Claves para vivir sin los 5 sentidos tras el coronavirus

Dios nos creó perfectos y completos, con un cuerpo dotado con cinco sentidos para entender y relacionarnos con el mundo, y también para conocerle a Él. Los sentidos son un regalo de Dios y debemos utilizarlos de forma que a Él le agrade. Los sentidos se educan, como todas las potencialidades humanas.

Sin embargo, no todos disponemos siempre de todos los sentidos. El coronavirus lo ha puesto aún más de manifiesto. Perder uno de los sentidos puede ser fuente de gran malestar y sufrimiento.

De hecho, desde el inicio de la pandemia del coronavirus la OMS señaló que la pérdida del sentido del gusto (ageusia) y del olfato (anosmia) era uno de los síntomas habituales de esta enfermedad. Y un estudio reciente del Hospital Clínic de Barcelonaha concluido que más de la mitad de pacientes infectados presenta una pérdida grave del sentido del olfato (53’7%) y del gusto (52’2%).

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Pérdida y distorsión del gusto

Normalmente el sentido del olfato está vinculado al del gusto y por esta razón el 90% de los pacientes que han visto afectado el sentido del olfato, han perdido también el gusto. Aunque, según Joaquim Mullol, responsable del estudio, en muchos casos es más correcto hablar de distorsión en el sentido del gusto (disgeusia) que de pérdida total. Algunos pacientes sienten cambios en la intensidad de los sabores o en la calidad: tienen un mal sabor en la boca, a veces metálico o amargo.

Actualmente ya se han realizado numerosos estudios validados por la comunidad médica internacional con pacientes de coronavirus que han perdido el sentido olfativo. E indican que un 45% de ellos recupera el olfato en dos o tres semanas como máximo, sin mayores complicaciones. Pero hay un 7% de los afectados que necesitan más de tres meses y esta situación puede resultar muy frustrante.

Menor disfrute de las comidas

Además, la afectación del gusto y del olfato implica otros riesgos. “Crea un gran desconocimiento entre las personas y muchos de los alimentos que hay a su alrededor. Por ejemplo, hay quienes se vuelven incapaces de reconocer un producto en mal estado“, advierte el doctor Mullol. Así que hay que estar atentos al aspecto visual de los alimentos y fijarse bien en la fecha de caducidad. También se recomienda estar pendiente a la hora del cocinado de que la comida no se queme.

Otro de los problemas asociados a esta patología, es que se deja de disfrutar de la comida, lo que crea una serie de desórdenes que afectan mucho a la calidad de vida, porque no nos preocupamos de llevar una alimentación equilibrada y suficiente. En este caso el consejo es elaborar comidas conocidas y recordar su sabor, además de cuidar la presentación.

Recomendaciones y consejos 

No obstante, hay que ver siempre la parte positiva de las situaciones. Y a pesar de la falta de olfato y gusto o la distorsión de los sabores, podemos volver a disfrutar de los alimentos y sacar partido de ellos, ¡son múltiples y variados!

La Fundación Alicia, centro de investigación en cocina que trabaja para mejorar la alimentación de las personas y fomentar los hábitos alimentarios, ha realizado las siguientes recomendaciones que pueden ayudarnos a sobrellevar mejor esta circunstancia.

Galería fotográfica

1. Jugar con las texturas y los colores: si tenemos afectados los sentidos del gusto y el olfato, debemos potenciar el resto, como la vista, el oído y el tacto. Cuidar la presentación de los platos, su color y forma, o su textura, haciéndolos crujientes, por ejemplo.
2. Detectar qué sabor no percibimos -dulce, ácido, salado, amargo y umami – y elaborar comidas con sabores que sí percibimos correctamente. Por ejemplo, si tenemos distorsionado el sabor dulce, preparar más comidas saladas o añadir un toque ácido.
3. Si notamos los sabores distorsionados y se nos hace desagradable, podemos enmascararlos con salsa agridulce o con sabores dulces, como las manzanas, miel o mermeladas, o con zumos o pieles de cítricos.
4. Elegir ingredientes con sensación en boca (mouth sensation), por ejemplo, el picante o los sabores frescos y aumentar la condimentación de los alimentos con hierbas aromáticas o especias (menta, albahaca, orégano, laurel, romero, hinojo), con ajo, o con potenciadores de sabor (pastillas de caldo).
5. Potenciar las papilas gustativas con alimentos líquidos o jugosos. Beber agua con limón o darle vueltas a un cubito de hielo en la boca. Preparar té u otras infusiones también es una buena solución.
6. Tomar comidas templadas o calientes (entre 22 y 37 grados) ayuda a que los sabores se intensifiquen.
7. Preparar platos diferentes que no conozcamos, ya que notamos el mal sabor de los alimentos por que no percibimos lo que esperamos de ese plato conocido. Así que si preparamos platos y recetas diferentes que no hemos probado nunca, el efecto de la expectativa se reducey toleramos mejor la distorsión. Aprovechar la circunstancia para conocer otras recetas de otras culturas y países, en ocasiones muy especiadas y atractivas, pero al mismo tiempo sencillas de preparar. Por ejemplo, cocinar pollo al curry, Dahl hindú, mole, yakisoba, ceviches de pescado, falafel…
8. Por último, algo tan sencillo como beber agua. Si tenemos la boca seca no producimos saliva que es importante para detectar los sabores. Así que debemos mantener la boca hidratada mediante el agua, no con bebidas alcohólicas ni refrescos.

Esperamos que estos consejos culinarios sirvan para recuperar el sentido del gusto y el olfato a todos aquellos que padezcan este síntoma tras el coronavirus.

Hasta entonces hay que intentar saborear las cosas buenas que tiene la vida y disfrutar de todo aquello que es agradable a la vista, al oído o al tacto.

Los cinco sentidos son tan importantes y vitales que en muchas ocasiones Jesús sanaba a personas por que les faltaba alguno de estos sentidos. Gracias a ellos conocemos a Dios y el mundo que Él hizo. Por lo tanto, hay que dar gracias por tenerlos.

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