“El pueblo está respondiendo”, dijo a Aleteiael padre Miguel Fuertes desde Iquitos, departamento de Loreto, en la Amazonía peruana. En ese lugar, para muchos “alejado”, la pandemia del coronavirus ha dejado una verdadera crisis del oxígeno. Esto ha motivado a la realización de una férrea campaña para conseguir una nueva planta.
“Están muriendo personas por falta de oxígeno”, prosiguió el administrador diocesano del Vicariato Apostólico de Iquitos.
“Ante la situación que vivimos nuevamente estamos convocando a una colecta para conseguir una nueva planta. Sería administrada directamente por la Iglesia de Iquitos. La mayor parte del pueblo lo ha visto bien porque lo ve necesario. No ha habido una respuesta adecuada del gobierno local”, agregó Fuertes.
Hasta aquí tan solo una postal de los efectos de la pandemia en Perú, uno de los países más afectados de América Latina con más de un millón de afectados y un número de fallecidos superior a 44.000.
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En medio de esto, el escándalo del “Vacunagate”
Pero mientras Fuertes clama ayuda desde Loreto, a nivel mediático ha hecho más ruido un escándalo vinculado a la aplicación “irregular” de las vacunas de parte de centenares de personas influyentes de Perú mucho antes de que las dosis estuvieran dispuestas para la población.
“Vacunagate”es el nombre que se la ha dado a esta situación. Esto deja al descubierto el tema del abuso, los privilegios. Lo mismo el gran flagelo de la corrupción, un aspecto que ha estado presente desde hace décadas en Perú.
Una vez trascendida la noticia el miércoles 10 de febrero que en primera instancia vinculaba al expresidente Martín Vizcarra y su vacunación en la etapa de los ensayos clínicos (octubre 2020), inmediatamente el hecho generó indignación luego de que se confirmara que no había sido el único.
Es que rápidamente, recuerda BBC Mundo, el tema salpicó al gobierno del presidente Francisco Sagasti con funcionarios que también estaban en la lista de los que habían recibido la vacunación. Por ejemplo, la ministra de Salud Mazzetti, quien renunció el viernes pasado. También el canciller Astete, quien terminó renunciando recientemente.
Pero el golpe de gracia fue dado este lunes 15 de febrero cuando se hizo pública una lista con 487 inoculados, donde además de influyentes aparecen también nombres de personas allegadas, por ejemplo, de Vizcarra (esposa y hermano).
Las investigaciones están en curso (hasta se formó una comisión en el Congreso), en horas de extensas declaraciones de los involucrados y en un país que si bien todavía no empezó la vacunación masiva, recién empieza a vislumbrar la luz con trabajadores de la salud que empezaron a ser inmunizados desde este 8 de febrero.
“No nos dejemos robar la esperanza”
Este 18 de febrero fue la propia Iglesia de Perú la que sacó un comunicado en el que se expresa sobre la crisis política actual desatada por el escándalo de las vacunas.
A través del mensaje difundido hace mención al reprochable proceder de algunas autoridades que “se han beneficiado egoístamente dejando de lado los intereses del país, el bien común y su obligación de velar por los más necesitados, los que están en primera línea de lucha contra la pandemia”.
“Esto muestra un nuevo rostro del monstruo de la corrupción y de la crisis ética y de valores que impide la auténtica realización de la justicia y el desarrollo del país”, señalan los obispos en uno de los puntos.
“No es posible que sigan muriendo médicos, enfermeras, policías, servidores públicos y tantos otros voluntarios, mientras que un grupo insensible busca su propio interés”, prosiguen.
Investigación y sanción
“Exigimos que estos hechos sean debidamente investigados y sancionados para que la impunidad no tenga más espacio entre los peruanos y, por fin, logremos trabajar en unidad y transparencia para vencer esta pandemia”, indican los obispos acerca de un hecho que también llegó a salpicar al propio nuncio apostólico en Perú, Nicola Girasoli.
Por último, los obispos también invitan a recordar que son muchos los que están trabajando y haciendo el bien para superar esta situación. Es aquí donde perfectamente entran nombres como el de Fuertes y tantas otras personas u iniciativas como “Respira Perú”.
Incluso, los centenares de médicos y enfermeros que murieron entregando sus vidas a causa de la pandemia, los mismos que fueron homenajeados durante el Miércoles de Ceniza en la Basílica de Trujillo.
“¡No nos dejemos robar la esperanza!”, claman los obispos al cierre del enérgico comunicado.
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