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“Fratelli Tutti”, el plan de paz del Papa Francisco

Pope Francis hugs two close friends Abraham Skorka and Omar Abboud – ar

© ALESSIA GIULIANI/CPP

Miriam Díez Bosch - publicado el 19/11/20

Fernando Sánchez Campos, rector de la Universidad Católica de Costa Rica, comenta con Aleteia la nueva encíclica sobre la fraternidad social.

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La nueva encíclica del Papa Francisco, “Fratelli Tutti”, constituye su plan de paz para este momento tan delicado que vive la humanidad, considera el rector de la Universidad Católica de Costa Rica (UCAT).

Fernando Sánchez Campos ha sido embajador de su país ante la Santa Sede, representante permanente ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación, elegido miembro de la Asamblea Legislativa de Costa Rica, en representación del Partido Liberación Nacional.

En esta entrevista, Sánchez Campos, quien es también vicepresidente de la Federación Internacional de Universidades Católicas, desgrana los puntos más importantes de la nueva encíclica papal.

– Empecemos por su opinión más personal. ¿Qué le ha parecido la lectura de “Fratelli Tutti”? ¿Qué es lo que más le ha sorprendido?

Llegué al numeral 287 lamentando no encontrar el 288, y con deseos de revisar mis notas y apuntes de inmediato. 

Estilo sencillo

En los diversos servicios que la Providencia me ha permitido desarrollar, sea como docente, consultor, diputado, embajador o rector, he tenido que leer y aprender de muchos textos. Pero ninguno había logrado, hasta ahora, interpelarme al unísono con respecto a cada uno de estos servicios.  

«Fratelli Tutti» ha venido a “democratizar” el lenguaje de la Santa Sede.

La nueva encíclica del Papa Francisco,“Fratelli Tutti” sobre la fraternidad y la amistad social, no solo logró esto; sino que lo hizo sin que sintiera ninguna contradicción o distanciamiento entre mi dimensión profesional y mi dimensión espiritual. 

Al contrario, con su estilo sencillo y directo —y algunas veces casi testimonial—, que de alguna forma ha venido a “democratizar” el lenguaje de la Santa Sede, el Santo Padre me condujo por caminos de reflexión “empedrados” en torno a problemas difíciles y polémicos que enfrenta hoy la humanidad, y que urgen solucionar, si de verdad queremos, como sociedad, propiciar el bien común y vivir en paz.   

Paz Mundial


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– ¿Qué busca realmente el Papa con esta encíclica?

Como de costumbre, el pontífice no se conforma con un acercamiento teórico en el que se enuncian los problemas y se ilumina sobre posibles respuestas de forma genérica.

Fiel a la Doctrina Social de la Iglesia—ciertamente, con “acento” latinoamericano—, el Santo Padre plantea también una guía práctica para resolverlos (para “concretizar la esperanza”). Y nos insta, desde nuestras distintas “trincheras” a colaborar en los procesos de solución, en los procesos de construcción de una real y duradera paz mundial.  

Hoja de ruta

Así, más allá de una encíclica, “Fratelli Tutti” se presenta como una “hoja de ruta”, como un verdadero “plan” para trabajar y alcanzar la paz mundial.  

“Una forma de vida con sabor a Evangelio”

De esta forma, inspirándose en San Francisco de Asís, para proponer “una forma de vida con sabor a Evangelio” («Fratelli Tutti», 1), esta nueva “joya” del Papa busca tener un impacto práctico. Pues tiene como objetivo que, “frente a diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en palabras” («Fratelli Tutti», 6).  

En esta tarea no deja fuera a nadie, sino más bien hace un llamado global, pues advierte que, “si bien escribí desde mis convicciones cristianas… he procurado hacerlo de tal manera que la reflexión se abra al diálogo con todas las personas de buena voluntad” («Fratelli Tutti», 6).  


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Plan de paz

– ¿En qué consiste este “plan de paz” del Papa Francisco, como usted lo ha bautizado?

El Papa comienza enunciando algunos de los principales problemas o “sombras” que se ciernen sobre el mundo hoy en día.  

El modelo del «buen samaritano”

Seguidamente, plantea, echando mano del “modelo del buen samaritano”, cual es la lógica que debe privar en nuestras relaciones humanas para superar estos problemas. E indica que es a partir de la implementación de la “caridad política” y del diálogo franco y abierto, del que no puede excluirse a nadie (incluyendo a los líderes religiosos), como lograremos verdaderamente propiciar el bien común y vivir así en paz.  

– ¿Cuál es su planteamiento y cuáles las recomendaciones concretas que ofrece el Papa en su “plan de paz”?

En primer lugar, no desconocer la historia, pues “cada generación ha de hacer suyas las luchas y logros de las generaciones pasadas y llevarlas a metas más altas aún” («Fratelli Tutti», 11).  Esto para combatir los efectos nocivos con fines claramente ideológicos de “la penetración cultural de una especie de ‘deconstruccionismo’, donde la libertad humana pretende construirlo todo desde cero” («Fratelli Tutti», 13).  La historia está para mejorarla, no para reinventarla.

No a la polarización

En segundo lugar, evitar la polarización social en el debate público, pues “en muchos países se utiliza el mecanismo político de exasperar, exacerbar y polarizar.  Por diversos caminos se niega a otros el derecho de existir y a opinar, y para ello se acude a la estrategia de ridiculizarlos, sospechar de ellos, cercarlos” («Fratelli Tutti», 15).  La polarización social desgasta a la democracia.

«La política es más noble que la apariencia»

En tercer lugar, no caer en la gestión política “de fachada”, sin contenido, en la que “La política ya no es así una discusión sana sobre proyectos a largo plazo para el desarrollo de todos y el bien común, sino solo recetas inmediatistas de marketing…” («Fratelli Tutti», 15).  Todo líder político debe saber que “la política es más noble que la apariencia… que distintas formas de maquillaje mediático” («Fratelli Tutti», 197).  Sin descuidar las formas, para convertirse, realmente, en la más alta forma de caridad, la política debe ocuparse con responsabilidad del fondo de los problemas sociales (cf «Fratelli Tutti», 180).

En cuarto lugar, evadir los efectos nocivos de una sociedad cada vez más globalizada y “virtualizada”, que “nos hace más cercanos, pero no más humanos” («Fratelli Tutti», 12).  “Hacen falta gestos físicos, expresiones del rostro, silencios, lenguaje corporal, y hasta el perfume, el temblor de las manos, el rubor, la transpiración, porque todo eso habla y forma parte de la comunicación humana” («Fratelli Tutti»,43). Su ausencia

“favorece la ebullición de formas insólitas de agresividad, de insultos, maltratos, descalificaciones, latigazos verbales hasta destrozar la figura del otro… La agresividad social encuentra en los dispositivos móviles y ordenadores un espacio de ampliación sin igual” («Fratelli Tutti», 44). 

“Nos hemos empachado de conexiones y hemos perdido el sabor de la fraternidad… Presos de la virtualidad hemos perdido el gusto y el sabor de la realidad” («Fratelli Tutti», 33).  Hay que hacer todos los esfuerzos posibles por humanizar nuestros procesos de comunicación social, así sean virtuales.

No al individualismo

Finalmente, propone el Papa Francisco vencer el individualismo y el egoísmo pues con la Pandemia del COVID-19, queda claro que “nadie se salva solo, que únicamente es posible salvarse juntos” («Fratelli Tutti», 32).  Ciertamente, el egoísmo está a la base de la mayoría de los males que padece nuestra sociedad.




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– Y, ¿qué recomendaciones deja el Papa para practicar la mejor política, lo que él llama la “caridad política”?

Francisco plantea, claramente, siete recomendaciones para los líderes que busquen practicar “la mejor política”.

“La mejor política”

En primer lugar, humanizar el servicio”.

“La solidaridad se expresa concretamente en el servicio… Servir significa cuidar a los más frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo.  El servicio siempre mira el rostro del hermano… Por eso nunca el servicio es ideológico, ya que no sirve a ideas, sino que sirve a personas” («Fratelli Tutti», 115).

En segundo lugar, “evitar el inmediatismo”.  No es de recibo responder

“a exigencias populares en orden a garantizarse votos o aprobación, pero sin avanzar en una tarea ardua y constante que genere a las personas los recursos para su propio desarrollo… Los planes asistenciales… solo deberían pensarse como respuestas pasajeras” («Fratelli Tutti», 161).

“Promover el trabajo”, es su tercera propuesta. 

“Hacer brotar las semillas que Dios ha puesto en cada uno, sus capacidades, su iniciativa, sus fuerzas.  Esa es la mejor ayuda para un pobre, el mejor camino hacia una existencia digna.  No existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo” («Fratelli Tutti», 162).

Emancipar la política de la economía

En cuarto lugar, nos invita a “Generar una política económica sana que impulse el desarrollo”

“Es imperiosa una política económica que favorezca la diversidad productiva y la creatividad empresarial, para que sea posible acrecentar los puestos de trabajo en lugar de reducirlos” («Fratelli Tutti», 168).

A continuación propone “emancipar la política de la economía y humanizarla”.

“La política no debe someterse a la economía y esta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia.  Necesitamos una política que piense con visión amplia, y que lleve adelante un replanteo integral, incorporando en un diálogo interdisciplinario los diversos aspectos de la crisis” («Fratelli Tutti», 177).

“No improvisar”, tomar decisiones responsables y prácticas para asegurar resultados (inclusive en el largo plazo), nos dice en sexto lugar.  Esto implica echar mano a

“las ciencias y su aporte insustituible para encontrar los caminos concretos y más seguros para obtener los resultados que se esperan.  Porque cuando está en juego el bien de los demás no bastan las buenas intenciones…” («Fratelli Tutti», 185). 

Inclusive, “una gran nobleza es ser capaz de desatar procesos cuyos frutos serán recogidos por otros, con la esperanza puesta en las fuerzas secretas del bien común que se siembra” («Fratelli Tutti», 196). 

Coherencia

Por último nos exhorta a “vivir de forma coherente.  Idealmente, “el político es un hacedor, un constructor con grandes objetivos, con mirada amplia, realista y pragmática…” («Fratelli Tutti», 188).  No obstante, “al mismo tiempo que desarrolla esta actividad incansable, todo político también es un ser humano.  Está llamado a vivir el amor en sus relaciones interpersonales cotidianas” («Fratelli Tutti», 193).  


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– La encíclica ofrece claves para el diálogo fecundo. ¿Cuáles son?

En los procesos de la construcción de la paz, el desarrollo de la caridad política necesita del diálogo.  El diálogo es la forma “más humana” de resolver los conflictos, que son normales en cualquier conglomerado social. 

En palabras del Santo Padre, “acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto, todo eso resume el verbo ‘dialogar’.  Para encontrarnos y ayudarnos mutuamente necesitamos dialogar” («Fratelli Tutti», 198).  “Entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, siempre hay una opción posible: el diálogo” («Fratelli Tutti», 199).  

“Procesos de encuentro” para propiciar la «paz social»

En este sentido, el Papa señala cuáles son las claves para sostener un diálogo fructuoso, que permita verdaderos “procesos de encuentro”, en los que, con paciencia, se logren “recoger e integrar las diferencias”, y propiciar una “real y sólida paz social” (cf. «Fratelli Tutti», 217). 

Fratelli Tutti y la política del diálogo

Específicamente, el Santo Padre propone siete claves. Se las enumero:

1. Paciencia y humildad para ceder, sobre todo en el caso de los gobernantes. 

“La caridad política se expresa también en la apertura a todos.  Principalmente aquel a quien le toca gobernar, está llamado a renuncias que hagan posible el encuentro, y busca la confluencia al menos en algunos temas.  Con renuncias y paciencia un gobernante puede ayudar a crear ese hermoso poliedro donde todos encuentran un lugar.  Es un intercambio de ofrendas en favor del bien común” («Fratelli Tutti», 190)…,“aceptar la posibilidad de ceder algo por el bien común” («Fratelli Tutti», 221).  Quienes propicien el diálogo en estos términos, según el Santo Padre, serán “los héroes del futuro” (cf. «Fratelli Tutti», 202).

2. Comprender que las redes sociales no sustituyen el diálogo.

“Se suele confundir el diálogo con algo muy diferente: un febril intercambio de opiniones en las redes sociales, muchas veces orientado por información mediática no siempre confiable.  Son monólogos que proceden paralelos, quizás imponiéndose a la atención de los demás por sus tonos altos o agresivos.  Pero los monólogos no comprometen a nadie…” («Fratelli Tutti», 200).

3. Evitar los ataques personales (ad hominem). 

“Suele cerrar las posibilidades de diálogo… la costumbre de descalificar rápidamente al adversario, aplicándole epítetos humillantes, en lugar de enfrentar un diálogo abierto y respetuoso, donde se busque alcanzar una síntesis superadora” («Fratelli Tutti», 201).

4. Respetar y valorar las opiniones y visiones del todas las partes. 

“El auténtico diálogo social supone la capacidad de respetar el punto de vista del otro aceptando la posibilidad de que encierre algunas convicciones o intereses legítimos” («Fratelli Tutti», 2013). 

Respeto

Más allá de las opiniones, este respeto debe reflejarse también a nivel cultural pues, “Con frecuencia las buenas propuestas no son asumidas por los sectores más empobrecidos porque se presentan con un ropaje cultural que no es el de ellos y con el que no pueden sentirse identificados.  Por consiguiente, un pacto social realista e inclusivo debe ser también un ‘pacto cultural’, que respete y asuma las diversas cosmovisiones, culturas o estilos de vida que coexisten en la sociedad” («Fratelli Tutti», 219).

5. Apostar por la multidisciplinariedad

“Hoy existe la convicción de que, además de los desarrollos científicos especializados, es necesaria la comunicación entre disciplinas, puesto que la realidad es una, aunque pueda ser abordada desde distintas perspectivas y con diferentes metodologías” («Fratelli Tutti», 204).  Proceder de esta manera permite, “conocer la realidad de manera más íntegra y plena” (cf. «Fratelli Tutti», 204).

Amabilidad

6. Recuperar la amabilidad, pues las formas importan (y en el caso de la política importan tanto como el fondo). 

“El cultivo de la amabilidad no es un detalle menor ni una actitud superficial o burguesa.  Puesto que supone valoración y respeto, cuando se hace cultura en una sociedad transfigura profundamente el estilo de vida, las relaciones sociales, el modo de debatir y de confrontar ideas.  Facilita la búsqueda de consensos y abre caminos donde la exasperación destruye todos los puentes” («Fratelli Tutti», 224).  Recuperar la amabilidad “implica decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan, en lugar de palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian” («Fratelli Tutti», 223).

7. Comprender que el objetivo último es propiciar la paz.  Cuando se opta por el diálogo para superar el conflicto social, los participantes deben comprender a plenitud la importancia de su rol, pues

“se necesitan artesanos de paz dispuestos a generar procesos de sanación y de reencuentro con ingenio y audacia” («Fratelli Tutti», 225).  Ellos deben tener claro que, “la inequidad y la falta de un desarrollo humano integral no permiten generar paz” («Fratelli Tutti», 235), y que la verdad, la justicia y la misericordia son esenciales para construirla (cf. «Fratelli Tutti», 227).

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¿Religión vs política?

– El papel de la religión en política es siempre complicado. ¿Cuáles son las razones para la participación de la religión en la iluminación de la caridad política y la facilitación del diálogo?

En palabras del Santo Padre, “las distintas religiones, a partir de la valoración de cada persona humana como criatura llamada a ser hijo o hija de Dios, ofrecen un aporte valioso para la construcción de la fraternidad y para la defensa de la justicia en la sociedad” («Fratelli Tutti», 271).   

Religiones y paz: «más que una opción; un deber»

Así, en la visión del pontífice, el concurso de los líderes religiosos en la iluminación de la “mejor política” y en la facilitación del diálogo que propicia la amistad social, más que una opción, es un deber. 

El deber del diálogo

En el caso de la Iglesia Católica esto es así por, al menos, cuatro razones.

Primero, porque su presencia ayuda a generar vínculos entre los creyentes de las distintas partes, más allá de sus intereses particulares.

“Los creyentes de las distintas religiones sabemos que hacer presente a Dios es un bien para nuestras sociedades.  Buscar a Dios con corazón sincero, siempre que no lo empañemos con nuestros intereses ideológicos o instrumentales, nos ayuda a reconocernos compañeros de camino, verdaderamente hermanos” («Fratelli Tutti», 274).

Segundo, porque tiene mucho que aportar

“Entre las causas más importantes de la crisis del mundo moderno están una conciencia humana anestesiada y un alejamiento de los valores religiosos… No puede admitirse que en el debate público solo tengan voz los poderosos y los científicos.  Debe haber un lugar para la reflexión que procede de un trasfondo religiosoque recoge siglos de experiencia y de sabiduría” («Fratelli Tutti», 275).

Tercero, porque es parte de su misión.

“Si bien la Iglesia respeta la autonomía de la política, no relega su propia misión al ámbito de lo privado.  Al contrario, no puede ni debe quedarse al margen en la construcción de un mundo mejor ni dejar de despertar las fuerzas espirituales que fecunden toda la vida en sociedad.  Es verdad que los ministros religiosos no deben hacer política partidaria, propia de los laicos, pero ni siquiera ellos pueden renunciar a la dimensión política de la existencia, que implica una constante atención al bien común y la preocupación por el desarrollo humano integral.  La Iglesia tiene un papel público que no se agota en sus actividades de asistencia y educación sino que procura la promoción del hombre y la fraternidad universal” («Fratelli Tutti», 276).

Bien común

Cuarto, porque tiene como interés primario la propiciación del bien común.  En palabras del Papa Francisco,

“Los líderes religiosos estamos llamados a ser auténticos “dialogantes”, a trabajar en la construcción de la paz no como intermediarios, sino como auténticos mediadores.  El mediador… es quien no se guarda nada para sí mismo, sino que se entrega generosamente, hasta consumirse, sabiendo que la única ganancia es la de la paz.  Cada uno de nosotros está llamado a ser un artesano de la paz, uniendo y no dividiendo, extinguiendo el odio y no conservándolo, abriendo las sendas del diálogo y no levantando nuevos muros. («Fratelli Tutti», 284).

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– ¿Qué mensaje le deja  a un político esta encíclica?

Las preguntas de evaluación de un político

Los líderes políticos deben comprender que, al ser evaluados por la historia y por su propia conciencia, “la pregunta no será: ‘¿Cuántos me aprobaron, cuántos me votaron, cuántos tuvieron una imagen positiva de mí?’  Las preguntas… serán: ¿Cuánto amor puse en mi trabajo? ¿En qué hice avanzar al pueblo? ¿Qué marca dejé en la vida de la sociedad? ¿Cuáles lazos reales construí? ¿Qué fuerzas positivas desaté? ¿Cuánta paz social sembré? ¿Qué provoqué en el lugar que se me encomendó? («Fratelli Tutti», 197). 




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