La vida es como una carrera de relevos en la que aceptamos el testigo de aquellos que pasaron antes que nosotros. Hacemos nuestro mejor esfuerzo y luego intentamos pasarlo a otros. Así es como vamos aprendiendo para hacer un verdadero aporte a la carrera.
En el libro Pasar el testigo: filiación y paternidad en la sociedad contemporánea, los autores alertan sobre el peligro con el que vivimos actualmente al estar inmersos en un presentismo constante que nos hace olvidar de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Esto nos predispone a ser más individualistas y menos conscientes de que somos parte de un “nosotros” que comienza con la familia.
No es sorprendente que en una cultura obsesionada con lo inmediato y con una economía del tiempo o de la atención, nos hayamos olvidado un poco de estas cosas tan importantes.
La realidad es que existe un antes y un después que se expande más allá del lapso de nuestras vidas.
De hecho, formamos parte de una cadena que antecesores y sucesores que están presentes en muchas de las decisiones que tomamos hoy. Hay un pasado que hemos vivido y un futuro que viviremos.
Considerar a las otras generaciones nos ayuda a humanizarnos y en definitiva a vivir mejor. Pensar en la vida como algo perdurable cuando se entrega a los demás nos hace conscientes de que somos parte de un proyecto más grande.
¿Qué podemos recoger hoy de los que están detrás nuestro y qué queremos pasarle a los que vendrán después?
Hay una dimensión vertical que se construye en torno a la familia a la que pertenecemos, a una comunidad, a una lengua, a una religión, a un vecindario, a unos gustos concretos.
La suma de todo esto nos lleva a ser distintos y a reconocer que, así como nosotros, hay personas que tienen su propio “nosotros” y cada uno debe de respetarse.
Familiarizarnos con nuestro legado no solo nos ayuda a conocernos mejor, sino también a informar y mitigar el riesgo de aquello que atenta contra el bienestar de futuras generaciones.
Cada historia arroja lecciones invaluables que podemos atesorar y usar para un bien mayor en el que podamos encontrar puntos de encuentro.
Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia. Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.
20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).
Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.