Falleció uno de los más destacados periodistas de todos los tiempos, probablemente el mejor entrevistador televisivoLarry King, de nacimiento Lawrence Harvey Zeiger, falleció este 23 de enero en Los Ángeles, víctima del COVID. Tenía 87 años. Se trata de uno de los más prestigiosos entrevistadores de todos los tiempos, ícono de los talk shows, periodista de la pregunta justa en todo momento.
Del Dalai Lama a Marlon Brando, pasando por George Bush, Vladimir Putin, Hugo Chávez, Paul McCartney, entre decenas de miles de personalidades, especialistas, y anónimos, fueron entrevistados por King a lo largo de su extensa y prestigiosa carrera. Pero un líder mundial le quedó pendiente. Y él mismo había expresado que era uno de sus últimos deseos: entrevistar al Papa Francisco. Lo hizo en 2015 en una entrevista a The Times.
Además de a Francisco, le hubiese encantado entrevistar a Juan Pablo II. Se lo había dicho a Bill Donohue, presidente de la Catholic League, uno de los habituales invitados católicos a las conversaciones y programas de King, como Donohue reconoce en una reseña publicada por estas horas.
Respeto a los credos y religiones
Durante su carrera, King tuvo otras destacadas referencias a los Papas, pese a su reconocido agnosticismo y su rol de entrevistador, que en pocas ocasiones le permitía expresar abiertamente su opinión. Nacido en una familia judía, la muerte prematura de su padre, relató, lo alejó de su fe. Pero en sus programas se mostró siempre respetuoso de los credos y las religiones, entre ellas la católica.
Ante el fallecimiento de Juan Pablo II y la elección de Benedicto XVI, condujo en CNN programas con decenas de convocados de todo el mundo, analistas, sacerdotes, religiosas, ministros de otras religiones, en los que presentó el perfil de los Papas con sumo respeto. Aunque evitaba opinar de manera explícita, en las preguntas dejó traslucir en aquella ocasión una profunda admiración por Juan Pablo II, por su notable fe y su extraordinaria vida, por ser un hombre justo, como sugirió entrevistando al rabino Arthur Schneier; uno de los 36 hombres justos. Para un hombre de tradición judía como King, no es poca cosa.
Entre la inocencia y la agudeza
King entrevistaba desde sus inicios en los medios de comunicación. Entre sus primeras tareas, estaban ir a comercios y a la calle a entrevistar a quien quiera ser entrevistado. Lo que no sabía, lo improvisaba, lo preguntaba. Pero nunca se quedaba sin preguntar.
En una ocasión, a los 23 años, preguntó a un sacerdote católico cuántos hijos tenía; no desde la ironía, sino desde el desconocimiento del celibato. Decía que no preparaba demasiado sus entrevistas, y que el secreto de su éxito era “ser tonto”. Pero cuando el deber llamaba, no era ningún tonto.
Algo valioso para compartir
En 2009, entrevistó a Hugo Chávez, al que interrogó con absoluto conocimiento de la geopolítica contemporánea y sin guardarse preguntas filosas, pero a la vez sencillez para que el americano medio comprenda y que su entrevistado no se vaya en plena entrevista. Pregunta tras pregunta, con efímeros comentarios, logró salir airoso del diálogo con un mandatario cuya retórica envolvía a cualquiera.
Pero independientemente de las personalidades, King entrevistaba y conversaba con quien sea tenía algo valioso para compartir. Y en esa dinámica, particularmente cuando de tratar un tema de espiritualidad o de fe se trataba, dio siempre respetuoso lugar a referentes de la Iglesia Católica, de lugares heterogéneos, tanto de la jerarquía como laicos.
Y en una ocasión, en las vísperas del deceso de Juan Pablo II, cuando el desenlace era inminente, convocó al actor James Caviezel a quien preguntó sobre su encuentro con el Pontífice
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Pero tras oír su relato, fiel a su estilo en el que iba de lo general a lo particular para tocar lo justo y necesario el corazón de sus entrevistados, King interrogó a Caviezel: “¿Alguna vez dudaste de tu fe?”.
Hombre llano con capacidad de dialogar con todos estableciendo puentes, siendo incisivo, pero a la vez amable, Larry King entrevistó a casi todos los que quiso. Le quedaron dos Papas. Hubiese sido imperdible.