Después de la pandemia, toca mimar a esta institución que es célula básica de la sociedad. Aquí van algunas propuestas en positivo
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Este 19 de marzo, festividad de San José, el Papa Francisco convoca el “Año de la Familia, Amoris Laetitia”, evento que se lleva celebrando trienalmente desde 1994, y en el que se trata de apoyar a la empresa más importante que tenemos: nuestra familia. El lema esta vez es: “El amor familiar: vocación y camino de santidad”.
El Papa ha hecho coincidir esta convocatoria con el V aniversario de la encíclica Amoris Laetitia y con el III de Gaudete et Exsultate, para centrar su discurso en la vocación al amor de cada persona desde el lugar que ocupa dentro de su hogar. Además, se solapa con el otro gran acontecimiento que hay en curso: el año de San José, que durará hasta el próximo 8 de diciembre.
La pandemia ha pasado factura
Esta celebración nos viene como anillo al dedo, sobre todo después de lo que estamos aun sufriendo a causa de la Covid-19. El confinamiento supuso permanecer encerrado entre cuatro paredes con nuestros seres queridos (o bien con personas que de la noche a la mañana se convirtieron en familia), sacando lo mejor y peor de nosotros.
Muchos matrimonios no han soportado la tensión y se han roto, hermanos que apenas se trataban se han peleado porque sus temperamentos chocaban entre cuatro paredes, padres que han recurrido a los gritos al no saber gestionar su mundo emocional, y así un largo etcétera.
Sin embargo, a pesar de lo dura que resultó ser en muchos casos la convivencia forzada, permanecer en nuestros grupos burbuja es lo que nos ha salvado del virus. Y del mismo modo, en el terreno económico, esta institución una vez más es la que está ayudando a muchos de sus miembros a salir de la crisis.
De esta forma podemos afirmar que esta pequeña iglesia doméstica es imprescindible, con o sin pandemia, para salir adelante, aunque muchas veces no sea tenida en cuenta ni se le otorguen las ayudas adecuadas.
En este caso, como salimos de una época difícil, todas las iniciativas son más que bienvenidas y esperamos sirvan de inyección de vitalidad y fuerzas ante la ardua tarea que es la vida familiar.
El primer encuentro, con Juan Pablo II
Nos remontamos a 1994, cuando el Papa Juan Pablo II bajo el lema “La familia, corazón de la civilización del amor” inauguró por primera vez en la historia unas fechas que quedarían clausuradas con el Encuentro Mundial en Roma, al que tuve la inmensa suerte de poder asistir cuando apenas era una niña.
Por aquel entonces, Su Santidad proclamó que “en la familia se fragua el futuro de la Humanidad”. Desde el momento en que un matrimonio de hombre y mujer empieza su andadura, esa comunidad de personas se convierte en lugar donde aprender a amar y a ser amado.
Con una periodicidad trienal, este evento se ha ido celebrando hasta hoy. Cuando más lo necesitamos, aún en plena pandemia en la que la escuela de valores por antonomasia ha salido muy perjudicada, en el calendario hay agendado un año especial. Promete ser restaurador de heridas, fortaleza para los matrimonios y guía para los padres-educadores.
Objetivos que se persiguen
Los objetivos que el Dicasterio de los Laicos, Familia y Vida quiere conseguir son:
- Experimentar la alegría del evangelio
- Proclamar el precioso valor del sacramento del Matrimonio
- Involucrar a padres y madres en la pastoral de formación con carácter transversal
- Entusiasmar a la juventud con la verdad y belleza del amor
El Dicasterio transmitirá las distintas iniciativas
Por medio de iniciativas espirituales, pastorales y culturales, desde el Dicasterio se van a lanzar distintas propuestas. Todo quedará recogido en la web www.amorislaetitia.va, escrita en cinco idiomas: inglés, francés, español, portugués e italiano.
Con esta oferta se pretende fortificar la preparación al Matrimonio y ayudar mejor a las parejas tras la boda y en la educación de sus hijos. También crear círculos de reflexión sobre el desafío que supone la vida en el hogar y también apoyar a las parejas en crisis.
El Santo Padre apuesta por trabajar más profundamente esas tres palabras esenciales que puso de moda al inicio de su pontificado: “gracias”, “permiso” y “perdón”. Ahí está la clave para la solución de muchos de los conflictos que se dan entre miembros de un mismo clan.
Además, se reclama una reciprocidad entre la familia y la Iglesia: mayor participación de matrimonios y más profundización en la formación de agentes pastorales.
Despedida con un Encuentro Mundial en Roma
Estos trabajos cerrarán con el X Encuentro Mundial de Familias que presidirá el Papa Francisco en Roma el 26 de junio de 2022, atrasado un año debido al coronavirus.
Será la ocasión perfecta, si las autoridades sanitarias ya lo permiten, para viajar a la Ciudad Eterna con todas nuestras familias.
A partir de hoy podemos encomendarnos a la Sagrada Familia, especialmente en este año de San José, pues son nuestro modelo y guía.
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