También considerada la “Virgen del Río”, esta imagen había desaparecido luego del impacto de un huracán, pero gracias a otro fue recuperada
A mediados del mes de julio de 2020, el huracán “Hanna”, ya convertido en tormenta tropical, provocó intensas lluvias e inundaciones en la ciudad de Monterrey, en el norteño Estado de Nuevo León (México).
Los daños de “Hanna” fueron moderados. Sin embargo, esta tormenta tropical trajo una gran alegría. Será recordada para siempre como la que “descubrió”, en el lecho pedregoso del Río Santa Catarina, una escultura metálica inmensa de la Virgen de Guadalupe.
A la orilla del río, bendita por san Juan Pablo II
Diez años antes, el 1 de julio de 2010, otro huracán convertido en tormenta tropical aunque con vientos muy fuertes, “Alex”, había derribado la imagen de acero. Se trataba de la Virgen de Guadalupe que bendijo San Juan Pablo II. Esto durante una misa celebrada a la orilla del lecho del Santa Catarina, el 10 de mayo de 1990.
El encuentro de la estructura de acero, magullada pero completa, a 200 metros de donde había sido colocada originalmente, fue tomado como un milagro por los devotos guadalupanos habitantes de Monterrey, confinados y duramente golpeados por la pandemia del coronavirus.
Y ése milagro ha vuelto esta semana –previo a la celebración de la fiesta nacional de México, la de la Virgen de Guadalupe—a ocupar el lugar donde la bendijo san Juan Pablo II, cuando visitó, por segunda ocasión a Monterrey.
Se daba por irrecuperable
Tan se la daba por perdida, quizá hecha pedazos por la fuerza del viento y el arrastre de un río que, ordinariamente está seco, que un grupo de fieles y de donadores hicieron una réplica que colocaron el 12 de diciembre de 2010. Estp como remplazo a la orilla del lecho del río Santa Catarina.
Al pasar “Hanna” y retirarse las aguas del río, un grupo de personas que lo cruzaron a pie el 26 de julio pasado, vieron surgir de entre las piedras parte de la imagen. Dieron aviso y trabajadores de la Secretaría de Servicios Públicos de Monterrey la rescataron con todo el cuidado del mundo.
La escultura –de diez toneladas de peso y doce metros de altura– fue enviada a una empresa acerera en donde se trabajó en su restauración. La madrugada del miércoles, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y Vialidad realizaron cierres viales. Sucedió durante más de diez horas para realizar los trabajos de reinstalación.
De vuelta a casa
Se impidió el paso vial en puntos como el carril exprés de la avenida Constitución a la altura del Obispado y el carril de contraflujo de Constitución a Venustiano Carranza. Las labores culminaron al amanecer de ayer jueves, y la Virgen estará de nuevo cuidando a sus devotos desde hoy viernes.
Otro “milagro”, porque, como en buena parte de México, los santuarios guadalupanos y la mayor parte de los templos, comenzando por la Basílica de Guadalupe, cerrarán sus puertas el 11, 12 y 13 de diciembre para evitar peregrinación y contagios de las multitudes que van a ver a la patrona cada 12 de diciembre.
Y con la escultura de la Virgen de Guadalupe, bendita por quien tanto la amo, san Juan Pablo II, los regiomontanos, seguramente, se sentirán de nuevo arropados por su amor maternal y por la misma ternura que ha ofrecido a esta nación desde hace 489 años.
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