Desde la isla, un repaso por aquellas vivencias que dejaron huella en un año lleno de signos de estos tiempos
El reporte digital Vida Cristiana en Cuba –órgano de divulgación jesuita- viene registrando los momentos que escribieron la historia de la Iglesia cubana durante el año que se va.
Hubo momentos muy significativos dentro de la dinámica eclesial que representaron hitos a todo lo largo de un año que ofreció alegrías y también generó muchas tristezas.
La pandemia fue una de las más graves circunstancias que, como el resto del mundo, atravesaron con el acompañamiento de la Iglesia católica que supo dar apoyo y asistencia a los más vulnerables.
La misa llegó a la TV en 2020
El breve pero conciso recuento nos lo ofrece Julio Pernús, desde La Habana, laico y periodista, quien enumeró los hechos más relevantes.
Sin lugar a dudas, uno de los momentos más importantes del 2020 para la Iglesia, fue la transmisión semanal, durante varios domingos, de misas por la TV cubana. Esto sucedió en medio de la etapa más dura del confinamiento por la pandemia.
“Los católicos cubanos –dice- lo agradecemos mucho, pues es la primera vez en nuestra historia contemporánea que, como Iglesia y de forma cotidiana, pudimos disfrutar de la eucaristía dominical por nuestros medios nacionales”.
Es necesario recordar que se realizó incluso una campaña comunicativa de forma espontánea con la etiqueta #misaXTV.
En este mismo grupo de transmisiones televisivas hay que destacar las compartidas desde el Vaticano y algunas celebraciones vinculadas a fechas de importancia para los católicos como la Semana Santa, la fiesta de la Virgen de la Caridad y la Navidad.
También las alocuciones diocesanas desde las radios provinciales han tenido una gran acogida por todo el pueblo”.
Igualmente, lamentan los fallecimientos de varios sacerdotes “que han sido historia viva de nuestra Iglesia”. Ellos son: los padres jesuitas Oscar Herrera y Jorge Cela, el sacerdote salesiano Bruno Roccaro y el sacerdote franciscano Frank Dumois.
Mensajes pastorales de la Iglesia en Cuba
Siguen relatando que en el firmamento eclesial cubano panorama han brillado el Mensaje de Navidad al Pueblo de Cuba emitido por la Conferencia Episcopal del país cuyo contenido recogió varios de los anhelos y preocupaciones más importantes del pueblo en la situación actual.
Y también los mensajes pastorales de la Confederación Cubana de Religiosos y Religiosas (CONCUR), que han sido palabras de aliento y acompañamiento en los momentos más duros del 2020.
Igualmente, conmemoraron los 5 años de la visita del papa Francisco a la Isla (del 20 al 22 de septiembre del 2015), lo cual fue reseñado a través de los medios de comunicación, al punto de que originó una entrevista al nuncio en La Habana.
Pernús llamó la atención sobre dos hechos sin mucha repercusión pero no por ello carentes de importancia: el Plan Pastoral Por el Camino de Emaús y el diálogo común de cada una de las diócesis por estos días con respecto al modo de proceder eclesial que se adoptará a partir del 1 de enero, día inicial del nuevo programa económico que se propone llevar adelante el país.
“Ante la crisis, no perder la esperanza”
Sobre este tema, el primado de Cuba, Dionisio García Ibáñez, arzobispo de Santiago de Cuba, quien cada domingo predica desde la legendaria basílica del Cobre dedicada a la Patrona de todos los cubanos, la Virgen de la Caridad, se expresó en estos términos en su mensaje de Navidad:
“Ante la crisis, no perder la esperanza”, en un contexto en que habló de la difícil situación de escasez y carestía como consecuencia de la pandemia de Covid-19 y de la natural “confusión e incertidumbre” provocada por los profundos cambios económicos anunciados por el gobierno para 2021. Reformas que, en su criterio, son de una tal “magnitud e incidencia” que ya tienen y tendrán consecuencias en el futuro de la vida de cada persona, familia y el país en general.
Ante el desasosiego que se ha apoderado de la población, el más elevado desde mucho tiempo atrás, instó al régimen a desplegar una fuerte campaña de información por parte del gobierno a través de los medios de comunicación para explicar a la población la naturaleza y alcance de los mismos.
“Los cristianos –agregó- somos hombres y mujeres de esperanza” –dijo el prelado y agregó que “la fe nos da confianza en Dios, nos fortalece, nos impulsa a la lucha y al esfuerzo, a tomar la rienda de nuestras vidas en nuestras manos, a no esperar de los demás lo que nosotros seamos capaces de hacer”.
La “insurgencia” de los púlpitos
A ello agregamos las señales registradas por nosotros, comunicadores que observamos al detalle la evolución de la Iglesia en Cuba, puesto que, por razones obvias, lo que ocurre en ese país interesa especialmente a los católicos venezolanos.
De mucho impacto ha resultado la “insurgencia” de algunos sacerdotes cubanos quienes, desde los púlpitos de sus parroquias, han sido voz y sentimiento de sus comunidades.
Ellos han reflejado, a través de sus valientes señalamientos, lo que pasa por las cabezas y anima los espíritus del pueblo cubano. Han sido enfáticos al poner los puntos sobre las íes.
La Conferencia Cubana de Religiosos y Religiosas (Concur) denunció en julio la “injusticia” que a su juicio representa el que los cubanos reciban sus salarios en pesos y tengan que comprar en dólares los productos de primera necesidad.
“Que el pueblo tenga acceso real a los alimentos. Nos quejamos de las colas y esa queja a muchos les molesta, pero también me pregunto, ¿si a todos les llegaran, si el abastecimiento fuera real, nuestro pueblo tendría que hacer colas interminables?, ¿o las hacen porque les gusta? Claro que no”, escribió en una carta abierta la hermana Nadieska Almeida Miguel, una Hija de la Caridad que actualmente preside la Concur.
Todavía miedo
El padre Alberto Reyes, quien sirve en Camagüey, en el centro de Cuba, publicó una crónica en la que habló del miedo al régimen y la situación que viven en la isla.
“Cuba es una cárcel grande donde, si te portas mal, te meten en otra más pequeña. Y como cárcel al fin, nos sentimos controlados”.
En octubre, trepidó en las redes sociales la declaración de otro párroco cubano en una homilía dentro de la isla, recordando aquello de “al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios”. Y más recientemente, uno más recordó al gobierno que “las calles son de todos”.
Finalmente, el año cierra con una de las sacudidas más significativas del año: el Movimiento San Isidro, que nucleó a intelectuales y artistas demandando libertad y democracia para Cuba.
La presencia de la iglesia y sus religiosos fue determinante, no sólo para visibilizar lo ocurrido, sino para dar acompañamiento a los huelguistas que protestaban por mejores condiciones de vida y dignidad para la persona humana.
Y ello hasta el punto de que una religiosa que intentó acercarse al grupo fue tajantemente rechazada y amenazada.
Te puede interesar:
El Movimiento San Isidro: ¿principio de una primavera en Cuba?
La fe es clave
Todo esto ha hecho correr comentarios en las redes sociales donde los cubanos reconocen que “la fe en Dios es clave en la liberación de Cuba” y hasta recuerdan que “por eso FIDEL tenía la correa apretada a las iglesias, porque sabía que un estallido social podía empezar por la religión”.
Palabras más, palabras menos, toda esta agitación y este movimiento de avance –aunque no se perciba ahora en su real magnitud- es derivación directa o indirecta de las gestiones del papa Francisco que animó a Estados Unidos y Cuba a acercarse en lo que se conoció para la historia reciente como “el deshielo”.
Y no se trata de un descongelamiento climático sino de cambios imperceptibles pero que explican el hecho de que en Cuba hoy sucedan hechos que hace apenas pocos años eran impensables.
Por ejemplo, que un sacerdote haga estallar un púlpito con sus verdades y no termine en una mazmorra o en un paredón de fusilamiento.
Falta camino por recorrer, faltan tristezas y alegrías y faltan gestos más contundentes. Pero, la Iglesia camina con la gente y, como decía el poeta, “se hace camino al andar”.-