el lamento de quien vive una situación difícil, para poder consolarlo.
Oremos
Señor, Tú caíste por tierra como cualquier otro hombre.
Concédenos la fuerza de volver a levantarnos
aun cuando no tenemos ni siquiera el deseo de hacerlo.
Aumenta en nosotros la convicción
de que, aunque estemos cansados y desanimados,
contigo a nuestro lado siempre podemos volver a caminar.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
VIII Estación
Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén
Seguía a Jesús una gran multitud del pueblo y de mujeres que lloraban y se lamentaban por él. Pero Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: «¡Mujeres de Jerusalén, no lloren por mí! Lloren más bien por ustedes y por sus hijos» (Lc 23,27-28).
Meditación
Mi hermano y yo habíamos estado jugando a los videojuegos toda la tarde. Al anochecer, mamá nos preguntó si habíamos hecho los deberes. Los dos le contestamos: “Claro, mamá”. Inmediatamente me fui a mi habitación y empecé a hacerlos, mientras mi hermano veía la televisión en el sofá.
Al día siguiente él no fue a la escuela, fingiendo un terrible dolor de estómago.
De regreso a casa, fui a su habitación y hablamos de lo que había pasado: nos equivocamos al mentirle a mamá y él se equivocó al fingir el dolor de estómago.
Le sugerí que hiciera los deberes enseguida, y lo ayudé a terminar los del día anterior. Cuando acabamos, pasamos el resto de la tarde jugando.
Corregir a un hermano es un gesto difícil pero necesario, requiere valor, sencillez y delicadeza.
Oración de los niños
Jesús, que has llenado nuestros corazones de dulzura y sensibilidad, haznos capaces de cuidar a nuestros hermanos más pequeños.
Oremos
Señor, Padre bueno,
haznos testigos creíbles de tu misericordia;
haz que nuestras palabras y nuestras acciones
sean siempre un signo sincero y gratuito de caridad
hacia cada uno de nuestros hermanos.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
IX Estación
Jesús cae por tercera vez
[Jesús dijo:] Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere queda solo; pero si muere da mucho fruto. El que se apega a su vida la perderá; el que desprecia la vida en este mundo la conservará para la vida eterna (Jn 12,24-25).
Meditación
Durante el último año, con mi familia no hemos vuelto a visitar a nuestros abuelos. Mis padres dicen que es peligroso, podríamos hacer que se enfermen de Covid. ¡Los extraño!
Igual que extraño a mis amigos de voleibol y a los scouts.
A menudo me siento sola.
También la escuela está cerrada, antes iba a veces de mala gana, pero ahora sólo quisiera regresar a la clase para ver a mis compañeros y a las maestras.
La tristeza de la soledad a veces se vuelve insoportable, nos sentimos “abandonados” por todos, incapaces de volver a sonreír. Como Jesús, nos encontramos caídos por tierra.
Oración de los niños
Jesús, luz eterna, te suplico que resplandezcas cuando me pierdo en oscuros pensamientos y me alejo de Ti.
Oremos
Señor, que subiste al Calvario como cordero para el sacrificio,
ilumínanos en esta noche oscura,
para que no nos extraviemos en estos momentos difíciles.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
X Estación
Jesús es despojado de las vestiduras
[Los soldados] lo crucificaron y se repartieron su ropa por sorteo, para ver qué se llevaba cada uno. Así se cumplió la Escritura: Se han repartido mi ropa entre ellos y sortearon mi túnica (Mc 15,24; Jn 19,24b).
Meditación
En las estanterías de mi habitación había muchas muñecas, cada una diferente. En cada aniversario recibía una nueva como regalo, y estaba muy encariñada a todas mis pequeñas amigas.
El domingo, durante los avisos al final de la misa, el párroco mencionó una campaña de recogida de juguetes para los niños refugiados de Kosovo.
Al llegar a casa, miré mis muñecas y pensé: “¿Realmente las necesito?”.
Con tristeza elegí algunas, las más antiguas, las que menos me gustaban. Preparé la caja para llevarla a la iglesia el domingo siguiente.
Sin embargo, por la noche tuve la sensación de que no había hecho lo correcto. Antes de irme a la cama, la caja estaba llena de muñecas y las estanterías vacías.
Deshacerse de lo superfluo aligera el alma y nos libra del egoísmo.
Dar nos hace más felices que recibir.
Oración de los niños
Jesús, vela sobre mi corazón, hazlo libre de la esclavitud de las cosas materiales. Ayúdame a no dar sólo lo superfluo, sino también algo necesario.
Oremos
Señor, Padre bueno, llena nuestras lagunas,
haznos generosos para compartir con los hermanos
los dones de tu providencia.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
XI Estación
Jesús es clavado en la cruz
El pueblo estaba contemplando. Los jefes se burlaban y le decían: «¡Salvó a otros! ¡Que se salve a sí mismo si este es el Mesías de Dios, el elegido!». Los soldados también se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: «¡Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo!» (Lc 23,35-37).
Meditación
El día de Navidad fuimos a Roma con los scouts, a la casa de las Misioneras de la Caridad, para distribuir la comida a los necesitados, renunciando a un día de fiesta con la familia.
A la ida, en el tren, pensaba en todas las cosas que me habría perdido: los sombreros hechos a mano por la abuela María, el juego de lotería, el pan dulce, abrir los regalos delante de la chimenea…
Al volver, pensaba en los rostros de las personas que había servido, en sus sonrisas y en sus historias… El pensamiento de haber llevado a aquellas personas un momento de serenidad hizo inolvidable aquella Navidad.
Ofrecernos nosotros mismos y nuestro servicio con amor es la lección que nos da Jesús en la cruz.
Oración de los niños
Jesús, líbranos de nuestro orgullo y de nuestros prejuicios, haz que nuestro corazón esté abierto a los demás.
Oremos
Señor, danos la gracia
de no permanecer abrumados por nuestros pecados,
y ayúdanos a ver en cada una de nuestras debilidades
una posibilidad nueva
para manifestar la fuerza de tu cruz,
que da vida y esperanza.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
XII Estación
Jesús muere en la cruz
Era casi mediodía y se oscureció toda la tierra hasta media tarde, porque el sol había dejado de brillar. La cortina del Templo se rasgó por la mitad. Y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: «¡Padre, en tus manos entrego mi espíritu!». Y, después de decir esto, expiró (Lc 23,44-46).
Meditación
Hace poco, después de haber tratado el tema en el colegio, escribí una redacción sobre los niños que eran víctimas de la mafia. Me pregunto: ¿cómo es posible cometer acciones tan terribles?, ¿es justo perdonar algo así? Y yo, ¿sería capaz de hacerlo?
Jesús, muriendo en la cruz, nos ha dado la salvación a todos. No vino a llamar a los justos, sino a los pecadores que tienen la humildad y la valentía de convertirse.
Oración de los niños
Jesús, danos la fuerza de perdonar, Tú que has dicho: “Habrá más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse”.
Oremos
Señor Jesús,
que has muerto en la cruz por nosotros,
acoge nuestra vida
que se une a la tuya
como una ofrenda perenne y definitiva.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
XIII Estación
El cuerpo de Jesús es bajado de la cruz
Al atardecer vino un hombre rico de Arimatea llamado José, quien también se había hecho discípulo de Jesús, y se presentó ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato ordenó que se lo entregaran (Mt 27,57-58).
Meditación
Bajaron de la ambulancia unos hombres que parecían astronautas, vestidos con bata, guantes, mascarillas y visera, se llevaron al abuelo que tenía dificultades para respirar desde hacía algunos días.
Fue la última vez que vi al abuelo, murió pocos días después en el hospital, imagino que sufriendo también a causa de la soledad.
No pude estar cerca de él físicamente, decirle adiós y darle consuelo.
He rezado por él cada día, así pude acompañarlo en su último viaje terreno.
Oración de los niños
Te damos gracias, Jesús, porque con tu muerte en la cruz nos has dado la fuerza de la esperanza.
Oremos
Oh Señor, Padre bueno,
concédenos sentirte cercano,
como presencia que consuela y reconcilia,
hasta el momento en que, por un don de tu providencia,
nos llames para que seamos uno solo contigo.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
XIV Estación
El cuerpo de Jesús es puesto en el sepulcro
José tomó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia y lo puso en el sepulcro nuevo que él había excavado en la roca. Después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro y se fue (Mt 27,59-60).
Meditación
Querido Jesús: Me llamo Sara, tengo doce años y te quiero dar gracias porque hoy me has enseñado a hacer el bien en nombre de tu amor. Me has enseñado a superar todo sufrimiento confiando en ti, a amar al otro como a un hermano, a caer y a levantarme, a servir a los demás, a liberarme de los prejuicios, a reconocer lo esencial y sobre todo a unir cada día mi vida a la tuya. Hoy, gracias a tu gesto de amor infinito, sé que la muerte no es el final de todo.
Oración de los niños
Jesús, ayúdanos a no interrumpir nuestra oración cuando sentimos el corazón pesado ante la piedra de tu sepulcro.
Oremos
Oh Señor, Padre bueno,
cuando el camino de la vida nos muestra historias difíciles,
concédenos la esperanza de la Pascua,
paso de la muerte a la resurrección.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Oración final
Señor, Padre bueno, también este año hemos hecho memoria del Vía Crucis de tu Hijo Jesús, y lo hemos hecho con las voces y las oraciones de los niños, que Tú mismo has indicado como ejemplo para entrar en tu reino.
Ayúdanos a ser como ellos, pequeños, necesitados de todo, abiertos a la vida. Haz que volvamos a adquirir la pureza de la mirada y del corazón.
Te pedimos que bendigas y protejas a todos los niños del mundo, para que puedan crecer en edad, sabiduría y gracia, para que conozcan y sigan el proyecto de bien que Tú has pensado para cada uno.
Bendice también a los padres y a cuantos colaboran con ellos en la educación de estos hijos tuyos, para que se sientan siempre unidos a ti al dar vida y amor.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.