El día de la Navidad es un día vivido especialmente por los niños con mucha ilusión. Santa sale a repartir regalos en muchos lugares del mundo. Se reciban por la noche o por la mañana, los regalos ocupan un lugar importante porque la Navidad es una fiesta que alienta a vivir generosamente: a dar y compartir, a ser compasivos y a repartir muestras de amor durante este tiempo especial.
La figura de Santa Claus o San Nicolás tiene su origen en el santo Nicolás de Bari, un obispo muy generoso que vivió en el siglo IV y que por haber ayudado a los niños hoy es considerado el santo patrón de los regalos. La entrega de los regalos es una tradición que se celebra en todo el mundo como resultado de sus buenas obras.
Y es que los obsequios que se reciben en el día de la Navidad no son como los regalos que se reciben en cualquier otro momento del año. Estos contienen una esencia espiritual muy particular. Son actos de generosidad y entrega que están destinados a ser compartidos entre todos en todo el mundo.
Sabemos que la generosidad es algo bueno y en Navidad toma especial protagonismo. De hecho, en medio de una pandemia global, la generosidad se ha convertido en algo más que una ayuda económica: hoy es una forma de vida. La generosidad es una expresión de compasión y bondad con la que la gente se ha apoyado mutuamente para seguir adelante.
Esta simple entrega nos ayuda a crear un enfoque sobre el espíritu de la Navidad que nos mueve a seguir el ejemplo del verdadero Santa, a ser parte de esa alegría para los que nos rodean. Nos impulsa a vivir este tiempo especial de regalos y dones teniendo un corazón generoso como el de este santo.
Todos estamos necesitados de generosidad
La generosidad surge de un deseo altruista de hacerle un bien al otro y esto puede expresarse de muchas formas. En todas ellas significa pensar en las necesidades de los demás, incluso en ellas antes que en las propias. La Navidad nos invita a pensar en los que menos tienen y hacer un aporte para ellos.
Si hay algo que se ha demostrado desde que se ha declarado la pandemia de COVID-19, es que muchas historias han inspirado a revelar el lado positivo de los actos generosos. La crisis ha desencadenado muchas dificultades, pero también ha provocado una generosidad extraordinaria a través de personas y organizaciones que se ayudan unos a otros.
Hay muchas formas de ser generosos
Si bien una donación material es un acto de bondad y compasión, y debe celebrarse como tal, el dinero es un medio más que permite que la generosidad tome una forma concreta, pero no es la única. La generosidad puede y debe extenderse más allá de las cosas materiales porque la caridad no tiene límites. ¿Somos generosos con nuestro tiempo y talentos? ¿Qué compartimos de nosotros mismos con los demás?
Un acto generoso puede ser algo más profundo como compartir una buena noticia. En este sentido, la evangelización es vivir la generosidad porque busca compartir la Palabra de Dios con los demás. También puede tomar la forma de vigilar nuestras palabras y lo que decimos. ¿Necesitamos compartir esa historia sobre alguien? ¿No sería más generoso no comentar nada si no hay una buena razón para comunicarla?
Hasta dónde llega nuestra generosidad
Las personas que son generosas en espíritu son las que están dispuestas a apreciar a aquellos con quienes tal vez ni siquiera estén de acuerdo en algunos temas o prácticamente conozcan. En una época de crisis es probable que muchas personas puedan estar necesitando una palabra de aliento o agradecimiento, el don de ser escuchado o simplemente ser comprendido.
¿Hay alguien en tu familia o en tu barrio que necesite que seas generoso en tu amor en este momento?¿Qué persona necesita una dosis de cuidado, ayuda o escucha con un proyecto o con una tarea?. Piensa en algo que puedas hacer por alguien de quien hayas oído que tiene alguna dificultad o una enfermedad y pídele a San Nicolás, el verdadero Santa, que interceda para preparar y hacer tu mejor regalo generoso esta Navidad.
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