No se emplearon tejidos de fetos abortados en el desarrollo de estas vacunas. Emplean tecnología de ARNm, que no requiere ninguna célula Los activistas provida que vigilan cuidadosamente la carrera por el desarrollo de una vacuna contra el coronavirus tienen motivos para confiar. Pronto se aprobará una vacuna que no solo es efectiva, sino que está hecha sin emplear células de fetos abortados.
Las vacunas de Moderna y Pfizer “no son controvertidas éticamente”
El anuncio de la farmacéutica Moderna la semana pasada de que su vacuna contra el coronavirus tiene una efectividad del 94 % es la última noticia prometedora en el avance hacia el fin de la pandemia global.
A ese anuncio se le sumó, ayer, el informe de la farmacéutica Pfizer. Declara que su nueva vacuna tiene una efectividad del 95 %, aumentando la confianza en que haya una vacuna disponible, ya en diciembre incluso.
Suponiendo que ambas vacunas reciban la aprobación de la agencia estadounidense del Medicamento (FDA), los defensores provida no tendrán que enfrentarse a la elección entre cuál es de fabricación ética. A diferencia de otras vacunas en desarrollo, estas dos se realizaron sin el empleo de células fetales, es más, sin ninguna célula en absoluto.
El instituto provida Charlotte Lozier Institute, en una comparación de las vacunas en desarrollo, considera que las vacunas tanto de Pfizer como de Moderna “no son controvertidas éticamente”.
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La nueva tecnología de ARN no requiere ningún tipo de célula
Normalmente, una vacuna se desarrolla colocando un virus dentro de células. La vacuna del coronavirus que desarrollan la Universidad de Oxford y AstraZeneca se basa en líneas celulares de HEK-293; estas proceden de un bebé abortado en Países Bajos en la década de 1970.
Cuando la FDA las apruebe, las vacunas de Moderna y Pfizer serían las primeras vacunas en emplear tecnología de ARNm, que no requiere ninguna célula en absoluto.
Las vacunas se desarrollaron en tubos de ensayo empleando sustancias químicas (ARN) y una encima. Según el Consejo Americano de Ciencia y Salud (ACSH), esto crea moléculas de ARNm que luego pueden ser inyectadas en el cuerpo humano. La vacuna luego provoca que las propias células del individuo produzcan la proteína que estimula una respuesta inmune.