De pronto las cosas van mal, todo se pone peor y a pesar que tratas y te esfuerzas, no logras resolver el problema. ¿Te ha pasado?No imaginas la cantidad de lectores que me escriben por estos artículos o por leer uno de mis libros. Me cuentan sus vidas, inquietudes y problemas. Suelo responder de inmediato y los animo a perseverar en la fe, nunca rendirse y siempre orar, confiar en Dios, acudir a María, la Inmaculada y siempre Virgen. Y al buen san José.
Les sugiero vivir el Evangelio y leer las sagradas Escrituras. Que tomen esa vieja Biblia que colocaron en un rincón de sus casas y la abran. Dios nos quiere hablar. Y desea que lo escuchemos.
¿Sabías que la frase: “No tengas miedo” está escrita 365 veces en la Biblia? Una vez para cada día del año. La primera vez que lo leí, quedé impactado. ¡Cuánto nos ama Dios!
Él quiere que vayamos por la vida sin miedos, a salvo de los temores que provienen de la incertidumbre y la desconfianza.
Cuando tus fuerzas no bastan
Hay un salmo en particular, el 121, que he rezado a los largo de mi vida, cuando me encuentro en un momento de dificultad y no encuentro la salida.
De pronto las cosas van mal, todo se pone peor y a pesar que tratas y te esfuerzas, no logras resolver el problema. ¿Te ha pasado? A mí me ocurre cada cierto tiempo.
Enfrento problemas que no esperaba, para los que no estaba preparado. He notado que por mis fuerzas nunca he podido resolverlos. Reconozco mi debilidad, y acudo a Dios. Le recuerdo:
Eres mi padre
Y Él se hace presente. Es como si me dijera: “Aquí estoy Claudio, contigo, donde siempre he estado”.
En esos momentos me digo: “Dios siempre ha cuidado de mí. No tengo motivos para temer”. Y rezo con fervor, sabiendo que Dios no me abandonará.
Una oración que da paz
“Dirijo la mirada hacia los montes:
¿de dónde me llegará ayuda?
Mi socorro me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No deja que tu pie dé un paso en falso,
no duerme tu guardián;
jamás lo rinde el sueño o cabecea el guardián de Israel.
El Señor es tu guardián y tu sombra,
el Señor está a tu diestra.
Durante el día el sol no te maltratará,
ni la luna de noche.
Te preserva el Señor de todo mal,
él guarda tu alma.
Él te guarda al salir y al regresar,
ahora y para siempre.”
Cuando termino, he recuperado la paz y serenidad y soy capaz de enfrentar el problema con una mirada distinta, más seguro, con la certeza que Dios camina a mi lado.
¡Ánimo! Confía en Dios. Él NUNCA te defraudará.
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