No es azar. Dos corazones enamorados tienen el potencial de vivir toda la realidad del amorTodos deseamos tener y encontrarnos con nuestra alma gemela. Esa persona con la que estamos destinados a compartir la vida y descubrir su sentido. Alguien con quien podemos sentirnos amados incondicionalmente tal como somos.
El concepto de alma gemela es romántico. Sin embargo, puede limitar la noción que tenemos de las relaciones si queda solo en un plano superficial como ocurre, por ejemplo, cuando no podemos ponernos de acuerdo sobre algún tema o pasamos por momentos de tensión con nuestra pareja si hay algo que nos molesta del otro.
Vivir estas circunstancias no significa que no estemos “hechos el uno para el otro” o que “hayamos elegido a la persona incorrecta”. Esto puede sucederle a novios o matrimonios que con los años comienzan a verlo como una incompatibilidad de pareja o como un error el estar juntos y terminan en una separación o en un divorcio.
Una relación se puede vivir con gran ansiedad buscando alguna confirmación que nos haga saber cuál es la voluntad de Dios repasando pasajes bíblicos o esperando una señal que nos indique que esa persona es nuestra alma gemela. Cuando se trata de una decisión tan importante que compromete nuestra felicidad, ¿cómo saber si la hemos encontrado?
No vamos a encontrar otro idéntico a nosotros
“….Es un camino juntos de un hombre y una mujer, en el que el hombre tiene la misión de ayudar a la mujer a ser mejor mujer, y la mujer tiene la misión de ayudar a su marido a ser más hombre. Esta es la misión que tienen entre ustedes. Es la reciprocidad de la diferencia.” (Papa Francisco)
Cada relación está compuesta por dos seres diferentes e imperfectos, con historias de vida, experiencias, talentos, dones y debilidades propias. Es precisamente en las particularidades de cada uno donde se esconden las riquezas de poder crear algo nuevo juntos.
A través del conocimiento mutuo y el entendimiento de las diferencias es posible un proyecto de vida común. Cuando ponemos empeño en conocernos, nutrirnos y aprender el uno del otro podemos complementarnos en nuestra naturaleza femenina y masculina para poder vivir un amor más pleno ayudándonos mutuamente.
Se trata de elegir a una persona con quien compartir la vida, pero aún más importante es que esa vida compartida sea reflejo del amor de Dios, una invitación a vivirlo tal como lo ha pensado para nosotros cuando nos creó con una misión.
Buscar a Dios con todo el corazón aclara el estado de una relación
“No hay éxito sólo si dura, es importante la calidad. Estar juntos y saberse amar para siempre es el desafío de los esposos cristianos.” (Papa Francisco)
Cuando uno pone el foco en buscar a Dios con todas sus fuerzas y reposa su corazón con confianza en ese anhelo, todo lo demás en la vida llega y se ordena, toma el lugar que le corresponde y el tiempo adecuado que necesita para madurar.
Eso es lo que sucede en una relación con otra persona. Cuando no nos enfocamos en controlarlo todo sino que entregamos el amor y lo dejamos fluir en nuestra vida, abrimos un espacio de nuestro corazón para convertirnos en un don para el otro.
Vivir como pareja de un modo que glorifica a Dios, hace que esa relación sea un bien con aciertos y errores. Amarlo a Dios primero antes que nada en el mundo nos impulsa a la experiencia de un amor verdadero. Estar cerca de Dios nos hace mejores seres humanos buscando poner en práctica hábitos saludables que son las virtudes.
Toda relación implica trabajo, sacrificio y compromiso
“….Deberían hablar de lo que cada uno espera de un eventual matrimonio, de su modo de entender lo que es el amor y el compromiso, de lo que desea del otro, del tipo de vida en común que quisieran proyectar.” (Papa Francisco)
Una relación amorosa no tiene una dinámica estática. Cambia y se renueva todo el tiempo. El amor siempre nos desafía a trabajar juntos cada día. Por eso, se requiere de un compromiso sincero y la actitud para cuidar la relación, conservarla, desarrollarla y restaurarla cuando se dan los conflictos normales de toda convivencia.
Algo que es valioso necesita cuidarse para poder conservarse. Nunca será fácil llevar a la práctica un proyecto compartido en medio de un mundo con presiones y exigencias. Las relaciones de pareja se construyen en el tiempo y exigen el trabajo de ambos. El amor está lleno de acciones y, por eso, cada uno es responsable de esa relación.
Depende de los enamorados saber dónde quieren ir. Cómo se ven, proyectan y sueñan. No es una cuestión de azar o lo que nos sucede, sino lo que hacemos que suceda. El diálogo frecuente y la búsqueda de educarse con herramientas que aumenten nuestra capacidad para amar nos abre camino a un amor más completo.
¿Cómo saber si he encontrado a mi alma gemela?
Un alma gemela es alguien con quien no solo nos hemos encontrado, sino que nos hemos conocido. Alguien con quien hemos crecido espiritualmente y con quien somos capaces de descubrir alegría en Dios, superado conflictos juntos, construido una relación más fuerte y dado abundante fruto como resultado de ese amor.
Un alma gemela es diferente a la nuestra, pero ha decidido comprometerse a vivir amando en las tristezas y las alegrías, en cada circunstancia y desafío que nos lanza la vida. Es un alma que ha trabajado para seguir un plan divino en la vocación del amor buscando el bien del otro, teniendo en cuenta los detalles y muchas veces haciendo esfuerzos silenciosos.
Un alma gemela es aquella que ha logrado “desaparecer” poniendo al otro primero antes que a sí mismo para hacerlo brillar como verdadero protagonista de su vida. No ha intentado igualarse, sino estar tan unido que con encontrarse en las pequeñas cosas de lo cotidiano puede reconocerse en la mirada del otro.
Mi mejor versión
Un alma gemela sabe que su vida ha sido enaltecida. El otro no le ha cambiado, sino que le ha ayudado a ser su mejor versión, a sacar todo su potencial; a ser feliz a pesar de todo; a ser querido más allá de los errores y valorado no por lo que hace sino por quien es.
Un alma gemela es un alma que se ha unido con otra en las cosas más simples de la vida para construir con ellas un proyecto extraordinario. Dos almas que han podido comunicarse más allá de las palabras y en todas las formas nuevas que el amor les ha inspirado.
Un alma gemela vive agradecida, aprecia el descanso en unos brazos cansados pero firmes que le sostienen en el dolor. Es un alma que se ha convertido en el rostro de un amor nacido en otro corazón que sencillamente ha decidido darse todo, cada día y para siempre.
El concepto de alma gemela es romántico, pero para encontrarlo necesita entenderse en su totalidad y a un nivel más profundo que trasciende a lo eterno. Un amor que crece tan alto que es capaz de tocar el cielo. Cuando dos enamorados siguen siendo dos pero al mismo tiempo y a pesar de él, son siempre uno.
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