El buen amor jamás se acaba. La fatiga y las preocupaciones por sacar adelante a la familia afecta a la vida matrimonial pero nunca alterarán el verdadero amor que une a los esposos para siempre
En consultorio he recibido testimonios de esposos para los que la chispa de la pasión inicial no logra encenderse en medio del agotamiento por sacar económicamente adelante la familia, problemas con la educación de los hijos, enfermedades, sus propias reacciones temperamentales y demás claroscuros de la vida.
El enamoramiento del que partieron no ha escalado a un amor más maduro, por lo que, confundiendo el buen amor con la pasión de amor, concluyen que ya no se aman o se aman menos.
Lo cierto es que están en el momento de aprender a amar más.
Cómo aprender a amar
A ellos les propongo comparar el amor conyugal con un avión construido para volar con dos motores, uno principal y otro secundario, necesarios ambos tanto para despegar como para volar aun en medio de las turbulencias.
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