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Argentina: La Pandemia y el compromiso por el sostenimiento de la Iglesia

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Esteban Pittaro - publicado el 02/12/20
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Nos duele no poder celebrar en comunidad. Pero en este dolor, nace la oportunidad de crecer en conocimiento y compromiso con el sostenimiento de nuestra Iglesia. En la Argentina, como en una parte importante del mundo, el sostenimiento de la vida parroquial, de la vida eclesial, depende de las colectas en las Misas. Sin Misas presenciales, la Iglesia ha explorado con mucha creatividad distintas alternativas que terminaron convocando incluso a quienes no participaban activamente de su vida.

En la Argentina, este período coincidió providencialmente con el lanzamiento del Programa FE, programa que tiene como finalidad generar los recursos propios para sostener la labor de la Iglesia en todo el país, reemplazando los aportes recibidos del Estado para las parroquias de frontera, los seminarios y las asignaciones de los Obispos.

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Herramientas para la colaboración

El padre Máximo Jurcinovic, vocero de la Conferencia Episcopal Argentina, explicó que esta renuncia progresiva impulsada por la propia Iglesia “se inició sobre todo por una necesidad de la Iglesia de fortalecer el sostenimiento de su propia vida, a través de sus propios fieles”. Con FE han procurado dar a los fieles más herramientas para que puedan colaborar con la misión de la Iglesia, incluso con sus propias comunidades, con la posibilidad de hacer llegar mediante una navegación en internet la donación a cada parroquia, por más recóndita que sea.

Pero, como explica el padre Jurcinovic, no se trata solo de sostener. “Este proceso progresivo tiene la misión de hacer crecer la responsabilidad y el compromiso de los fieles por el sostenimiento de sus pastores, por la formación de los seminaristas, y en especial por el sostenimiento de la acción de la Iglesia en los lugares más pobres: eso significa parroquias de fronteras, parroquias que están ubicadas en zonas de mucha complejidad, en regiones de difícil acceso, a las que se ayuda con espíritu de comunión para poder vivir este camino de unión tanto espiritual como en los bienes, unidad que es propia de la vida de la Iglesia”, explica.



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Con templos cerrados…¿cómo hacer?

En diálogo con el padre Máximo exploramos cómo la Pandemia interpeló a la creatividad e hizo que surgieran algunos frutos de solidaridad y compromiso inesperados.

Con la llegada de la Pandemia, y las restricciones que todos vivimos, también se impuso la imposibilidad de recaudación por las colectas, tan importante para el sostenimiento de sacerdotes y la pastoral. No obstante, la Iglesia intensificó su labor en muchas áreas… ¿Cómo fue la reacción de los fieles con la posibilidad de explorar nuevas formas de acercar colaboración?

Uno de los problemas fue que las parroquias comenzaron a pensar en el tema de la sustentabilidad. La gran mayoría de las parroquias argentinas, el mayor compromiso para su sostenimiento se da en lo que llamamos la colecta de la Misa, pasar la canasta. Eso fue una preocupación muy importante. Pero ante esto, hay que destacar dos cosas. Por un lado, la creatividad de la Iglesia para crear nuevas instancias.

Rápidamente la Iglesia se puso en contacto con quienes frecuentan las tecnologías y modos de pago virtual para poder mantener la posibilidad de que la gente colabore. Y aparecieron muchas alternativas mediante billeteras virtuales, códigos de pago virtuales, transferencias, todos modos para seguir colaborando pese a no poder concurrir a las celebraciones de manera presencial. Y colaborar no solo durante la transmisión de las Misas, sino en todo momento.

En segundo lugar, la reacción de los fieles ha sido muy muy buena. Ha sido de poder tratar de favorecer siempre el sostenimiento de la Iglesia. Y en muchos lugares han penetrado estas formas tecnológicas, pero también se ha visto gente que podía circular y quizá pasaba a buscar el dinero ofrecido. Todo hizo que la gente, el pueblo, pudiera colaborar mucho mejor, y más.

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Ejemplos concretos de solidaridad

¿Hay algún ejemplo concreto de que verdaderamente la solidaridad se haya incrementado?

Hay un ejemplo muy concreto y fuerte en la colecta nacional de Cáritas, totalmente realizada a través de medios digitales, en la que se pudo recaudar mucho más que el año pasado. La gente ha podido ser generosa y colaborar pese a que no podía asistir a las celebraciones.

En ese sentido, y con estos datos ¿sirvió la Pandemia para que todos tomemos conciencia de la necesidad de involucrarnos en el sostenimiento de nuestra Iglesia?

Sí. El tiempo de celebraciones no presenciales ha servido para darnos cuenta que la pertenencia a la comunidad no es solo porque estamos físicamente en ella, sino porque estamos unidos por la Fe. Y eso hizo que la gente se diera cuenta que había que involucrarse, aunque no pudiésemos encontrarnos, o no estar presentes.

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Las parroquias casas de caridad

Es muy difícil pensar que “no estar” nos haya involucrado… 

Para mucha gente, en especial los mayores, cuando se llega al templo se llega a un lugar que le pertenece: donde se casó, donde se bautizó a los hijos, donde se casaron los hijos, donde se recibieron los sacramentos. El lugar físico es una identificación muy grande, un símbolo muy fuerte de nuestra Fe. Mucha gente, aún sin estar físicamente, se dio cuenta que había que sostener la vida de nuestra Iglesia, el culto, los pasos que se iban dando, y en muchos casos, porque en muchos lugares de la Argentina, las parroquias son casas de caridad para los más pobres.

Por eso, como decíamos con la colecta de Cáritas, el pueblo en todo lo que fue la asistencia a los más pobres y el cuidado de los vulnerables, significó un “estar en la Iglesia”. No solamente en lo social, sino también acompañamiento a los adultos mayores, y muchas iniciativas que nacieron de la necesidad de tener una conciencia comunitaria y de involucrarnos en la vida de nuestra Iglesia a pesar de no estar de manera presencial.

La importancia del Programa FE

En este contexto, tras años de planificación, nació el Programa Fe. ¿En qué consiste?

El Programa FE nace del proyecto de la reforma económica de la Conferencia Episcopal Argentina, que tiene como finalidad generar los recursos propios para sostener la labor de la Iglesia en todo el país. El programa permite que toda persona física o jurídica pueda hacer una donación voluntaria vía web, y que esa donación llegue a su parroquia en cualquier lugar de la Argentina.

Todas esas donaciones nos permiten comprometernos con la misión de la iglesia, y no solamente los que estamos presentes en nuestras comunidades, sino también aquellos que valoran el aporte de la Iglesia en la sociedad argentina. Este programa tiene como objetivo vincular con la Iglesia, promoviendo el vínculo por ejemplo a través del conocimiento y del dialogo en las redes sociales.

La donación es la expresión de un vínculo, nos suele decir monseñor Guillermo Caride, obispo auxiliar de San Isidro y responsable de primer el programa. El programa Fe quiere trabajar ese vínculo para que sean muchos los que se comprometan con su generosidad en el sostenimiento de la vida de la iglesia.

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Muchos aún no conocen la labor de la Iglesia

¿Por qué el nombre FE?

La idea del programa es ir tejiendo una comunidad de los que quieren colaborar y comprometerse con el sostenimiento de la iglesia. La fe es aquello que nos hermana y ayuda a tejer este cuerpo. Este programa de financiamiento eclesial tiene como finalidad eso: tejer una red para que sean cada vez más los que quieran sostener la tarea de la iglesia a lo largo y ancho de la Argentina.

Han trabajado mucho estos meses en dar a conocer una Iglesia argentina que presenta realidades muy disimiles: desde la labor pastoral en comunidades indígenas del norte a la pastoral urbana de Buenos Aires. Pero siempre con algunos elementos comunes: compromiso por la educación, por la acción social… ¿Qué reacciones están teniendo?

Justamente una de las cosas que nos ha pasado es la enorme interacción con gente que quizá no concurre habitualmente a la Iglesia, que no se sentía parte de la iglesia. Esto nos pone de manifiesto que son muchos los que tienen que conocer todavía la tarea de la Iglesia. Y a pesar de no poder ir presencialmente al templo, o no tener una adhesión plena, valoran lo que hace la Iglesia, particularmente en su tarea pastoral que abarca tantos ámbitos: niñez, enfermos, adultos que están solos, ancianos, educación….

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Más comprometidos con la realidad

¿Termina siendo además de una acción que llama al compromiso una acción evangelizadora?

Estamos teniendo en el Programa una gran alegría al ver que muchos que no se sentían parte de la Iglesia se comprometen hasta con una donación porque lo que hace la Iglesia les parece bueno. Para nosotros, la labor de la Iglesia tiene que ver con esto: con comprometernos aún más con lo que pasa, con la realidad.

Estamos todos juntos en la misma barca, nos ha recordado mucho el Papa Francisco…

Sí. Y hemos tenido muchísimas cosas positivas cuando mostramos esto, por ejemplo, en la realidad de la pastoral de la salud, con los capellanes de hospitales, la gente que acompaña a los enfermos, todas esas cosas que trascienden el hecho religioso y se convierten en modelo de una sociedad que quiere vivir de manera, como dice el Papa, más comunitaria. Para que podamos realmente crecer y cambiar a partir de todo esto que estamos viviendo.

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