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Rezar con los salmos es una guía semanal que te ofrecemos para meditar sobre la Palabra de Dios. Hoy te presentamos el Salmo 50 (49).
El Señor no reprende a su pueblo por los sacrificios de animales, sino por el ritualismo sin sentido; esa repetición vacía que no lleva la vida de Dios. El Señor desprecia la falta de interés en aprender, en escuchar, en hacer caso a su Palabra.
Dios desaprueba esas vidas que no corresponden a las palabras que pregonan. Esos actos que no honran su Vida y muestran el olvido a Su santidad.
Cambiar el corazón
Él quiere que se le alabe con actos generosos y buenos que reflejen la bondad de quien sigue su camino. A esos les hará degustar su salvación. El Padre de bondad invita a cambiar los corazones para acercarse a Él de la manera que ha enseñado, que ha mostrado a través de sus profetas. Y esa manera no son rituales y ceremonias vacías, sino corazones generosos y misericordiosos.
Ama a quien te ofende
Del mismo modo, el cristiano hoy puede hacer lo mismo. No asistir a las celebraciones con la mente en otro lado, repitiendo lo que dice el sacerdote de modo automático, sino viviendo cada momento, y llevando ese aprendizaje a la vida de cada día. Amando a cuantos nos topamos por el mundo; nos hagan bien o no.
El cristiano tiene esa tarea mayor: amar a quien le ofende. Uno de los mandamientos más difíciles que hay. Pero como siempre, con Dios todo se puede, no nos deja solos y no espera que lo hagamos con las propias fuerzas. Él es el camino y la meta, y quien acompaña cada uno de nuestros pasos.
Salmo 50(49),8-9.16bc-17.21.23
No te acuso por tus sacrificios:
¡tus holocaustos están siempre en mi presencia!
Pero yo no necesito los novillos de tu casa
ni los cabritos de tus corrales.
«¿Cómo te atreves a pregonar mis mandamientos
y a mencionar mi alianza con tu boca,
tú, que aborreces toda enseñanza
y te despreocupas de mis palabras?
Haces esto, ¿y yo me voy a callar?
¿Piensas acaso que soy como tú?
Te acusaré y te argüiré cara a cara,
El que ofrece sacrificios de alabanza
me honra de verdad;
y al que va por el buen camino
le haré gustar la salvación de Dios».
Texto bíblico: Libreria Editrice Vaticana
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